Octubre, elección y después. ADN
El próximo domingo se celebrarán las elecciones intermedias en todo el país que definirán la futura conformación del Congreso y, a juzgar por la impronta que le imprimen los partidos políticos, conformará el escenario electoral de 2019. En Río Negro no sólo hay dos bancas en juego, también se pone en marcha el camino de la disputa por la gobernación.
Sin Juntos Somos Río Negro en la contienda, se profundiza la grieta entre Cambiemos y el Frente para la Victoria, lo que consolida la polarización. El oficialismo está expectante por los resultados, ya que tendrá que iniciar la tarea de reconstrucción después del fracaso en las PASO, que lo obligó a bajar sus candidatos.
Según las encuestas que manejan los sectores en pugna, el 17% que obtuvo JSRN en agosto se repartirán mayoritariamente entre el macrismo y el FPV, aunque algunos puntos podrían fugarse al ARI de Magdalena Odarda. En consecuencia, se proyecta un nuevo triunfo de María Emilia Soria por sobre Lorena Matzen. Lo que queda por dilucidar es la diferencia: en el búnker de Roca se entusiasman con rozar el 50%; en Cambiemos, arriesgan una diferencia de 10 puntos: 43 a 33. Si los resultados son esos, el partido del presidente Mauricio Macri habrá crecido del 18 al 33%. Para que ello ocurra, deberán absorber casi todo el electorado de Juntos.
«Las elecciones ya no son nuestro problema, estamos concentrados en la gestión» dicen en la Casa de Gobierno, y aseguran que el oficialismo se recuperará y será protagonista en 2019. Sin embargo, para la política, ninguna elección pasa desapercibida. El riesgo que corre Juntos es que haya una diáspora.
Esa posibilidad -por ahora- está contenida. A pesar de los posicionamientos públicos de algunos integrantes del oficialismo sobre a quién acompañar el domingo, ninguno sacó los pies del plato. El dirigente de los trabajadores rurales y legislador de Juntos, José Liguen, llamó a votar por Cambiemos. Su partido Fe, integra el macrismo a nivel nacional. Hizo ese anuncio el fin de samana pasado y fue tomado como un «pase», lo que lo obligó a desmentirlo. En sentido contrario se pronunciaron los parlamentarios Ricardo Arroyo y Sandra Recalt, ambos de identidad peronista. No solo anunciaron que no acompañarán a Matzen, sino que criticaron las políticas económicas de la Casa Rosada.¿Está blindado Juntos? Falta tiempo para saberlo.
Las expresiones públicas ventilaron el intenso debate interno en el oficialismo: integrarse o no al partido de Macri. No son pocos los dirigentes con llegada al despacho del gobernador que alientan a Alberto Weretilneck a sumarse al cambio. Pero el mandatario esperará. Por las dudas, coquetea. Se mostró con los hombres fuertes del gobierno nacional, Marcos Peña y Rogelio Frigerio. Ambos abrieron la posibilidad a un acuerdo. Pero…¿juntos es amontonados?.
En Nación no se fían de Weretilneck. Un repaso por sus apoyos nacionales incluyen De la Rúa, López Murphy, Duhalde, Néstor y Cristina Kirchner, y Massa. Además, la cancelación del proyecto de la central nuclear fomentó la desconfianza. Pero hay otro dato. El macrismo suma pero no tiene socios, por lo que un «acuerdo» con el gobernador sería en términos institucionales, lo que implica un oxígeno financiero para Río Negro. No es poco. Y si se avanzara en plano político, JSRN se transformaría en un socio minoritario, como ocurre en otros distritos del país. El que comanda los procesos es el PRO.
La cúpula rionergina de Cambiemos quiere hacer valer su franquicia y no creen que deban «comprar» a Juntos. Se entusiasman con el crecimiento amarillo en el país y, con el envión que aseguran tendrán el domingo, ven allanado el camino a la gobernación.
Por las dudas, el vicegobernador marcó la cancha: «una alianza con un partido nacional nos achica». La referencia es clara. JSRN creció sumando expresiones vario pinto, eliminando las diferencias ideológicas en pos de un proyecto netamente local. Pero además es una advertencia. La pata peronista de Juntos no admitirá un proceso conjunto con Macri.
Pedro Pesatti también indicó que la recuperación será en 2018 a partir de una reforma constitucional. Entiende que el oficialismo mantiene la posibilidad de alcanzar mayorías en la Legislatura que le permitan declarar la necesidad de la modificación de la Carta Magna.
¿El riesgo? La re-reeleción. El oficialismo deberá convencer que la reforma no es una excusa para habilitar a Weretilneck a un nuevo período. En este escenario, la re-re podría ser la nueva central nuclear, un talón de Aquiles. En principio, podría haber consenso para declarar la necesidad de la reforma, pero cada sector tendría un argumento diferente. Todos coinciden que la Constitución es vieja y debe aggiornarse, pero no todos están a favor de la perpetuidad en los cargos.
¿Qué ocurriría si se avanza con el proyecto en el Parlamento, pero el oficialismo pierde las elecciones a convencionales constituyentes? En eso piensan el FPV y Cambiemos, que llevarían a Juntos a su contienda final.
Por eso, en el gobierno quieren estudiar los resultados del domingo. Y un sector evalúa que se debe esperar a finalizar el año. Las vacaciones bajarán la espuma electoral y la gestión les dará la posibilidad de rearmarse. En ese sentido anida un pensamiento: hay que definir a Martín Soria como adversario. Así, licuarían el triunfalismo de Cambiemos. Esa estrategia indica llamar a elecciones a gobernador en mayo de 2019, bien alejado de las disputas nacionales.
Está claro que habrá una consolidación del FPV y la figura del intendente de Roca. Eso da menos margen a la siempre vigente interna del PJ. En 2019 también vencen los mandatos del senador Miguel Pichetto y el diputado nacional Martín Doñate. El jefe del bloque de senadores tomó un rol protagónico en la política nacional y trabaja en la reconstrucción del peronismo junto a Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey y Florencio Randazzo, y requiere volver a ser elegido para seguir en el Congreso. Si las encuestas son certeras y Cristina Fernández Kircher pierde en la provincia de Buenos Aires, no habrá escollos para ese proyecto.
Por lo tanto, lo que está en discusión, al menos por ahora, es quién disputa con el FPV el poder en Río Negro:
¿Cambiemos o JSRN? Quizás la respuesta sea ambos ¿Juntos? El tiempo lo dirá.
Si se avanza en un acuerdo, el oficialismo rionegrino deberá acomodarse a los pocos lugares que les den sus socios. Si hay alianza es en base al liderazgo del macrismo -dicen en Nación-, que ya tiene en el radicalismo y sectores del ARI compañeros de ruta con quienes deberá armar las listas: fórmula (gobernador-vice), senadores, diputados, legisladores provinciales, intendentes y concejales. Tarea difícil, hay que contener mucha gente en pocos lugares.
El próximo domingo las urnas volverán a emitir su dictámen. Queda una semana clave de campaña para una elección que está pasando por el costado de la gente, pero que tendrá un resultado.