Otra brecha: el crédito hipotecario
Como un reflejo de lo que pasa en los principales sectores económicos del país, todavía existe una amplia brecha de género en el acceso al sistema financiero. Si bien hay cierta paridad entre hombres y mujeres en cuanto a la titularidad de cuentas bancarias, eso no se da en el otorgamiento de créditos.
Según los últimos datos que difundió el Banco Central, a marzo de 2018 el 47% de las mujeres adultas poseía al menos un financiamiento mientras que en el caso de los hombres alcanzaba el 54%.
«Esta brecha tiende a incrementarse a medida que aumenta el plazo, el importe o se requiere de la existencia de garantías», sostiene el organismo monetario en el informe que publicó con sus objetivos y planes para el año 2019.
De hecho, cuando uno analiza el desagregado por líneas crediticias se comprueba que en los prendarios, donde el desembolso requiere una garantía, es donde se hace más notoria la brecha de género, ya que apenas el 35% son otorgados a mujeres y el 65% a hombres.
En hipotecarios, que además de necesitar garantías suele ser por importes elevados, el gap también es alto: sólo el 36% de este tipo de préstamos fueron para el primer grupo.
En la financiación destinada a empresas y puntualmente en líneas en las cuales no es necesario contar con una garantía como respaldo, también existe una amplia diferencia. Según la información del Central, en los adelantos en cuenta corriente, que es una de las líneas más usadas por las firmas para financiar su caja diaria, el 60% es otorgado a hombres.
«Creo que tiene que ver con un tema de la mujer, que es más conservadora y también tiene que ver con el rol que tenemos que tener nosotros, como banco, de empezar a capacitarlas, a entrenarlas y a que puedan empezar a tomar riesgo», sostiene Patricia Bindi, directora de la banca de empresas de HSBC Argentina.
«Es una cuestión de perfil a la hora de tomar deuda; lo digo como mujer», agrega, en diálogo con iProfesional, una de las dos ejecutivas argentinas reconocidas en 2018 por Financial Times por el compromiso a favor de la diversidad de género en el trabajo.
Si bien el perfil financiero puede explicar una parte de esta brecha, no hay que desconocer la enorme desigualdad de género que hay en el mundo laboral, que es algo que impacta de manera directa.
«Es un reflejo de muchas otras igualdades que pasan fuera y no sólo se va a arreglar desde el lado financiero», asegura Lucía Cirmi Obón, economista del Centro Interdisciplinario para el Estudio de Políticas Públicas (Ciepp) y becaria doctoral del CONICET en temas de economía feminista.
Las otras desigualdades
Según detalla la especialista, la primera de todas las desigualdades de género es en el trabajo no remunerado de cuidado.
«Eso no aparece en las estadísticas oficiales pero si uno se fija cómo distribuyen las horas del día cuando hay una familia en medio, probablemente la mujer pasa tres horas más cuidando y haciendo cosas de la casa que tienen un valor importantísimo para la sociedad pero que no se contabilizan ni se remunera», explica Cirmi Orbón.
Justamente la escasez de tiempo por la mayor dedicación al cuidado de la familia fue una de las primeras dificultades que surgió en un relevamiento que hizo el Banco Ciudad entre 108 mujeres emprendedoras sobre las trabas que encontraban para acceder a un crédito.
«Por lo general, en su día a día, por cómo esta diagramada su actividad en la sociedad, tienen entre 4 y 6 horas menos que los hombres, porque tienen actividades vinculadas al hogar o con el cuidado de los hijos», cuenta Zelandia Pogliano, gerente de productos y publicidad del Banco Ciudad.
En respuesta a esta traba que encontraron, una de las dos modalidades de la línea Mujeres Emprendedoras, que desarrollaron los primeros días de febrero y que lanzaron el jueves último, permite acceder a un préstamo de hasta 100.000 pesos prácticamente sin ir al banco.
Otra de las desigualdades que refleja esta brecha está en la participación laboral. En concreto, según datos publicados por la Cepal, la mujer en Argentina dedica 42,4 horas semanales en promedio al trabajo no remunerado, mientras que el hombre destina apenas 17,3 horas.
«Un inconveniente que tiene el sistema financiero es cómo calificarlas, cuando están dedicadas a su actividad familiar, no tienen una actividad laboral propia pero tampoco ningún antecedente crediticio negativo. No tienen manera de demostrar cómo provienen su ingresos», destaca Dario Silva, gerente de segmentos del Banco Comafi, que entre otras líneas tiene a cargo el segmento Comafi Chicas.
«En ese sentido, cuando nosotros identificamos en el proceso de onboarding que la persona tal vez no tiene empleo propio pero está relacionada con una persona bancarizada, que es el conyugue, que tiene capacidad de repago, nosotros apostamos a esa persona y avanzamos con lo que sería su primera línea crediticia en el sistema financiero», agrega.
Barreras desde la demanda y desde la oferta
A la hora de enumerar las barreras que enfrentan para acceder al sistema financiero, Nicole Bidegain Ponte, Oficial de Asuntos Sociales de la División de Asuntos de Género de la Cepal hace una división bien clara entre las que vienen por el lado de la demanda y las que se deben exclusivamente a la oferta.
En rigor, en septiembre de 2018, en su disertación en Chile cuando presentó el Informe de Género en el Sistema Financiero ubicó cuatro barreras por el lado de la demanda: falta o limitados ingresos y acceso a recursos; estereotipos de género; pobreza de tiempo y bajos niveles de educación financiera. Del lado de la oferta mencionó a las barreras regulatorias y legales; a los sesgos de género en instituciones financieras y a los productos no adecuados a necesidades diferenciadas.
Entre esas barreras, la educación financiera es un paso clave que poco a poco comienza a ser más valorado entre los bancos locales. El Ciudad, por ejemplo, complementó la nueva línea crediticia Mujeres Emprendedoras con una capacitación. Ya hizo la primera jornada el 20 de febrero, con 250 cupos agotados, y ahora preparan otra para el 12 de marzo.
El Comafi, en tanto, impulsó su programa «Te va bien emprender». De hecho, de los 10 encuentros que en el macro de ese ciclo hicieron el año pasado, tanto para clientes como para quienes no tenían cuenta en el banco, hubo 3 destinadas exclusivamente a las mujeres.
«Son muy valorados porque tenían temas destinados exclusivamente al manejo financiero y a la economía de todos los días», explica Silva.
Desde el HSCB lanzaron una línea que busca acercar a directivas de negocios a los mercados internacionales, brindarles capacitaciones en productos de comercio exterior y que participen en seminarios de finanzas y espacios de networking.
«Nosotros tenemos presencia en 66 países en todo el mundo. Es una forma de ayudar a las mujeres que tienen sus emprendimientos o que exportan, a facilitar su llegada al mundo y a darles más mercado», cuentan desde la entidad.
Bendita tu eres
Otra de las entidades activas en cuanto a la inserción de la mujer en el sistema financiero es el Banco Industrial (Bind), que no sólo organiza encuentros y capacitaciones de manera periódica sino que, además, es el único de los 56 bancos que tienen un puesto de presidente en el que una mujer ocupa ese rol.
«Todas las estadísticas muestran nuestra creciente participación en roles de liderazgo tanto en el sector público, como en el privado. Pero no pensemos solo en un primer mandatario, o una ejecutiva a nivel gerencial. En todos los niveles jerárquicos, estamos nosotras», escribió el 8 de marzo en el blog que tiene en la página de la entidad «Chipi» Meta, como la conocen en la City.
Según la última encuesta anual de Mujeres Directivas realizada por Grant Thornton International entre 5.500 empresas en 36 países, el porcentaje de compañías con al menos una directiva subió en 2018 a 87%, un aumento del 12% durante el último año.
«El reclamo no es ‘aumentar nuestra participación laboral’, ser simplemente más explotadas, como dice el FMI. Es reconocer, remunerar y distribuir todos los tipos de trabajo que ya se hacen, para poner la economía al servicio de la vida», escribió Cirmi Orbón en su cuenta de Twiter.
Los datos del Banco Central muestran que desde 2016 la cantidad de mujeres que accedió al financiamiento creció 10%. «En 2019 se seguirá analizando la recopilación y revisión de datos desagregados por género, tanto de la oferta como de la demanda, para monitorear y analizar a qué responden las diferentes brechas en el sistema financiero», sostuvo el BCRA en su informe anual.
«Me encanta poder ayudar a liderar este proceso en el que la mujer empezó a tomar un rol mucho más activo en actividades que siempre estuvieron liderada por los hombres. Lo que hay que hacer es tratar de coordinarlo y hacer algo más ordenado», asegura Patricia Bindi, del HSBC, que alcanzó el puesto 28 entre las 100 directivas de negocios más destacadas del mundo en el ranking «Financial Times and HERoes Female Champion of Women in Business 2018».
«¿Quién dijo que las finanzas son cosa de hombres? ¿Dónde está escrito? ¿Por qué tenemos que aceptar mirarlas desde afuera?», se preguntaba hace un año «Chipi» Meta en el blog del Banco Industrial, para luego responder: «Es momento de que, en sintonía con la visibilización social de nuestros derechos, las mujeres tengamos las mismas posibilidades de ser protagonistas del mundo financiero. Es momento de entender que podemos llegar donde queramos».
El cambio empezó. Aún queda mucho camino por transitar para achicar la brecha no sólo en el sistema financiero sino en la economía en general, pero lo seguro es que se avanza en la dirección correcta.