Enemigos íntimos
(ADN).- “Cristina apoyaría un gobierno de transición de Pichetto”. La frase del polémico Guillermo Moreno, ex secretario de Comercio, retumbaron fuerte este fin de semana largo. De esta manera, el funcionario avivó una versión que hace unas semanas circula por los diarios más importantes de la Argentina, sobre un «Plan B» por si Mauricio Macri no terminara su mandato.
Pero también puso en foco la relación política entre la ex Presidenta y el histórico jefe del bloque justicialista que siempre osciló entre el respeto mutuo (por las artes políticas) y las fuertes diferencias ideológicas.
“El conflicto de los cuadernos terminan con la cabeza de Macri” aventuró Moreno en FM La Patriada, y sostuvo que “del gobierno de transición se tienen que hacer cargo los patriotas, si ella se hace cargo del país en este momento le sacan la piel”.
Moreno, además, dijo que en el PJ «hay un clima de unidad».
En estos últimos meses Cristina Fernández de Kirchner y Miguel Pichetto se han cruzado misiles en los medios, pero a la hora de las definiciones (como el desafuero) el rionegrino no duda y mantiene su postura de no innovar. Algunos dirigentes aseguran que más que la protección de CFK está en juego la de Carlos Menem, de todos modos, la grieta del peronismo no alcanza para tanto.
Desde que CFK dejó la presidencia, Pichetto dijo que se sentía liberado de hablar, planteó que los ex mandatarios deben abandonar la política activa como Estados Unidos, que Cristina es el pasado y, últimamente, que se fue del PJ y armó un partido de centroizquierda.
La senadora le contesta elípticamente, a por las redes sociales o a través de sus voceros habituales. Salvo durante la última sesión cuando se debatió el aborto legal, donde se sacaron chispas, a pesar de estar ambos a favor del proyecto.
Esa relación nunca fue amable mientras CFK fue senadora y menos aún cuando ocupó el sillón de Rivadavia. El que mediaba entre ambos era Néstor Kirchner y después de su fallecimiento, la cuerda se tensó al extremo. Pero esa tensión puso en jaque el ordenamiento del Congreso a las políticas de la Casa Rosada.
Cristina y Pichetto entienden el juego de la política, el poder y conocen los recovecos del PJ.
A pesar de las diferencias, durante los 12 años de kirchnerismo Pichetto fue el hombre fuerte en el Congreso y estuvo siempre en la línea de sucesión institucional. Fue el «embajador» de Río Negro ante Nación y sin su visto bueno nada salía de los Ministerios nacionales a la Provincia o los Municipios. Pero también tuvo padecimientos. En ninguno de sus dos intentos pudo ser gobernador: la peor de las experiencias fue en 2007 cuando el radical k Miguel Saiz impuso su reelección.
Así y todo la política tiene sus vueltas y lo que hoy es mañana puede no serlo.
Por esto, ambos se han trasformado en enemigos íntimos.