Irrupción nuclear. ADN
El oficialismo rionegrino sigue embrollado en la interna y no logra recuperar la iniciativa política. Ese vacío lo aprovechó el senador Miguel Pichetto, quien volvió a sacar chapa de embajador y se mostró como enlace entre Río Negro y Nación. Desde ese rol le dijo al jefe de Gabinete, Marcos Peña, que promoverá un nuevo debate para que se emplace aquí la quinta central nuclear, una deuda pendiente entre Weretilneck y Macri que, si se logra, La Casa Rosada recobrará la confianza en el cipoleño.
Las consecuencias de la elección de octubre comienzan a notarse aunque no se puede nomenclar la profundidad del impacto. Para Juntos Somos Río Negro fueron un punto de quiebre. El gobernador y su vice siguen sin contacto. El espacio oficialista no generó un ámbito de autocrítica ni reflexión política. Y la gestión no muestra signos de avance para volver a lograr adhesiones entre los ciudadanos.
Lo que está claro es el nuevo escenario. La consolidación del Frente para la Victoria y el crecimiento de Cambiemos puso a Juntos en un plano más terrenal, alejado de aquel arrollador 53% que obtuvo en 2015. Por eso, el partido de Weretilneck analiza sostenerse en el tiempo (posibilidad que le da la gestión de gobierno) y afrontar la elección de 2019 imaginando un escenario de tercios, lo que posibilitará ingresar un puñado de legisladores para ser árbitro de las disputas entre el macrismo y el FPV.
Pero aún no da señales de cómo será ese camino. Alberto Weretilneck mantiene un silencio político atronador. Sólo hay atisbos de lo que vendrá. El ministro de Gobierno, Luis Di Giácomo, aseguró que Juntos mantendrá su autonomía provincial, pero los gestos del gobernador en favor del gobierno de Mauricio Macri atentan contra esa independencia.
Ahora, el oficialismo expondrá su fisura cuando la Legislatura deba tratar la adhesión rionegrina a la Ley de ART que exigió el Presidente. El ala peronista de Juntos ya avisó que no acompañará. El FPV tampoco, aunque no se descarta que haya una fuga. Comienza el conteo de votos.
El vicegobernador no dio señales sobre si colaborará en esa cosecha, pero viene avisando que no comparte las políticas de la Casa Rosada. Y esta semana arremetió contra el centralismo y envió un mensaje: trabaja junto al vice de Neuquén y el ahora gobernador de Chubut en la formación de un bloque patagónico, para abroquelarse frente al embate ganadero-portuario.
Pedro Pesatti recorrió los 500 kilómetros que separan a Viedma de Rawson para asistir al velorio de Mario Das Neves, al que definió como un patagónico y trabajador incansable por su provincia. Y remarcó que el sustento ideológico del «portugués» era la justicia social. Plantó un mojón. Es por el lado del PJ.
La pata peronista reporta en el sexto piso de la Legislatura. Resiste cualquier acuerdo de Juntos con el macrismo. Y dicen a los cuatro vientos: nosotros no nos corrimos del eje, apostamos a un proyecto provincial y somos fieles a los principios que dio vida a JSRN. No somos los que buscamos cobijo de Nación.
A este escenario se le agregó el condimento Pichetto. El senador aseguró que hace gestiones para que el gobierno pueda pagar los sueldos. Lo hizo un reportaje en el diario Perfil. En inmejorable relación con la Casa Rosada, el jefe del bloque del PJ retoma ese rol que tuvo durante los mandatos de Néstor y Cristina Kirchner. Su despacho volvió a ser paso obligado de gobernadores e intendentes.
En su afán de potenciar el desarrollo -dicen en su entorno- se entusiasmó con la idea de construir la central nuclear en Sierra Grande. Lo anunció en la última sesión del Senado a dónde concurrió Marcos Peña. Sonó a blanqueo de algo que está cocinado. «Lo voy a tratar de involucrar al gobernador» deslizó.
La iniciativa produce un conflicto institucional y de poderes y obligará a tomar posición política. El FPV deberá salir a oponerse y el oficialismo también. Ambos protagonizaron una puja por el artículo 2 de la ley que prohíbe en Río Negro el desarrollo de energía nuclear a gran escala, pero el proyecto se aprobó casi por unanimidad. Sólo el voto en contra de la legisladora de Cambiemos, Daniela Agostino, impidió eso.
¿Qué puede ocurrir? La Justicia aún no se pronunció sobre la acción que interpuso un ciudadano de Bariloche para que se declare inconstitucional la norma, y se espera que lo haga. Ello, más un plebiscito (que confían que saldrá favorable) pondrá nuevamente en carrera a Río Negro como receptor de la quinta central. Peña envió un guiño: no sabemos dónde estará la usina que iba a la Patagonia, podría ser en Atucha, dijo. Pero aclaró que allí -según informes técnios- hay inconvenientes, como falta de agua. «No hay nada definitivo», agregó en tono de «los estamos esperando».
Si avanza el proyecto, Weretilneck lograría remontar la desconfianza que Macri le tiene a partir del cambio de posturas sobre el emplazamiento de la central. Ello es vital porque aún el gobierno debe avanzar en la colocación del bono en el mercado internacional para comenzar con las obras del Plan Castello, y una mejor relación favorecería la posibilidad de seguir emitiendo deuda (autorizada por Nación) para alivianar la estrechez financiera de la provincia, que se verá nuevamente perjudicada si avanza el paquete de reformas anunciada la semana pasada.
Mientras tanto, las economías regionales no despegan. Las industrias del vino y la cerveza -incipientes en Río Negro- salieron a criticar el aumento impositivo. Los productores festejaron el freno a un remate de una chacra, pero saben que es una acción que no tiene sustento en el tiempo. Además, ven en la asunción de Luis Etchevehere al Ministerio de Agroindustria, un enemigo de los pequeños y medianos productores y aseguran que el sector frutícola mutará al latifundismo.
Contra todo pronóstico, se vienen tiempos agitados. La tranquilidad que se pronosticaba para después de la elección, ayudada con la llegada de fin de año y el verano, parece que no será. Un indicio será el reclamo gremiales por los aumentos salariales que plantean comenzar a discutir este año.