Se cumplen cuarenta años del secuestro de Oesterheld
Héctor Germán Oesterheld tenía 57 años cuando fue secuestrado hace hoy cuarenta años en La Plata, poco después de que hubieran corrido la misma suerte sus cuatro hijas, Diana, Beatriz, Estela y Marina, además de sus yernos, todos militantes montoneros. Sólo sobrevivió Elsa Sánchez, la mujer del guionista, para dar cuenta de la tragedia. Todavía continúan desaparecidos los hijos que Diana y Marina tuvieron en cautiverio en noviembre de 1976 y a fines de 1977.
H. G. Oesterheld había nacido el 23 de julio de 1919, y de muy pequeño comenzó a escribir. Graduado como geólogo, su vocación literaria lo llevó a escribir guiones de historietas. Bull Rocket y Sargento Kirk fueron sus primeras creaciones de éxito, con dibujos de los italianos Piero Campari y Hugo Pratt, respectivamente, reseñó Página/12.
A mediados de los años 50 creó la Editorial Frontera, que publicaría la revista Hora Cero. Allí nacieron personajes como Sherlock Time, Ernie Pyke y El Eternauta, que con dibujos de Francisco Solano López se publicó entre 1957 y 1959.
En aquella obra, imaginó a Buenos Aires arrasada por una invasión extraterrestre anunciada a través de una nevada asesina. El protagonista, Juan Salvo, un hombre común, que vive en Vicente López con su mujer y con su hija, organiza la resistencia ante el avance de los invasores. Buenos Aires pasó a ser una marca de la ciencia ficción, con lugares reconocibles como la cancha de River o las barrancas de Belgrano.
A comienzos de los 60 debió cerrar la editorial e inició trabajos en equipo, entre ellos, Mort Cinder, con dibujos de Alberto Breccia. Al final de la década, también con Breccia, realizó una nueva versión de El Eternauta para la revista Gente, que la editorial dejó incompleta.
La guerra de los Antartes, con dibujos de Gustavo Trigo, su obra más politizada, aparecería poco después en el diario Noticias.
En 1976 se reunió con Solano López para la segunda parte de El Eternauta, donde plasmó su idea del “héroe colectivo”. Sería su último trabajo antes de su secuestro. Su paso por El Vesubio, según los testimonios de los sobrevivientes, lo dejó en un muy mal estado físico. Su asesinato se habría producido a comienzos de 1978.
La vuelta de la democracia permitió la reedición de su obra, acogida con entusiasmo por nuevas generaciones de lectores. También permitió que se conociera la dimensión del drama sufrido por su familia.