Abrazados por el miedo a perder
(Por Jorge Joury*). – La antesala de las elecciones se vive como una partida de ajedrez. Pero también tiene un alto voltaje discursivo y un denominador común: de aquí a octubre, Mauricio Macri hará lo que le pida María Eugenia Vidal. Su suerte está atada a la de ella. Fue por eso que a pedido de la gobernadora, el Presidente sacó un decreto anulando las listas colectoras, ante la posibilidad de que el peronismo presente un candidato único y la mande al pasto.
En el PJ apuntaban a ir con un solo candidato en Buenos Aires, junto a las dos boletas del justicialismo a nivel nacional.
Puntualmente, lo que se determina es que los partidos políticos no podrán ir divididos en la elección presidencial y unirse en otro nivel. La norma, que modifica al decreto reglamentario de la ley de Reforma Política que aprobó el kirchnerismo en 2010, cambia las reglas de juego a solo 4 meses de las PASO. También hay que recordar que fue un mecanismo usado por Cambiemos en Jujuy en 2015, cuando Gerardo Morales presentó su candidatura junto a la de Macri y a la de Sergio Massa. Lo que se comenta en las mesas de la rosca política, es que ya estaba casi abrochada la fórmula Axel Kicillof para gobernador y Malena Galmarini, la esposa de Sergio Massa, para vice.
El PJ bonaerense que preside el intendente Gustavo Menéndez no se cruzará de brazos. Promete batalla y adelantó que irá a la Justicia para impugnar la reforma. «Ninguna reforma electoral puede realizarse en año de elecciones y menos por decreto», aseguraron.
Además, como forma de campaña electoral Vidal también les solicitó a sus ministros que estudien una ley de góndolas. Es para el caso que no tengan un efecto contundente las medidas de la Casa Rosada. Mientras esto se instrumenta, la mandataria decidió que vuelvan ampliados desde este fin de mes los descuentos del 50% en el Banco Provincia y se prolonguen hasta las elecciones. Esta vez, la movida viene con premio, ya que el límite de reintegro será de dos mil pesos.
La centralidad creciente de Vidal también quedó ilustrada con su presencia en la reunión del jueves en la Casa Rosada entre los gobernadores de Cambiemos (Larreta, Vidal y los radicales) por un lado, y una especie de Gabinete ampliado de crisis liderado por Marcos Peña, quien intentó canalizar los reclamos de medidas anticíclicas para frenar el descontento social por la recesión inflacionaria o la inflación recesiva.
Vidal también debió actuar como bombero en la quinta de Olivos. Fue cuando Mauricio Macri recibió el viernes a los dirigentes «sin tierra» y casi vivió un motín a bordo al ser desafiado por una concejal de Cambiemos que le dijo que la quieren más a María Eugenia.
«¿Cuándo vas a tocar el timbre?», le reprochó la concejal al presidente en medio del asado y lo paralizó. De ese modo hizo referencia a la estrategia de campaña de Cambiemos de salir a tocar timbre para escuchar a los vecinos, que fue abandonada en los últimos meses por temor a las reacciones por la crisis económica. La concejal dijo además que la economía «nos duele a todos». Macri recogió el guante y, con una sonrisa, valoró la honestidad de la edil. «Así me gusta, sin pelos en la lengua», respondió.
Para que el ambiente no se caldeara más, Vidal salió a apagar el fuego y dijo que todas las obras que se hacen en la provincia y en los municipios son «gracias a Mauricio».
También llamó la atención el tono que utilizó Marcos Peña, que les pidió a los candidatos bonaerenses de Cambiemos que piensen la campaña en términos de una «guerra» que se definirá recién en los últimos 15 días. «Sean más vietnamitas», arengó y les sugirió meterse a convencer a los indecisos en todos los ámbitos, incluso en grupos privados de WhatsApp.
En el miedo a perder las elecciones, lo que se observa es que Cambiemos ha encontrado un remedio para recuperar la mística de los tiempos de campaña y está dispuesto a dar batalla en los escenarios más hostiles. La imagen de Peña respondiéndoles a los gritos a los diputados que lo atacaban el miércoles con cifras de la pobreza y con cartelitos opositores, es la foto de un debate que se repetirá metro a metro sin concesiones.
Las PASO y los comicios generales dirán si la mutación política del macrismo se produjo a tiempo o si llegó demasiado tarde. Por lo menos, el golpe de timón es un síntoma de energía vital en la batalla por el poder. La que no tuvo la Alianza en 2001, cuando la confrontación interna mandó a la lona al gobierno de Fernando De la Rúa tanto o más que sus debilidades de gestión. Cambiemos ahora apuesta a corregir sus desatinos para demostrar en estas elecciones, que algo han aprendido de las numerosas lecciones del fracaso que se siguen acumulando en nuestra historia.
Mientras tanto, la calle se calienta cada vez más y en el Gobierno crece la desesperación por encontrar una llave salvadora. Mauricio Macri ve que los números le juegan con el pulgar hacia abajo y que la posibilidad de reelegir se aleja. En esa dirección, la Casa Rosada apura el paso para dar los últimos retoques al plan de acuerdo con las empresas que se anunciaría el próximo miércoles y que incluiría la ampliación de los “Precios Cuidados” y el relanzamiento de “Ahora 12”.
Pero la travesía no es fácil. Los supermercadista se mostraron preocupados y levantaron la guardia. Comenzaron a torpedear el intento advirtiendo que, si se avanza con un nuevo congelamiento de precios para combatir la inflación y la caída del consumo, habrá desabastecimiento de productos, una postal del pasado a la que el oficialismo le teme. En ese sentido, se advierte que el cliente verá productos baratísimos, pero le dirán que no hay más. Simplemente porque la industria deja de fabricar productos con los que va a pérdida, o no los entrega.
Las idas y vueltas para armar este rompecabezas y el desgaste que genera la falta de claridad en lo que se está pergeñando, ha derivado en que el propio ministro de la Producción, Dante Sica, un hombre clave en el andamiaje negociador, haya dado un golpe en la mesa y puesto a disposición su renuncia. Todos salieron a pararlo, porque sería letal para Macri. Marcaría su debilidad para encontrar consensos en medio de la tormenta.
Sica está enojado y vocifera que lo mandaron a convencer a las empresas sin reglas claras, como ir a la guerra a pelear con un escarbadientes.
Macri empieza a tomar conciencia que el relato de emergencia que le armaron Marcos Peña y Durán Barba luego de la implosión del gradualismo, no sirve para sumar votos y ahora solo piensa en el bolsillo de la gente.
En medio de toda esta discusión hay números muy preocupantes. La onda expansiva llega hasta la propia aldea del PRO. En la ciudad de Buenos Aires, la más rica del país, según información oficial, 1.343.000 porteños sufren privaciones y 204.000 pasan hambre. Son datos inéditos, que publicó el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP), que dirige el economista Claudio Lozano, en su Informe denominado Derrumbe social en la Ciudad de Buenos Aires.
Los asesores presidenciales y los aliados del radicalismo, coinciden que algo hay que hacer de manera urgente para evitar el naufragio. Esto ocurre, en momentos en que todas las encuestas hacen sonar las sirenas marcando que cada vez son menores las posibilidades que tiene Cambiemos de buscar revancha en los próximos cuatro años. No se trata de una sensación de derrota, sino de un hecho que se traduce en saliva amarga. Por ejemplo, una medición de Sypnosis, dio cuenta que, en un eventual escenario de ballotage, Cristina Kirchner le ganaría por dos puntos a Mauricio Macri. El Círculo Rojo está al borde de un ataque de nervios.
Mientras la crisis económica se agudiza, la pulseada y la campaña llega a niveles de subsuelo entre el precio de la leche, espías y arrepentidos truchos. Como si fuera poco, la diputada Elisa Carrió tampoco ayuda. Mostró una triste imagen trucando una foto donde se la ve acostada en el piso, al lado de una góndola de supermercado. Poco serio, en momentos en que se necesita aquietar las aguas. Esto revela que la pobreza argentina no es solo económica.
Pero también existe un elemento en la cúpula del poder que no se está teniendo en cuenta en el terreno político: el creciente antimacrismo. Cuando estos sentimientos aparecen son muy difíciles de revertir. Y la calle, que siempre habla, está mostrando signos de no retorno ¿Podrá Vidal con tanto peso sobre sus hombros? (diario Full)
*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP y analista político. Su correo electrónico es jorgejoury@gmail.com.