Al Central no le preocupa el salto del dólar
El salto del dólar que conmueve al mercado no es por ahora una gran preocupación para el Banco Central. En el círculo de confianza de Federico Sturzenegger miran más atentos los movimientos de la inflación «núcleo», que en las últimas semanas acercó muy malas noticias, que los vaivenes del tipo de cambio, que ayer tocó un nuevo récord de $17,40.
Así lo infomró hoy el diario Ámbito Financiero.
Los funcionarios mantienen la convicción de que lo mejor que le puede pasar a la divisa es mantenerse libre y flexible para amortiguar los shocks. Y si bien reconocen que la suba se dio más rápido de lo que esperaban, consideran que el traslado a precios no es inmediato y que la política monetaria debe poner su principal objetivo en el nivel de precios.
El número de inflación oficial de junio será, probablemente, tan bajo como el de mayo. Rondará, según las consultoras privadas, el rango de entre 1,1% y 1,4% mensual. Pero vendrá acompañado de un dato que en el Central creen aún más importante: el índice núcleo, que muestra la verdadera tendencia de los precios (porque excluye subas de bienes y servicios regulados y estacionales), podría haberse ubicado en torno al 1,8% en el último mes, según las estimaciones de Elypsis y Ferreres & Asociados.
Para julio, los pronósticos no son mucho mejores: en Bein & Asociados consideran que los aumentos en expensas, prepagas, naftas, servicio doméstico y cigarrillos le ponen ya un «piso» de 1% al IPC general. El indicador podría quedar, así, muy cerca de 2%. Pero en las consultoras descuentan, además, que la núcleo seguirá elevada.
Los ojos están puestos en los precios. Es lo que explica que el BCRA haya optado por subir las tasas de interés en estos dos últimos días. Sus ventas en el mercado secundario hicieron que el rendimiento de la Lebac más corta saltara de 25,50% a 26,15% anual para hacer estos títulos más atractivos. Es el camino elegido, como primera instancia, para retirar el exceso de dinero que hay en el mercado y que ejerce presión sobre la inflación. La alternativa parece más costosa que la de salir a absorber pesos con ventas de dólares en el mercado cambiario. Pero más a tono con el esquema elegido por Sturzenegger: el instrumento de política monetaria es la tasa de interés.
Mientras tanto, el tipo de cambio acumula ya ocho jornadas con tendencia al alza y alcanza niveles inesperados para el mercado, de $17,17 en el mayorista. En los bancos advierten que en estos días creció 45% la compra diaria de billetes de particulares por homebanking y ventanilla. Para este segmento, el precio quedó ayer en $17,40 y el sistema ya vende u$s200 millones por día.
El Central mira al mercado desde afuera. En algunos bancos creen que no falta mucho para que se vea forzado a intervenir. Sorprende, además, que el ministro de Finanzas, Luis Caputo, un vendedor inoportuno en los tiempos de tipo de cambio planchado, no aproveche estos momentos para salir a deshacerse de sus billetes y calmar al mercado. El movimiento tendría un impacto neutro en lo monetario. Pero alcanzaría para controlar un dólar que en los hechos sirvió como «ancla» para controlar parcialmente los precios. ¿Por qué el mercado no ve por ahora un solo dólar de los casi u$s4.000 millones que el Gobierno trajo del exterior en sus dos últimas colocaciones de deuda? Podría ser la muestra más clara de que, por el momento, la escalada del billete no es una mala noticia para el Gobierno. La falta de competitividad cambiaria en algunos sectores empieza a quedar resuelta. El verdadero problema, ahora, es la inflación. Y no precisamente la «general», sino la núcleo.