Según la UCA, creció la cantidad de chicos con hambre
Mas de 1,5 millones de chicos tienen hambre en la Argentina. Pese al mantenimiento de la protección social del Estado y la ayuda alimentaria, ese universo se incrementó en el último año como consecuencia del rebrote inflacionario, que produjo que los planes de ayuda estatales ya no alcancen y que muchas familias no elegibles para esos programas caigan en la pobreza.
El informe de avance 2018 del Observatorio de la Deuda Social de la Infancia de la UCA, que adelantó La Nación estimó que el porcentaje de niños y adolescentes en hogares en los que se experimentó «hambre» durante los últimos 12 meses -la denominada inseguridad alimentaria severa- pasó de 9,6% a 13%, un aumento de 3,4 puntos.
Más específicamente, aquellos que chicos de hasta 17 años que sufrieron hambre pasaron de 1.116.160 a 1.573.000, si se tienen en cuenta aquéllos que viven en ciudades. Esto quiere decir que hubo 456.840 más niños con hambre en un año. Según los autores del trabajo, Ianina Tuñón y Santiago Poy, el porcentaje llega a los niveles más elevados de la serie.
Por otro lado, la proporción de niños y adolescentes en hogares que experimentan inseguridad alimentaria (dificultad para acceder a los alimentos en cantidad y calidad por problemas económicos) pasó de 21,7% a 29,3%, un aumento de 7,6 puntos porcentuales en un año. En la actualidad, hay casi 3,5 millones de chicos con este problema (hace un año eran 2,6 millones).
«Se calcula que la mitad de la infancia en el país es pobre en términos de los ingresos, es decir que vive en hogares que no logran reunir los ingresos necesarios para alimentarse, vestirse, transportarse, entre otros. Sin embargo, no todos los niños pobres pasan hambre», afirmó a LA NACION Tuñón, investigadora Responsable del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA.
«Por eso, con el objetivo de poder identificar aspectos específicos y urgentes es que se ofrece información sobre la proporción de niños que vive en hogares en los que los adultos expresan incertidumbre y preocupación en torno a la posibilidad de acceder a la compra de comestibles en cantidad suficiente para garantizar la alimentación de todos sus miembros», agregó.
Según la especialista, en esos hogares se pueden identificar dos situaciones. «Una que es la de los chicos que viven en hogares donde bajaron la cantidad y calidad de los alimentos que consumen porque no les alcanza el presupuesto familiar, y por otro lado, la situación más grave y que afecta de modo directo a los niños que es cuando son ellos los que deben restringir su ingesta habiendo sentido hambre en algún momento del último año. Se entiende que esta es la situación mas grave porque antes de que un niño deje de comer es habitual que sean los adultos quienes restrinjan su ingesta en favor de los primeros», explicó Tuñón.
Días atrás, la UCA había informado que la cantidad de chicos de hasta 17 años que están en la pobreza había dado dio un salto sustancial entre 2017 y 2018: de 44% a 51,7%. Esto significa que hoy hay 6.255.700 chicos pobres. En otros términos, en 12 meses cayeron 931.700 chicos a la pobreza. Es el número de pobreza infantil más elevado, por lo menos, desde 2010.
«El significativo incremento interanual de la proporción de niños y adolescentes en hogares que experimentaron inseguridad alimentaria tiene lugar en un contexto socioeconómico adverso, caracterizado por el alza de la inflación y la pérdida de poder adquisitivo de los hogares», explicó el informe de los especialistas de la UCA. Sin embargo, en la casa de estudios estimaron que entre 2017 y 2018 se mantuvo estable la proporción de niños y adolescentes que recibían asistencia alimentaria en comedores escolares, comedores no escolares o que vivían en hogares que recibían caja o bolsón de alimentos (36,1% y 36,6%). A su vez, se incrementó levemente la proporción de niños que estaba cubierta por algún mecanismo de protección y asistencia social (38,7% a 40%).
De acuerdo con los relevamientos de la cada de estudios, la asistencia alimentaria directa logra una cobertura del 54% de la población infantil con inseguridad alimentaria y alcanza una mayor cobertura en la población mas afectada (60,6%). Incluso en esta población se registra un incremento de la cobertura entre 2017 y 2018 de 12,4 punto porcentuales, «que se infiere es consecuencia de una mejor focalización de dicha asistencia». No obstante, el 39,4% de la infancia con inseguridad alimentaria severa no accede a dicha ayuda alimentaria.
En ese sentido, se estima que aproximadamente un 18,1% de la infancia vulnerable en términos del acceso a los alimentos carece de algún tipo de sistema de protección social. «Si bien, las acciones de ayuda alimentaria directa a través de comedores, bolsones de comida, viandas, entre otros, han estado presentes y se han intensificado en la etapa reciente, no lograron expandir de modo suficiente su cobertura en las poblaciones más vulnerables y alcanzar plena cobertura en las mismas. Por su parte, la protección social a través de transferencias monetarias ha logrado una mejor focalización en las poblaciones vulnerables aunque tampoco alcanza una cobertura plena», escribieron los especialistas.
Inseguridad alimentaria por estratos y regiones
Se advierte que la situación de inseguridad alimentaria (restricción involuntaria de la dieta) de los hogares es un fenómeno que afecta de modo particular a los niños en los hogares de estrato trabajador marginal y en esta población la tendencia desde 2014 es de crecimiento sostenido. Dicha tendencia se profundiza entre 2017 y 2018, y se extiende a las infancias del estrato obrero integrado y medio no profesional», estimó el documento.
«La proporción de niños en hogares con inseguridad alimentaria total se incrementó en todas las regiones urbanas del país. En el Conurbano Bonaerense, más de tres de cada diez chicos (35,8%) vivían en hogares en los que se redujo la dieta por razones económicas; en el otro extremo, sólo uno de cada diez niños de la Ciudad de Buenos Aires (11,1%) se encontraban en dicha situación», indicó en su descripción el informe del Barómetro de la Infancia.
«En 2018 el 25,4% de los niños y adolescentes del estrato trabajador marginal vivían en hogares en los que se experimentó inseguridad alimentaria severa, un incremento interanual de cinco puntos porcentuales. con respecto a 2017», indicó la UCA y completó: «Por su parte, el 11,8% de los niños del estrato obrero integrado vivían en hogares con inseguridad alimentaria severa, un crecimiento de cuatro puntos frente a 2017. En el otro extremo, en 2018, sólo 1,2% de los niños del estrato medio tradicional vivían en hogares en los que se experimentó la situación de privación alimentaria mas grave por motivos