Análisis de agua por debajo de los parámetros en FRICADER
Los últimos análisis de efluentes que se hicieron en la planta del Frigorífico JJ Gómez, dieron resultados aún por debajo de los valores de referencia, y eso permitió iniciar las gestiones para la habilitación definitiva del municipio, además de certificar el adecuado funcionamiento de los sistemas internos de tratamiento, como la planta de ozonificación y los pantanos controlados.
Lo que permitió llegar a esta meta, es un proceso de tratamiento que consiste de dos etapa. La primera de ellas se realiza a través de un “Ecokit” que realiza la ozonificación de los fluidos que salen de la faena, llevando adelante una disminución de la carga orgánica y de los olores. Con esta sola etapa se podría llegar a los parámetros oficiales, pero el agua antes de ser desechada, pasa por un sistema de “pantanos controlados”, donde existen 4 piletas revestidas, donde crecen carrizos, los que van convirtiendo en materia seca los desechos. Al final de este sistema de piletas se tomaron las muestras.
El equipo donde se realiza el primero de los filtrados demandó una inversión de 250.000 pesos de parte de la Cooperativa, y como es un sistema modular, en caso de ampliarse el volumen de la faena, se puede acoplar más módulos.
En el caso de los filtros “fito-terrestres”, se logró su construcción a partir de un aporte del Estado Nacional de 4,6 millones de pesos.
“Los parámetros legales se han cumplido, y esto nos da mucha tranquilidad”, aseguró Felipe Gerbán, presidente de la Cooperativa de Trabajo JJ Gómez, quien planteó algunos desafíos adicionales que se han planteado para que la planta sea más amigable con el medio ambiente.
Uno de ellos “es hacer una forestación con el agua que ahora va al desagüe (en las que el DPA realizó los muestreos) en esa franja de tierra que va hasta la calle Félix Heredia”, adelantó. Se trata de plantar en una superficie de 2,5 hectáreas “para que todo quede más prolijo y natural”, destacó Gerbán.
En los objetivos del plan de trabajo en materia de tratamiento de efluentes, está la adquisición de una planta de ósmosis inversa para procesar los líquidos que se usan de la caldera, y el paso más ambicioso es una planta para procesar la sangre que cuesta 3,5 millones de pesos, pero permite comercializar los derivados, buscados por la industria farmacéutica, química y otras industrias.
“Apuntamos a mejorar el tratamiento de los efluentes, pero al mismo tiempo con métodos que permitan recuperar la inversión”, aclaró Gerbán, quien concluyó diciendo que “nos planteamos estas metas para poder seguir trabajando con tranquilidad y brindando un servicio de calidad”.