La Corporación Vitivinícola Argentina presentó su plan estratégico en Río Negro

La Corporación Vitivinícola Argentina -COVIAR- presentó en la bodega Canale, de General Roca, el Plan Estratégico vitivinícola 2020”. Este organismo está integrado por siete gobiernos provinciales, productores de pasas y uvas de mesa, y también a los más influyentes bodegueros del país y Río Negro ocupa un lugar en el directorio en la persona del director de Vitivinicultura provincial, Carlos Banacloy.

Previo a la presentación, las autoridades mantuvieron una reunión con los representantes de las principales jugueras de la región, con quienes se analizaron los avances de un proyecto de Ley que podría gravar con un impuesto especial a las bebidas sin alcohol, que no usen como endulzantes o saborizantes jugos naturales.

Se estima que, si avanza la nueva legislación, la industria vitivinícola se vería beneficiada en la creación de 8.800 nuevos puestos de trabajo –directos e indirectos- al incorporarse el mosto como endulzante natural.

Sobre las estrategias para hacer crecer el sector, la COVIAR tiene como punto de partida dos estudios de mercado (uno del 2005 y otro del 2015), que llevaron a propiciar la producción de vinos “que gusten y que sean diversos”, se explicó.

A la charla que se brindó en la bodega Canale de Roca, asistieron, además de Banacloy, la presidenta de la COVIAR Hilda Wilhelm; el gerente general, Carlos Fiochetta y Guillermo Olivetti, de la consultora “W?”.

Las encuestas arrojaron algunos datos muy significativos, como por ejemplo que sólo el 40% de los consumidores toma el vino puro, mientras que el 25% lo corta con soda, y el resto con hielo o algún jugo.

Respecto de Río Negro, Banacloy explicó que “acá se producen 7.000.000 de litros, y se consumen 14” y comentó que “hay falta de información entre los consumidores”. Adjudicó este cierto desconocimiento de la producción local a que “muchas bodegas son casi unipersonales, donde una persona hace desde enólogo hasta de tractorista, y se les hace imposible emprender acciones de marketing, o llevar su producción a Bariloche o a Las Grutas. Esa es la materia pendiente, que el Gobierno lleva adelante: hacer más visibles nuestros productos”.

Plan estratégico

El primer desafío es lograr que el vino no pierda espacios en la mesa de los argentinos, donde a contramano de las creencias generales, compite sobre todo con las aguas saborizadas en los almuerzos y con la cerveza en los encuentros sociales. Donde aún tiene una presencia preponderante, es en la cena familiar.

La Coviar, para hacer frente a estos desafíos cuenta con un presupuesto global de $150.000.000, de los cuales $48.000.000 vienen de los aportes de los 1.518 asociados de todo el país. De ese total, 90 de ellos, que son las grandes bodegas, aportan el 62% del presupuesto propio. Se trazó a comienzos de los 2000 una serie de objetivos macro, como quedarse con el 10% del mercado mundial de vinos y llegar a exportar en el 2020 por u$s 2.000.000.000.

“Veníamos muy bien hasta el 2010”, recordó Wilhelm, cuando tocaron los u$s 1.200.000.000. “Pero nos pincharon una rueda, por no decir las cuatro”, dijo en referencia a la pérdida de competitividad y la lógica pérdida de mercados en manos de otros jugadores más eficientes.

“Somos capaces de hacerlo de nuevo”, dijo la dirigente, ante un auditorio integrado por algunos bodegueros como Ricardo Tello, de San Sebastián, Guillermo Barzi (h), y Marcelo Miras, entre otros.

A la hora de repasar los estudios sobre el mercado del vino, se destaca que el 75% de la producción va a mercado interno. A pesar de eso, el discurso de la industria que “no llegaba a todos los consumidores”. Hoy, el 82% del consumo doméstico, corresponde a vinos por debajo de los 65 pesos. Y el 40% del mercado corresponde a Tetra Brik. Olivetti, de la consultora «W» describió con precisión el punto de partida a modificar: “hay que simplificar el discurso, porque había una sobresofisticación”.

Por más jugos naturales

Respecto de la reunión con los jugueros, la presidenta de la COVIAR indicó que “la idea es que se vuelvan a utilizar los jugos naturales, porque sería un beneficio no sólo para las economías regionales, sino que es algo saludable, y por lo tanto beneficiaria al productor”.

La industria de las aguas gaseosas tenía un impuesto que gravaba el uso de sustancias artificiales para endulzar o saborizar. Cuando se retiró ese tributo, fueron relegando los jugos naturales, como los concentrados de peras y manzanas, y el mosto de vino.

Luego de entrevistarse con los empresarios de la región, Whilhem adelantó que “hay que buscar un punto de equilibrio para ver a cuanto se subiría ese impuesto. Pensamos en los jugos para saborizar, como los de fruta. Y los jugos para edulcorar, como el concentrado de peras, manzanas y uvas”.

Aseguró que “hoy avanzó mucho en la composición (de las gaseosas, por ejemplo), el no uso de jugos naturales. Sentimos que eso ocasiona un perjuicio importante, porque hemos perdido un espacio y queremos participar en ese mercado”.