Impacto nuclear. ADN
Lejos de los deseos del gobierno, el debate por la instalación de una central nuclear en Río Negro se coló en la campaña. Viedma se constituyó en un foco de resistencia y en el oficialismo evalúan los costos electorales. Uno de los temores es que el reclamo se transforme en una causa popular como ocurrió en Chubut con el basurero de Gastre o la minería a cielo abierto en Esquel.
Sin embargo, el debate aún no alcanzó a provincializarse. Y en Sierra Grande ven con agrado que la planta se instale allí, por la cantidad de fuentes de trabajo que genera y la posibilidad de una reactivación económica de la ciudad que va en declive, por la poca producción del hierro.
El intendente Nelson Irirbarren le pidió al presidente Mauricio Macri que interceda para lograr ese objetivo. Pero en INVAP prefieren que la central se construya en cercanías de la capital provincial (se habla de un sitio cerca del mar entre Bahía Rosa y Bahía Creek) por la cercanía con el aeropuerto, las vías del ferrocarril, la ruta 3 y el puerto de San Antonio Este.
La filtración de este dato provocó que se constituya una asamblea ciudadana. El Obispado de Viedma fue la sede de las reuniones, lideradas por el Padre Luis. La Catedral lució unos días una bandera negra con el símbolo nuclear. Y un grupo de militantes ambientalistas hizo explícito su rechazo en el seno de la Casa de Gobierno mientras se desarrollaba un acto que encabezó Alberto Weretilneck con funcionarios de Nación.
Esto preocupó al mandatario y en el gobierno corrió el temor por la posible multiplicación de estas expresiones en cada acto de ahora en más. Para colmo, en el inicio de esa misma actividad, la sindicalista Cristina Marcelini irrumpió en el Salón Gris con un reclamo -a los gritos- sobre el maltrato público que sufrió de parte del jefe de la UPCN, Juan Carlos Scalesi, en algunas radios cuando la tildó de «hija de puta».
A la reacción popular se subió la política: la senadora Magdalena Odarda, candidata a diputada por la CC-ARI, criticó la iniciativa y avisó que el eje de su campaña será la defensa del medio ambiente; los postulantes del Socialismo, el Frente de Izquierda de los Trabajadores y la Nueva Izquierda se sumaron al rechazo; y la diputada del Frente para la Victoria, María Emilia Soria -que busca su reelección-, participó de una reunión informativa sobre los efectos negativos de la producción de energía nuclear en la capital, y promocionó sus proyectos para frenar ese desarrollo en el país.
En el oficialismo pretenden que se baje el tenor del debate. Será difícil. Ya está instalado en la sociedad. El gobierno no contribuye: armó un viaje con periodistas y empresarios a la central de Atucha (en Zárate) para conocer su funcionamiento y prepara otro a Embalse, a la planta de Córdoba.
Por ahora, la estrategia del gobierno es impulsar las contradicciones políticas de la oposición, fundamentalmente la del FPV. Y es que los diputados y senadores de Río Negro acompañaron todas las iniciativas de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, sobre el desarrollo nuclear en Argentina y votaron la instalación de las nuevas centrales (con la base China en Neuquén incluida) que promocionó la gestión anterior. Así, pretende desactivar, al menos, uno de los foco de resistencia política. También difunden que la ex mandataria estuvo en estos días en Zárate, acompañando la protesta de los casi 1000 trabajadores despedidos de Atucha.
Pero las contradicciones alcanzan al macrismo también. El PRO votó en contra de los acuerdos de Argentina con China durante la presidencia de CFK, sus diputados impulsaron denuncias y muchos dirigentes se pasearon por los medios de comunicación promocionando la «entrega» del kirchnerismo a China. Y ahora, apuntalan el proyecto de Macri, que no es más que la continuidad de los acuerdos suscriptos durante el gobierno anterior.
El gobierno, entonces, evalúa no esconder el debate y avanzar en la información para aventar los fantasmas de las producción nuclear, y se recostará en la población que aprueba la instalación de la central. Visualiza, no solo el acompañamiento de Sierra Grande, sino también el de otros sectores que se verán beneficiados con la generación de esa energía, circunscribiendo a Viedma el foco del rechazo.
Las centrales en el mundo
-España: Actualmente cuenta con ocho centrales nucleares, entre ellas Santa María de Garoña, cuyo desmantelamiento se esta decidiendo actualmente. Las otras sietes centrales son: Almaraz I y Almaraz II; Ascó I y Ascó II, Cofrentes. Vandellós II.y Trillo. Anteriormente España contaba también con las centrales José Cabrera.y Vandellós I que ya han dejado de funcionar.
-Francia: Cuenta con 23 centrales nucleares y 59 reactores. Las principales plantas de Francia son la Central nuclear del Blayais, la Central nuclear de Chooz y la Central nuclear de Civaux.
-Reino Unido: Tiene 19 reactores nucleares.
-Suecia: 10.
-Suiza: 5.
-Alemania 17, pero se ha comprometido a cerrar todas sus centrales nucleares para el año 2020.
-Estados Unidos: Cuenta con 104 reactores nucleares y es actualmente el país con mayor cantidad de centrales nucleares.
-América Latina: Hay varios países con centrales nucleares. Además de Argentina (Atucha I y II y el Embalse), en México se encuentra la planta Laguna Verde, y en Brasil la Central Nuclear Almirante Álvaro Alberto.
Riesgos y beneficios
Las centrales nucleares son responsables de emisiones contaminantes indirectas derivadas de su propia construcción, de la fabricación del combustible y de la gestión posterior de los residuos radiactivos, que suelen ser arrojados a ríos, a veces incluso sin ningún control.
También son peligrosas cuando no están controladas, como ha ocurrido en el famoso accidente de Chernobil, el de Fukushima, y también en los diversos accidentes que han ocurrido en las centrales atómicas españolas.
Cuando pensamos en la energía nuclear, lo relacionamos con un tipo de energía muy poderosa, muy peligrosa de manejar y que escapa quizá a nuestro entendimiento. No es extraño que al hablar de energía nuclear o atómica pensemos en hechos históricos que han tenido a este tipo de energía como protagonista, casi siempre con desastrosas consecuencias: las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, los desastres de Chernobyl o Fukushima.
Sin embargo, ¿todo es negativo en base a las centrales nucleares y a la energía nuclear? Según expertos consultados, al contrario de los que se suele pensar, es una energía bastante limpia, que no emite sustancias contaminantes y no necesita del uso de combustibles fósiles. Es decir, la energía nuclear contribuye en cierta medida a frenar la emisión de gases contaminantes a la atmósfera.
La energía nuclear es constante, es decir, garantiza el suministro eléctrico durante las 24 horas de todos los días del año.
La constante producción de energía nuclear provoca que los precios de este tipo de energía sean mucho más estables que los de otros combustibles fósiles, caso del petróleo, sometidos a las grandes compañías y a los continuos vaivenes del mercado provocados por los variables niveles de producción.
La energía nuclear es barata si se tiene en cuenta la cantidad de energía que es capaz de producir. Para producir energía nuclear se necesita mucha menos materia prima (uranio o plutonio) con el consiguiente ahorro en materias (el uranio representa casi una cuarta parte del gasto para producir energía nuclear) pero también en transporte, almacenamiento, infraestructuras para realizar la extracción.
Respecto a las energías renovables también presenta algunas ventajas, puesto que la energía nuclear no depende de la naturaleza o de factores naturales o ambientales como el viento o la radiación solar.
En definitiva, la energía nuclear es una energía muy poderosa, a la que se le tiene mucho respeto (incluso miedo), en muchas ocasiones a causa de los precedentes existentes o al temor que provocan palabras como “radiación” y cáncer”.
Residuos
Los residuos nucleares son uno de los principales problemas relacionados la energía nuclear. Si estos residuos no se tratan debidamente, resultan altamente peligrosos para la población y el medio ambiente.
Los residuos radiactivos se pueden clasificar según sus características físicas y químicas y por su actividad.
Clasificándolos por su actividad, existen:
-Residuos nucleares de alta actividad, compuestos por los elementos del combustible ganado.
-Residuos nucleares de media actividad, son radionucleidos producidos en el proceso de fisión nuclear.
-Residuos nucleares de baja actividad, básicamente se trata de las herramientas, ropas y material diverso utilizado para el mantenimiento de una central de energía nuclear.
Los residuos nucleares de media actividad se generan por radionucleidos liberados en el proceso de fisión (el que actualmente se utiliza en las centrales de energía nuclear) en cantidades pequeñas, muy inferiores a las consideradas peligrosas para la seguridad y la protección de las personas.
Con un tratamiento se separan los elementos radioactivos que contienen en estos subproductos y los residuos resultantes se depositan en bidones de acero solidificándolos con alquitrán, resinas o cemento.
Los residuos nucleares de baja actividad radiactiva (ropas, herramientas, etc) se prensan y se mezclan con hormigón formando un bloque sólido. Al igual que en el caso anterior éstos también se introducen en bidones de acero.
Residuos nucleares de alta actividad: Una vez se ha gastado el combustible en una central de energía nuclear, se extrae del reactor para almacenarse temporalmente en una piscina de agua construida de hormigón y paredes de acero inoxidable dentro de la central para crear una barrera a las radiaciones y evitar escapes.
Si bien es cierto que estas piscinas pueden ampliarse mediante una operación llamada “reracking”, los últimos Planes Generales de Residuos prevén la construcción de almacenes temporales en seco dentro de la propia central nuclear. Éste seria un complemento a las piscinas en el paso intermedio hasta definir una localización definitiva.
La investigación sobre almacenamientos definitivos se desarrolla en numerosos países, algunos de los cuales, como Finlandia y EE.UU., han dado pasos muy importantes para su construcción y puesta en servicio.
Entre el rechazo, el miedo y la aprobación
La población rionegrina se encamina a dar un debate sobre la instalación de la central nuclear. Una corriente de opinión es la del rechazo. El argumento de la contaminación ambiental y el riesgo a la salud pública es central para ese sector.
Otra corriente aprueba pero esgrime el factor miedo. Se escucha habitualmente: «que la pongan en otro lugar», es decir, acuerdan con los beneficios pero la posibilidad de un accidente y sus consecuencias generan temor.
Y otro sector, entiende que ya hay un desarrollo de más de 70 años en el mundo y, en el caso de Argentina, no se han registrado incidentes mayores.
En Río Negro, de instalarse la central, será en 2027. El inicio de la construcción está prevista para 2020 y eso es mucho tiempo, sobre todo en un país donde hubieron varios intentos que quedaron truncos. Además, el factor político incide. Nadie arriesga la continuidad del proyecto después de 2019, época de finalización del mandato de Macri.
El debate está abierto.