Status quo. ADN
La crisis económica rompió todo. Los índices oficiales indican una caída de todas las industrias, lo que impactó de lleno en el mundo del trabajo. Y a pesar del optimismo del Presidente, subió la inflación y la pobreza y hubo pérdida de puestos laborales. Las economías regionales y las pymes, fueron los sectores más afectados.
El plan económico de la Casa Rosada, que impactó de lleno en todas las actividades productivas de la provincia, forjó un nuevo sujeto político: el trabajador público. Es, el único campo que depende exclusivamente de la voluntad de la administración rionegrina.
Hacia allí apunta buena parte de la campaña. El oficialismo fijó su mirada en ese conjunto de individualidades que no sólo habita en Viedma, sino que, por la -moderada- descentralización del Estado y la prestación del servicio público en toda la geografía (médicos, docentes, policías, enfermeros, brigadistas, etc.), constituye un nicho de votantes apetecible.
La oposición no lo descuida. Y promete mejorar los ámbitos de trabajo, jerarquizar la tarea y potenciar las cualidades de los empleados. Todos buscan preservar el status quo. El gobierno tiene ventajas y desventajas. A favor, mantuvo los puestos de trabajo y mejoró algunas variables. En contra, la depreciación del salario que en 2018 perdió contra la inflación, y las condiciones y herramientas laborales.
La fruticultura, el turismo, la agroindustria, el desarrollo científico tecnológico, y los sectores hidrocarburífero y minero tienen atado gran parte de su destino a decisiones fuera de Río Negro. Es cierto que dependen también de las políticas locales, que pueden contribuir en algo, pero esa gestión tiene un techo que es la política económica nacional.
Lo que viene es una instancia de disputa. Juntos mostrará que a pesar de la crisis, Río Negro no sufrió el impacto. Incluso, que trabajó en función de potenciar el desarrollo. El Frente para la Victoria alegará que no existió tal paraguas y que los rionegrinos están peor desde 2015, producto de las decisiones nacionales y la inexistente defensa de los intereses de la provincia. Poco margen tiene Cambiemos en ese debate.
Así, se afianza la polarización.
Pero a pesar de la marcha de la campaña, la política sigue judicializada y el final es incierto. Hoy, el Procurador General emite su dictamen sobre la posibilidad que el gobernador Alberto Weretilneck pueda volver a ser candidato. ¿Habrá un mismo criterio en el Ministerio Público? ¿O Jorge Crespo tendrá otra mirada que el fiscal Herán Trejo?.
Por ahora, hubieron dos pasos en la puja judicial. Trejo -cuya opinión no es vinculante- avaló la postulación del mandatario entendiendo que, ante la duda que presenta el formato del artículo 175 de la Constitución, se impone la participación a la proscripción. Distinto fue el fallo del Tribunal Electoral Provincial.
Hoy, rige la voluntad del TEP y la fórmula Weretilneck- Carreras no está habilitada para participar de las elecciones del 7 de abril. Tanto, que fueron aprobadas las boletas de todos los partidos, frentes y alianzas, excepto ese tramo de la papeleta de Juntos.
La palabra de Crespo no modificará el asunto. Pero impondrá un ánimo diferente en el oficialismo si se expresa en línea con Trejo. Los apoderados de JSRN apelaron al Superior Tribunal de Justicia y en la Casa de Gobierno descuentan que habilitarán al gobernador. En la oposición, especialmente en el FPV, advierten que el mismo optimismo mantuvo Juntos con el TEP. Ese revés, es cierto, no estaba computado. Hay bronca con el juez Ariel Gallinger.
Pero el poroteo previo aseguraría una victoria de Weretilneck en el STJ. En rigor, el FPV tampoco tiene muchas expectativas allí. Sus integrantes rechazaron una recusación presentada por ese sector de la oposición, el único que batalla contra «el acto inconstitucional» del oficialismo. Cambiemos sólo se limitó a presentar la impugnación, lo que alimentó fantasmas alrededor de un acuerdo con la Casa Rosada.
No es un secreto que al macrismo no le convienen una serie de derrotas (como se espera) en todo el país antes de octubre. Y, en tal caso, prefiere triunfos de partidos provinciales como el MPN y JSRN y no victorias peronistas-kirchneristas, mucho menos ahora, que los sectores mayoritarios (con resistencia de Miguel Pichetto y Juan Manuel Urtubey) avanzan hacia la unidad nacional.
Esta semana tuvo una señal: el ministro del Interior Rogelio Frigerio estuvo en Río Negro, se fotografió con Weretilneck y no condenó la re-reelección. También se desinfló la posible llegada de la diputada Elisa Carrió, acérrima enemiga de los procesos reeleccionistas.
Lo cierto es que la judicialización tendrá su capítulo nacional. Sea cual fuera el fallo del STJ -que todo indica sería el miércoles- habrá apelación a la Corte Suprema. Según el protagonista que se consulte, esa instancia los favorecerá. El FPV está convencido que no habrá habilitación y JSRN cree que el máximo Tribunal nacional no se meterá porque es una «cuestión provincial», ergo, quedará firme la sentencia local.
Se viene una semana con definiciones. Mientras, los partidos buscan instalar sus estrategias. El oficialismo gana tiempo y provincializa el debate. El FPV y Cambiemos aseguran que a medida que se despeje el embrollo judicial, se nacionalizará campaña.