Entre la institucionlidad y la política, un abismo
(ADN).- «Vamos a consolidar Cambiemos». Los referentes del PRO y la UCR machacan sobre esa idea. La Convención radical aprobará la alianza e irá con sus propios candidatos en Río Negro. Así, descartan cualquier tipo de acuerdo con Juntos Somos Río Negro. Creen que habrá polarización con el Frente para la Victoria.
La intervención al PRO y la ratificación de Sergio Wisky como «jefe de campaña» convenció a la dirigencia radical de sellar la alianza. Y aunque hay dirigentes que prefieren acercarse al calor de la Casa de Gobierno -deberán hacerlo inorgánicamente- la mayoría respaldará la definición que ratifica los términos de Gualeguaychú.
Cambiemos advirte los coqueteos del gobernador Alberto Weretilneck con la Casa Rosada, pero evalúan que son gestos institucionales, como lo hacen otros gobernadores (fundamentalmente del PJ), y aseguran que no se concretarán en el terreno político.
«Es difícil catalogar al gobernador» dice un dirigente de Cambiemos. Y recuerda: «Se fue con (Sergio) Massa cuando medía bien, pero no se jugó y terminó respaldando a (Daniel) Scioli, y eso no le generó ningún pudor ni ninguna consecuencia». El relato sirve para explicar por qué en el macrismo no se entusiasman con la cercanía de Weretilneck a Macri ni intentan una alquimia en conjunto.
Incluso, por lo bajo, se quejan porque los eventuales respaldos (en nombre de la gobernabilidad) tienen como único fin lograr la apobación de Hacienda del bono en dólares para financiar el Plan Castello.
En el PRO también analizan la probable incorporación de Magdalena Odarda a JSRN. Por ahora, prefieren seguir con su estrategia de fortalecer Cambiemos y esperar. El primer paso es acompañar a los candidatos de la UCR en las elecciones municipales de mayo.
La dirigencia está convencida que los índices económicos mejorarán hacia mitad de año. Eso, más el «hartazgo» de una parte de la sociedad con la dirigencia peronista y sindical, redondearán un triunfo electoral en octubre. Y ven como adversario al FPV, en una polarización ineludible que puede «barrer» las opciones intermedias.
Aún resta la discusión por las candidaturas. «Tiempo al tiempo», dicen.