Con un ojo en las encuestas y otro en el dólar
(Por Claudio Zlotnik-iProfesional).- El informe de la consultora Aresco es rotundo y deja en evidencia el riesgo que corre Mauricio Macri, de cara a la campaña y las próximas elecciones: da cuenta del correlato entre la aceleración inflacionaria y el desgaste de la imagen del jefe de Estado. No hay cosa que impacte más en la desaprobación de la gestión oficial que la inflación.
A medida que la suba de los precios hizo estragos en el poder adquisitivo de la población, el Presidente vio resentido su nivel de adhesión.
El último reporte de la consultora manejada por Federico Aurelio da cuenta de que Cristina Kirchner le saca casi cuatro puntos de ventaja a Macri en la primera vuelta: 33,8 a 30.
«En un balotaje están totalmente emparejados. El escenario es de paridad total», dice Aurelio. Lo que en la calle suele denominarse como «una moneda al aire».
Las encuestas de Aresco son seguidas con especial interés en Wall Street. Tienen alto rating entre financistas y analistas. Aurelio suele medir para los gobernadores pero también para la Casa Rosada.
Ese trabajo no hizo más que refrendar algo que en los centros financieros vienen percibiendo: que el segundo mandato de Macri corre serios riesgos. Y que la estrategia electoral de la Casa Rosada, de jugar su suerte a la polarización con Cristina, puede salir mal.
Según Aurelio, el denominado «núcleo duro» del kirchnerismo ronda los 25 puntos. Es decir,, Cristina -hoy por hoy- se encuentra varios puntos por encima de lo que hasta hace algunas semanas parecía su techo.
Y más: las encuestas que llegan a los escritorios de los operadores coinciden en que el nivel de rechazo de Macri se encuentra igualado al de CFK, un escenario que hasta hace poco no existía. Al contrario, los análisis políticos se inclinaban por destacar el techo electoral de la expresidenta, bajo por el elevado rechazo por parte de los votantes.Te puede interesar
La consultora Managment & Fit también maneja números muy negativos para las aspiraciones de Cambiemos. La desaprobación en la gestión oficial ya alcanzó al 62,6% en la última semana.
En contraposición, la «aprobación» cayó al piso de 25,6%. Perdió la mitad desde finales de 2017, al momento del triunfo electoral de Cambiemos.
«Es difícil ganar otra vez una elección con la corrupción y la transparencia; y sin la economía que acompañe», asegura Mariel Fornoni, directora de Managment & Fit. «El Gobierno imagina el escenario deseado más que el escenario real», concluye.
Un dato del actual escenario electoral: según M&F, un 78% de la población cree que estará igual de mal o peor en los próximos meses.
La constante alza de los precios -en especial de los alimentos, que registran un encarecimiento del 58% en los últimos 12 meses- golpea la imagen en la gestión del Gobierno. Y el escenario, lejos de aliviarse, mantiene su elevada temperatura.
Según la consultora Elypsis -dirigida por el economista Luciano Cohan, ex número dos del Palacio de Hacienda- la inflación de las últimas cuatro semanas ascendió al 4,5%.
El informe destaca que la variación mensual de alimentos se mantiene, hasta mediados de marzo, en el 5,9% en las últimas cuatro semanas, por encima incluso del registro de la semana previa (5,4%).
Este mes, la suba de las carnes y los lácteos vuelven a instalar a los alimentos como el rubro más problemático. Con alzas por encima del promedio. iProfesional ya reveló que Molinos, la principal fabricante de alimentos (aceites, harinas, yerba, fideos), acaba de enviar nuevas listas a los supermercados, con incrementos de hasta 15,5%.Te puede interesar
Por si fuera poco, en marzo también está impactando el ajuste de las tarifas de servicios públicos (luz y transporte).
¿La última trinchera?
Se sabe, el Gobierno está jugado a mantener en calma el mercado cambiario. No hay chances de ir a una campaña electoral sin esa variable domesticada.
La interpretación que hacen en el mercado es que, en ese sentido, Guido Sandleris tiene dos opciones para intentar cruzar el río con éxito. Y, aún así, cada escenario afronta sus riesgos:
- Sostener una tasa de interés de referencia elevada, cercana al 70% anual, con la posibilidad de subirla más si el dólar llegara a moverse. A sabiendas del deterioro de la economía real con un costo financiero en estos niveles, existe un riesgo: que una apreciación del tipo de cambio podría llevar a una dolarización más pronunciada, justo lo que se busca evitar.
- Puede buscar lo que, a priori, luce como más lógico: intentar una baja en el costo del dinero y permitir una depreciación del tipo de cambio. Un movimiento, aunque sea bien cauteloso, de ambas variables, con la idea de permitir un desahogo de la actividad económica. Esa decisión podría derivar en un «efecto serrucho», por la cual la tasa de interés se movería de acuerdo a la necesidad de mantener al tipo de cambio con una baja volatilidad.
Las frases que se escuchan en las oficinas de inversores y financistas mantienen ese tono de preocupación sobre lo endeble de un plan económico que depende del clima político y de que no se desboque la propensión de los ahorristas por dolarizarse en masa.
«Lo último que se acordó con el Fondo está concebida como la última trinchera de este programa de emergencia, más allá de que el Gobierno pueda aún disponer de algunas herramientas para evitar que el dólar se dispare», comenta a iProfesional el economista de uno de los principales bancos europeos, con sede en Wall Street.
«Acá no es una cuestión del poder de fuego que tenga el Central sino, más bien, de la incertidumbre política que el mismo Gobierno se encargó de instalar dándole espacio a la grieta», remarca un operador desde Nueva York.
«Si las encuestas vienen peleadas entre Macri y Cristina, la salida de capitales puede exacerbarse. Este esquema monetario y financiero que armó el Gobierno puede funcionar, aún cargando con un montón de costos, pero siempre y cuando se mantenga en línea la salida de capitales», refrenda el economista del banco europeo.Te puede interesar
La sensación dominante en el mercado es que el BCRA no dispone de reservas suficientes para evitar una corrida. De acuerdo a una estimación realizada por la consultora de Melconian-Santángelo (MacroView), las reservas netas apenas llegan a los u$s17.000 millones. Muy lejos de los u$s68.000 millones informados por la autoridad monetaria, y en los que también se cuentan el swap con China y los desembolsos del FMI para repagar la deuda pública.
En la óptica de los principales bancos y fondos de Wall Street con inversiones en la Argentina, al Gobierno podría costarle muy caro su estrategia de polarización permanente con Cristina.
Estrategia defensiva durante la campaña
El análisis sugiere que ese formato sería beneficioso si la economía funcionara medianamente bien y Macri debería revalidarse. Como hace un año y medio. En un escenario en el que la economía que se expandía y con la fuerza del Estado para inyectar dinero a través de la obra pública, Cambiemos se dio el lujo de derrotar a la expresidenta llevando como candidata a Gladys González, una figura desconocida de la política.
Algunos fondos extranjeros llegaron a la conclusión de que prefieren observar el resultado de las próximas elecciones sin inversiones en el país; y por eso apuran las ventas. Otros prefieren sumar precauciones al tomar coberturas dolarizadas, que presionan sobre el tipo de cambio.
Unos y otros observan que el FMI hoy sigue apostando muy fuerte a la reelección de Macri y por eso no sólo prestó u$s57.000 millones sino que ahora ablandó su rígida postura fiscal, al permitir que Hacienda utilice $60.000 millones en ayuda social en medio de la recesión.
Lo malo, en todo caso, observan los operadores, no es que el Fondo «invierta» en el país sino que sea uno de los pocos jugadores fuertes que lo está haciendo en estos momentos.
La duda que sigue primando en Wall Street ya no es si el mercado se va corriendo de la visión de un Macri ganador -algo que está sucediendo- sino si esa percepción irá acompañada de una renovada presión sobre el tipo de cambio. Y ahí, sí, hay apuestas para todos los gustos. Lo único que resta es esperar a verificar si las municiones del Banco Central resultan eficientes.