Sobre el proceso de selección del Defensor del Pueblo en Bariloche
(Dra. Andrea Galaverna*).- La figura del Defensor/ra del Pueblo fue integrado al orden normativo argentino a través de la reforma constitucional de 1994.
El Defensor del Pueblo es un órgano independiente instituido en el ámbito del Congreso de la Nación, que actúa con plena autonomía funcional y sin recibir instrucciones de ninguna autoridad.
La ciudad de Bariloche cuenta con su Defensoría del Pueblo desde el año 2007. En su Ordenanza de creación se fijan los requisitos para el cargo, la modalidad de elección (mayoría especial) y se establece la realización de una audiencia pública para que candidatas y candidatos presenten un proyecto de trabajo para su eventual gestión.
Cuando me tocó competir por este cargo en 2013, a diferencia del presente, ningún medio había publicado el nombre de un ganador antes de la audiencia pública. Había 30 postulantes y todos debíamos atravesar el proceso de selección en igualdad de condiciones. Luego de la audiencia pública, quedamos tres candidatos. Y durante un buen tiempo la elección estuvo frenada porque había un virtual empate. En esa oportunidad llamaba mucho la atención lo devaluada que estaba la institución a ojos de los que detentan poder político. Sin duda el merito de este equipo de trabajo fue hacer apetecible este lugar para la puja de poderes, sin percibir que el rol del Defensor del Pueblo es aportar a la gobernabilidad transformando los conflictos que pudieran surgir entre gobernantes y gobernados.
Con estos gestos políticos se echa por tierra el concepto de independencia de la defensoría de los poderes políticos económicos y corporativos. Esto no es negar su raigambre política, la tiene porque ese es el instrumento de transformación junto con la perspectiva de los derechos y porque el pueblo es un sujeto político.
Vemos con preocupación que la prensa instale un seguro ganador cuando no se culminó el proceso de elección, sobre todo porque se quita absolutamente el valor a la audiencia pública, única instancia de participación de la ciudadanía. De ese modo se descalifica a los postulantes que sueñan con defender los derechos de su pueblo de las arbitrariedades del Estado.
Espero que el efecto que provoca la información anticipada en los medios, que desgraciadamente no creo sea teorización pura de un periodista, no desaliente a ningún competidor a presentarse en la audiencia pública. Invito a la ciudadanía a ir a escuchar los proyectos que cada uno de los candidatos y candidatas tenemos para la ciudad.
Quiero hacer también una reflexión, acerca de lo que significa la crisis de representatividad en las democracias del mundo, que no es otra que la falta de confianza por falta de transparencia , de rendición de cuentas, exacerbación de las asimetrías de poder, y la ausencia de códigos de buenas prácticas que enmarque comportamientos éticos de la praxis política.
Tenemos la certeza de haber hecho una buena gestión, y deseamos con todo nuestro corazón que esta institución siga construyendo ciudadanía, defendiendo a su pueblo de las carencias simbólicas y materiales del Estado.
Oportunamente impulsamos una reforma para democratizar la elección del titular de la institución, como ocurre en muchos países y provincias argentinas. No fue ni siquiera discutida la propuesta, en ninguna gestión. Tengo el convencimiento que una buena gestión sólo la valorará el destinatario -el ciudadano, la ciudadana- y no las mayorías circunstanciales.
Como nos ha enseñado el politólogo italiano Norberto Bobbio: “El respeto de las reglas es fundamento de legitimidad pues el procedimiento no es cuestión adjetiva, sino sustancial. Sólo las normas pueden actuar como límites del poder y garantía de los ciudadanos para evitar o disminuir al máximo los riesgos de arbitrariedad”.
*Defensora del Pueblo de Bariloche