Está pasando. ADN
Dejó de ser un augurio aquella «campaña del miedo» del panelista de 678, Daniel Scioli. Hoy, la Argentina atraviesa una de las crisis más profundas desde el regreso de la democracia, y la pérdida de derechos de los sectores más vulnerables de la sociedad -incluida la pretenciosa clase media-, es evidente. Incluso, el gobierno de Mauricio Macri recurrió al Fondo Monetario Internacional, el último de los fantasmas posibles que dejó aquella noche del debate presidencial previo al balotaje.
Pero la Patagonia ha sido, sin dudas, la región más castigada por las políticas de la Casa Rosada: quita de los reembolsos de los puertos patagónicos y subsidios, tarifazos, freno de la obra pública, pérdidas de fuentes de empleo, destrucción de las economías regionales… todo, sin que el gobierno de Alberto Weretilneck esgrima una crítica seria y contundente.
El problema no es solo político, porque de ser así, el resultado sería (a este ritmo) un fuerte castigo de los rionegrinos en las urnas a los representantes de Cambiemos y Juntos Somos Río Negro. Lo trágico es el impacto que tiene en la población, en aquellos a los que el gobierno provincial dice proteger. La última acción contra la gente es notable: el decreto presidencial que rebaja las asignaciones familiares. Ni una palabra de Weretilneck, ni de su gabinete.
Por supuesto hubo críticas del vicegobernador, quien desde hace un año -cuando comenzó a tomar cuerpo una posibile alianza de Juntos con Cambiemos- viene alertando sobre los males del neoliberalismo. También salió a fijar posición el Frente para la Victoria, el Peronismo Federal y hasta la Unión Cívica Radical.
Hace unos días, frente al ajuste que Nación pretende imponer a las provincias, el gobernador de Chubut instó a conformar un bloque patagónico. Lo hizo después de acordarlo con Weretilneck. Pero el compromiso duró 24 horas y antes que Macri pise suelo barilochense, el mandatario rionegrino ya había desistido. Lo mimso hizo su par de Neuquén, Omar Gutiérrez, quien planea asociar al MPN al macrismo en 2019, envalentonado por la potencialidad de Vaca Muerta, la zona por la cuál se firmó el polémico (e inconstitucional aseguran algunos juristas) decreto que reforma de las Fuerzas Armadas.
El chubutense Mariano Arcioni asumió luego del fallecimiento de Mario Das Neves. Tiempo antes había compartido con Pesatti y el vice neuquino, Rolando Figueroa, varias reuniones del Parlamento Patagónico produciendo esa idea de bloque. Uno de los puntos era la defensa de la barrera fitosanitaria, un tema que permitió hoy -por ejemplo- que el frigorífico viedmense FRIDEVI exporte carne a Japón.
La primera carga de 200 kilos -de modo experimental- fue celebrada por los gobiernos nacional y rionegrino, pero son producto de una política que se sostiene en el tiempo, impulsada por el ex ministro Carlos Casamiquela.
Es decir, que en Río Negro es difícil encontrar éxitos de gestión en épocas de Macri. Tanto, que el auge del turismo en Bariloche tiene su contra cara en la lucha gremial. Indudablemente, los beneficios son para los empresarios del sector, al igual que la fruticultura, que favorece (por el tipo de cambio) a los exportadores que además comienzan a concentrar la tierra frente al derrumbe de los pequeños y medianos productores.
Del Plan Patagonia no se habló más. Hay cierre de comercios, despidos en organismos nacionales, la inflación licua el salario y los pocos escudos protectores (como el beneficio impositivo de combustibles y energía) poco a poco los van quitando.
Weretilneck y Juntos no creen que el método para lograr cosas sea el de oposición férrea, sino que alientan la idea del diálogo. Aseguran -con razón- que ningún método radicalizado dio resultado en las negociaciones con la Casa Rosada. Pero tampoco el gobierno puede mostrar avances concretos, excepto la apertura del grifo que le permite pagar sueldos y aguinaldos. Evidentemente, no hay forma de revertir el plan que Nación tiene y las afectaciones sobre la región. Pero al no marcar con ahínco sus reclamos, la gestión provincial y el partido del gobierno dejan huérfano al ciudadano, desprotegido ante tanto ajuste.
«Macri es un salvavidas de plomo» dicen en los pasillos de la Casa de Gobierno, y esperan -aseguran- el momento indicado para «romper». ¿Llegarán a tiempo para frenar el desgaste?. Por ahora, en Juntos tienen claro que el candidato será el ministro de Salud, Fabián Zgaib, que las elecciones serán anticipadas y aún estudian cómo imponer el balotaje.
Zgaib salió a recorrer la provincia después que su nombre comenzó a figurar en las encuestas. El trabajo de instalación lo hizo el propio Weretilneck que durante dos meses lo llevó a todos los actos vinculados al Plan Castello.
El gobernador ya no esconde su preferencia y hasta comenzó a pedir respaldos (por fuera del oficialismo) para su Ministro.
Pero Juntos está atrapado. No hay espacio hoy para debatir por fuera de la política nacional. Esta semana fue clave: polémica por el INVAP (que comenzó el propio Presidente anunciando el fin de contratos de la empresa con Estado y después tuvo que dar marcha atrás), y las asignaciones familiares. La ancha avenida provincial quedó muy en el medio.
Y eso tiene consecuencias políticas.
Una encuesta demuestra que los candidatos a gobernador que tengan el respaldo de Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri están por encima de quien impulse Alberto Weretilneck. Lo que también infiere que la alta aprobación e imagen que mantiene el gobernador, no son hereditarias.