Bullrich lleva en su ADN la conquista del desierto
(Por Martín Díaz*).- Esteban Bullrich paseó esta semana por todas las tapas de los diarios regionales y nacionales tras haber afirmado en el marco de la inauguración de instalaciones de la Universidad Nacional de Río Negro que “…ésta es la Nueva Campaña al Desierto pero sin espadas, con educación”. Y tras un brevísimo debate si sus palabras las sacaron de contexto o si existió una mala interpretación, los vecinos Choelenses y rionegrinos llegaron a la conclusión que lo afirmó desde lo más profundo de sus convicciones ya que puso énfasis en su tono refundacional.
La indignación tardó poco en brotar y correr como agua por los rincones de esta hermosa tierra patagónica, sobre todo porque la metáfora resultó un insulto a originarios y coterráneos, y porque sus afirmaciones se pronunciaron apenas a tres mil metros del monumento erigido a la Campaña del Desierto.
No fue una mala interpretación, no fue algo extractado de contexto. Fue intencional, el ministro piensa que Ellos (los oligarcas, las familias patricias) son la civilización y nosotros somos el desierto (inferiores a conquistar). Lo piensa y lo dice de esta manera porque es una cuestión capilar, porque lo lleva en su ADN Bullrich. No debemos olvidar que el Ministro de Educación es Chozno de Adolfo Bullrich, quien nació en 1833, estudió en Alemania, se alistó en la Guardia Nacional y el 3 de abril de 1867, fundó Adolfo Bullrich y Cía., una casa de remates. En el solar que hoy ocupa el Patio Bullrich, entraban grandes tropas de vacunos y se vendían vastas tierras ganadas al indio durante la Campaña al Desierto. Julio Argentino Roca (su amigo) lo designaría intendente de la Ciudad de Buenos Aires en su segunda presidencia. Su amistad con Roca y su Campaña nos hacen comprender por qué los Bullrich se encuentran entre los grupos agropecuarios con más de veinte mil hectáreas en la Provincia de Buenos Aires y por qué Esteban Bullrich no vacila en reivindicar la Conquista del Desierto y en proyectar sobre el presente su arrasador sentido del a civilización.
La Conquista del Desierto fue un genocidio sin igual, constituye un hecho histórico traumático que aún late en las venas de nuestra Patagonia cuyas heridas son marcas permanentes a sortear en la evolución de nuestro legado. Que Esteban Bullrich haya utilizado esa frase aberrante, anteponiendo como blasón la educación universitaria, no hace más que profundizar y ensanchar grietas históricas entre el pueblo y la oligarquía gobernante, no hace otra cosa más que reverdecer polarizaciones soterradas como la de “Civilización o Barbarie”.
*Profesor.