¿Por qué perdemos mercados externos?
(Por Federico Vaccarezza-EPPA).- Durante los últimos años hemos venido asistiendo a la contracción de las exportaciones sudamericanas lo que genera presiones sobre la estructura macroeconómica de nuestros países, especialmente en la Argentina donde las divisas, siempre son un recurso escaso. Tal como expone el último informe del BID “Estimaciones de las tendencias comerciales en América Latina y el Caribe” las exportaciones de América Latina y el Caribe habían comenzado a caer de manera acelerada hacia finales del 2014 profundizándose en 2015 y mermando el ritmo en 2016.
Las exportaciones argentinas cayeron 2% en 2016 como resultado de una contracción en los precios del 7%, compensados parcialmente por un crecimiento de las cantidades de 5%. Ambas tendencias han tendido a suavizarse hacia finales de año. Las ventas externas se vieron afectadas principalmente por la fuerte reducción de las exportaciones de manufacturas al resto de Sudamérica (-15%), explicada en su mayor parte por los menores envíos de material de transporte a Brasil, su principal socio comercial, a raíz de la recesión que atraviesa este país. En contraste, las colocaciones en Estados Unidos, Asia (excl. China) y la Unión Europea crecieron 32%, 19% y 1%, respectivamente. China, por su parte, contribuyó a la retracción (-16%).
Las economías regionales sufrieron considerablemente. En la cuenca láctea santafesina las exportaciones de leche y nata concentrada pasaron de U$S 842 millones en 2015 a U$S 380 millones en 2016 (-54%); la Región Cuyana vio mermar sus exportaciones de vino de uvas frescas desde los U$S 840 millones en 2015 a U$S 790 millones y de Aceite de Oliva desde los U$S 116 millones a U$S 56 millones. Una caída del 49,2% en solo un año. En el sector patagónico Peras, Manzanas y Membrillos cayeron desde U$S 429 millones en 2015 a U$S 370 en 2016 (-13,6%).
Las exportaciones industriales cayeron dramáticamente. Automotores para el transporte de mercancías pasaron de los U$S 3.050 millones en 2015 a U$S 2.500 en 2016 (-18%) y automóviles para turismo y personas desde U$S 2.017 millones en 2015 a U$$ 1.500 millones (-25%).
Pero, quienes sintieron de lleno este derrumbe fueron las PyME industriales nacionales. Si lo vemos por algunos productos con mayor valor agregado como bombas de aire y compresores pasaron de exportar U$S 58 millones en 2015 a U$S 36 millones en 2016 (-37%); Artículos de grifería y órganos similares U$S 102 millones en 2015 a U$D 79 en 2016 (-21%); Muebles y sus partes desde U$S 18 millones a U$S 10 millones (-43%). Para las PyME el derrumbe del mercado interno y externo las pone en una verdadera encrucijada en las cual las políticas públicas harían la diferencia para revertir parcialmente la situación.
Políticas públicas y promoción de exportaciones
En nuestro país tradicionalmente la política de promoción de las exportaciones (a diferencia de otros países de la región) ha adolecido de una inmadurez institucional sin poder receptar las transformaciones en las políticas públicas que han aplicado otras economías. La promoción de exportaciones en Argentina está actualmente repartida en sus funciones entre cuatro ministerios nacionales diferentes (Relaciones Exteriores; Producción; Hacienda y Agroindustria) y entremezclado con fundaciones; cámaras de comercio e instituciones públicas y privadas de diversa índole. También los gobiernos provinciales tienen sus propios organismos sin mucha coordinación. No solo que la política pública esta fraccionada a diferentes niveles sino que además recibe un escasísimo presupuesto a cualquier escala.
Desde lo institucional, la recientemente creada Agencia Argentina de Promoción de Inversiones es nada más que un reciclaje de la otrora llamada “Fundación Exportar”, el Ministerio de Relaciones Exteriores, el Ministerio de Producción y una pléyade de cámaras diversas que van desde la UIA y CGERA a Cámaras Provinciales de Comercio Exterior. Su personal operativo, lo integran miembros de cámara privadas pagados por el Estado Nacional con salarios similares a los del cuerpo diplomático. No tiene presencia ni alcance territorial, sino acuerdos con otras cámaras de las provincias. Su impacto en la promoción externa de las PyME es nulo, insignificante. De por sí, antes de crearse esta super – agencia los resultados cuantitativos eran muy cuestionables pero por lo menos dependía, de un solo ministerio. No tiene alcance nacional propio y la mayoría de las PyME ni siquiera saben que esto existe lo que dentro de todo alivia la presión sobre el organismo compuesto por más o menos 200 funcionarios con oficinas en Puerto Madero.
El financiamiento exportador: Un gran ausente
Desde el Ministerio de Producción que encabeza Francisco Cabrera , durante 2016 se promocionó al denominado Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) como el eje de la Banca de Desarrollo Nacional según sus propias declaraciones para “Potenciar las fuentes de financiamiento para grandes proyectos PyME, atraer inversiones genuinas, y promocionar las exportaciones de los productos argentinos en el mundo”.
Una Banca de Desarrollo es un instrumento de política pública sumamente relevante para el desarrollo industrial. Estados Unidos; Brasil; Chile; Japón y China entre otros tienen poderosas instituciones para financiar la compra de equipamiento industrial y grandes proyectos de inversión para la industria.
Según lo que se desprende del último “Informe de Entidades Financieras” que publica el Banco Central de la República Argentina (BCRA) de un total de $ 1.052 mil millones, $ 998 mil millones corresponden al sector privado no financiero y dentro de este concepto solo, $ 4.439 millones son prestamos del BICE. El banco posee una cartera de créditos de un tamaño similar a la cartera crediticia del Banco de La Rioja para financiar a las PyME a nivel nacional en sus proyectos de expansión industrial.
Política comercial ¿Quo Vadis?
Si bien se han llevado adelante avances en diversos mecanismos para agilizar el comercio exterior la política comercial navega con un rumbo poco claro. Desde el Brexit británico y la victoria de Donald Trump en Estados Unidos se ha comenzado a avizorar un horizonte de fortalecimiento de los mecanismos de protección comercial a la industria y el trabajo en los países desarrollados. ¿Se cierra la época del liberalismo comercial triunfante? La Unión Europea, va en esta misma línea y el gobierno nacional le demuestra una ansiedad poco favorable en la mesa de negociaciones para cerrar acuerdos comerciales. Con respecto a China, hace poco su gobierno central paralizó la compra de aceite de soja de la Argentina en los últimos meses y en lo que va del año hubo una caída global de 97% de las exportaciones de ese producto al país asiático por un valor de aproximadamente U$D 3.500 millones anuales. Esto aunque es un golpe durísimo para la Argentina deja en claro la posición del gobierno chino de defender su industrialización y agregado de valor, hasta en el aceite de soja. Una lección de maestros, que a la actual gestión le cuesta entender.
Cambiar el eje de las políticas para alcanzar resultados comerciales
En un escenario complejo para las negociaciones comerciales internacionales, con caída del producto y el comercio mundial pretender crecer externamente con una estructura institucional débil, frágil, desordenada y con falta de coordinación e instrumentos es prácticamente una ilusión. Sin tener un organismo de grado y autoridad ministerial que aglutine en su conjunto la actividad del comercio como tienen otros países, sin un mecanismo de Promoción de Exportaciones con alcance y presencia territorial en las provincias y municipios; sin oficinas externas de comercio (en el mundo los países hace mucho que les retiraron las cuestiones de la promoción comercial a las embajadas) en las principales economías para promover la oferta exportable y sin un Banco de Desarrollo para financiar las exportaciones PyME que sea un poco mas solido que el 1% del total del sistema financiero lo único esperable es que nuestra participación en las exportaciones (principalmente en las industriales y PyME) sigan perdiendo oportunidades. No hace falta más liberalismo, hacen falta mejores políticas públicas.