Sentimiento y posverdad. ADN
Quien sepa decodificar lo que se está gestando en la sociedad, gana la elección. Tres de los cuatro frentes y alianzas que competirán el 7 de abril definieron sus fórmulas. Esta semana se terminan de armas las listas de legisladores. Y habrá un intenso debate judicial. ¿Hay tiempo para debatir un proyecto de provincia?. No. Por eso los sentimientos, el márketing y la posverdad juegan un rol central.
Algo cambió en el mundo. También en Argentina y Río Negro no es una isla. Donald Trump, Mauricio Macri y Jair Bolsonaro son alguno de los exponentes de nuevos liderazgos que llegaron al poder con herramientas del siglo XXI. El último acto político con características de finales de siglo XX -que marcó el cambio de época- fue el de Cristina Fernández de Kirchner el 9 de diciembre de 2015. Histórico, único. La Plaza de Mayo repleta de militantes de un espacio que perdió las elecciones. Al otro día, el Presidente llegaba al Congreso con más granaderos que público.
Juntos armó su team: Alberto Weretilneck gobernador, Arabela Carreras vice, y Pedro Pesatti cabeza de sábana. El FPV también: Martín Soria, Magdalena Odarda y Ramón Chiocconi. El FIT, nominó al tope de su binomio a Norma Dardik, aunque aún no ungió al vice ni a quien irá primero en la lista de legisladores. Falta Cambiemos.
La «vieja política» -y en consecuencia el periodismo- harían elucubraciones del tipo: «Weretilneck no consultó a los intendentes para definir las listas. Un error político porque ningunea al poder territorial». O «Soria despreció al pichettismo y pone un extra partidario en la fórmula… va a tener problemas internos».
Nadie duda que son dos liderazgos fuertes. Y con una visión diferente. Weretilneck ya lo demostró en 2015 y arrasó. Ambos se apoyarán en ideas fuerza diferentes para encarar la campaña que, según quien la analice, será durísima y polarizada, o de tercios. Estilos personalistas con características que no pueden exhibir ni Sergio Wisky ni Lorena Matzen, que únicamente se referencian en el gobierno nacional y Mauricio Macri.
El gobierno tiene las ventajas y desventajas intrínsecas del poder. Pero… ¿las críticas de la oposición a la gestión, alcanzan para destronar a Juntos? Con ese criterio, hoy el presidente Mauricio Macri no tendría ninguna chance de ser reelecto. Máxime, cuando las denuncias de sus adversarios son concretas, contundentes y ciertas. A nadie en Argentina se le escapa que la gestión económica de los recursos es la peor desde el 83 a la fecha, y quizás una de las más paupérrimas de la historia. La gente lo sabe. ¿Alcanza para cambiar el signo político del gobierno? No. Hay adhesiones y rechazos que tienen que ver con sentimientos personales y afectos, nada ideológico. Se devaluaron las viejas estrategias de las épocas electorales, actos masivos, «acarreo», asados y choripanes, slogan radiales y televisivos y afiches de sonrisas forzadas. Quien interprete la indiferencia y la desidia del ciudadano sumará votos.
Los gurúes de las campañas deberán trabajar en diferentes direcciones. Los datos duros están a la vista, no hace falta decirle al almacenero que tiene menos ventas y clientes por la política económica nacional (tarifazos, enfriamiento de la economía, importaciones, paritarias a la baja…) ni a las pymes rinegrinas que las políticas impositivas -nacionales y provinciales- las ahogan. Además de eso -y poco de eso- los dirigentes deberán ser creíbles y sus mensajes entusiastas. Casi pastores. No hay tiempo para discutir. Sólo para las frases de esperanza y futuro. Y principalmente, la apelación constante al sentimiento, a eso que cuando se pronuncia a uno le eriza la piel y le genera un cosquilleo en la panza.
El terreno de la resolución electoral será inédito. ¿Cómo votará el rionegrino? sobre qué deseo e idealización. Quedó en los archivos de la historia aquel tiempo cuando se discutía y se debatía sobre «el futuro rionegrino» y «qué provincia queremos». La inmediatez puso la zanahoria a la vuelta de la esquina y la demanda a los candidatos es cada vez mas finita, donde el domingo 7 de abril se convertirá en un trámite rápido a salvar con mediodía de asado y pastas. El individualismo hizo las suyas en la política bajo la idea Aristotélica de que “La felicidad depende de nosotros mismos”. Parece haberse extinguido el proyecto colectivo.
Faltan poco más de dos meses para elección y aún no llegó el debate fuerte.
Ahora es tiempo de comidilla interna sobre quiénes ocuparán las listas de legisladores. En Juntos y en el FPV hay confianza. Ambos se muestran vencedores. Imaginan dos tipo de elección totalmente diferente. El oficialismo ve un cuadro similar al de 2015 («estamos mejor», aseguran) y la oposición un escenario como el de 2017.
Por ahora, no hay interés del gran público que se irá metiendo en la campaña a medida que termine el verano y el debate se intensifique. Hará mella el tema de la reelección? «Arrancamos abollados» admiten en el oficialismo, porque el caso La Rioja se nacionalizó y Río Negro no podrá escapar al escarnio del gobierno nacional y sus medios de comunicación adictos que ya tomaron partido contrario al proceso de las re-reelecciones.
Temas para más adelante.