El Congreso ya debate la despenalización del aborto
Las comisiones de Legislación General, Legislación Penal, Salud y Familia comenzaron ayer con el debate del proyecto de interrupción voluntaria del embarazo. «El aborto existe y mantenerlo en la clandestinidad no es la solución», planteó la actriz Verónica Llinás.
Uno a uno los expositores fueron presentaron sus argumentos a favor de la despenalización de la interrupción del embarazo. En el comienzo, los especialistas en derecho (académicos, constitucionalistas, abogados con práctica cotidiana en derechos humanos) y profesionales de la salud inscribieron la legalización del aborto como una cuestión de salud pública.
Afuera, mientras tanto, una marea de pañuelos verdes acompaña la jornada histórica, mientras las organizaciones preparan el escenario para una radio abierta.
“La igualdad ante la ley es igualdad ante la vida, y eso supone la legalización del aborto», enfatizó la abogada Nelly Minyersky, precursora en la lucha por los derechos de las mujeres e integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Minyersky recorrió la lucha de los movimientos feministas, desde la aprobación del divorcio y resaltó: “Los mismos que hoy están en contra del aborto, estaban en contra del divorcio». También exhortó a los legisladores a que “pasen a la historia”. Y destacó: “Los derechos que amplían posibilidades a las personas son salud para la población. Nos hicieron más felices. Igualdad ante la ley y ante la vida, Eso supone legalización y despenalización del aborto».
En esa misma línea, Marta Alanis, de la Asociación Católicas y Feministas insistió en que el debate no es una cuestión de fe. «Estamos a favor de la legalización del aborto porque las católicas también abortamos”, resaltó, al tiempo que ponderó la organización de la Campaña, que “ha logrado el consenso de más de 500 organizaciones políticas, sociales, etcétera». «Ampliamos la posibilidad de la libertad de las mujeres para elegir, no imponemos a nadie que lo hagan», remarcó Alanis y planteó: «Hay que despojarse de las creencias personales a la hora de legislar y garantizar los derechos de las mujeres».
Los especialistas en derecho también defendieron la despenalización del aborto, haciendo eje en los tratados y leyes internacionales. “Desde el punto de vista constitucional no existe ningún impedimento para incorporar el aborto por plazos», aseguró el abogado constitucionalista y doctor en Derecho Andrés Gil Domínguez, el primero en hablar en esta histórica jornada de debate, quien agregó: «Desde el punto de vista convencional tampoco hay algún impedimento, por el contrario hay recomendaciones al Estado argentino sobre despenalizar, por ejemplo el Comité de los Derechos del Niño».
En tanto, Gastón Chillier, director ejecutivo del CELS, desarmó los argumentos de quienes están en contra del aborto al dar por terminada la polémica sobre si se puede o no considerar un ser humano al embrión. «El argumento que el embrión es persona y es sujeto de derechos humanos no tiene sustento en el sistema internacional de Derechos Humanos», subrayó. En ese sentido, el abogado Marcelo Alegre, profesor titular regular de Teoría General del Derecho y Filosofía en la Facultad de Derecho de la UBA, insistió: “Ni la Constitución ni los tratados exigen criminalizar el aborto» y agregó: «Todos queremos que se produzcan menos abortos. Tenemos que resolver cuál es el camino más eficaz».
Los especialistas en medicina hicieron foco en la ilegalidad del aborto como una problemática de salud que aumenta los índices de mortalidad materna, en tanto empuja a las mujeres a prácticas que ponen en riesgo su vida. «Desde la recuperación de la democracia han muerto 3030 mujeres por abortos inseguros clandestinos», afirmó la médica e investigadora del Cedes Mariana Romero. Reforzando esa idea, Leonardo Caruana, secretario de Salud Pública de Rosario destacó: «El impacto del acceso a anticonceptivos más el acceso a abortos seguros por salud integral ha dado como resultado cero muertes por abortos inseguros desde el 2012 en Rosario».
La socióloga e historiadora Dora Barrancos, trazó un recorrido sobre la transición demográfica en Argentina y enumeró las distintas técnicas anticonceptivas en el país, para luego destacar: “Es inimaginable el trayecto de esa transición sin la intervención de parteras y obstetras para interrumpir gestaciones”. Barrancos enfatizó en que se trata de una práctica que estuvo a lo largo de toda nuestra historia y que “es clarísimo que el país ha gozado en sombras de una larga legitimidad del aborto, que contradice con las formas de punición legales”. Luego destacó que hay “una auténtica diferencia de clases que ha dividido a las mujeres” porque “para las clases medias y altas el aborto se hizo con todas las garantías sanitarias y para nuestras mujeres de los sectores populares pagaron con sus vidas esas decisiones”. «Me encuentro entre quienes defienden el derecho al aborto legal para separar el disfrute sexual de la reproducción. Es un derecho humano fundamental», subrayó al sentar su posición.
Quien también expuso a favor del proyecto que busca la interrupción voluntaria del embarazo fue el periodista Luis Novaresio, que responsabilizó a los diputados que se oponen a la despenalización por los abortos clandestinos y las muertes de las mujeres. «Las mujeres hoy están condenadas a la clandestinidad, la muerte y a las consecuencias del aborto inseguro. Las mujeres se mueren y eso no puede seguir pasando», insistió el periodista y apuntó contra Carmen Polledo, presidenta de la Comisión de Salud, que ya anticipó su postura en contra del aborto.
“Carmen, no puede dejar que las mujeres se sigan muriendo. No puede imponerle al resto de las mujeres una posición ideológica. No puede seguir favoreciendo que las mujeres ricas accedan al misoptrosol y las pobres a la rama del perejil. No puede obligar a los que pensamos distinto a vivir en un sistema teocrático”, le dijo Novaresio a Polledo. La diputada del PRO intentó frenar la sesión para contestarle al periodista pero sólo le concedieron unos segundos para hacer uso de la palabra.
(Informe: Página/12)