«Botín de Guerra»: Expropiación de niños indígenas
(ADN). – ¿Existió un plan premeditado para la distribución de niños indígenas durante la Campaña al Desierto? la pregunta encuentra respuesta en la captura y distribución de menores en Carmen de Patagones y Viedma, a fines del siglo XIX, en dos trabajos de investigación realizado por el historiador del Museo Ema Nozzi, Leonado Dam,en colaboración con el historiador Jorge Bustos, denominados “Registro de Vecindad del Partido de Carmen Patagones” (1887) y “Botín de Guerra”.
Precisamente en el Museo de Patagones se exhibe un conjunto de fotos que ilustran como esos niños indígenas fueron apropiados por las familias de esa época y otros trasladados a la ciudad de Buenos Aires.
En el archivo del museo -según cuenta Leonardo Dam- se encontraron unas cartas dirigidas a un militar Lino De Roa que formaba parte de lo que fue la Campaña al Desierto. Se trata de un teniente coronel, protagonista de la avanzada militar. Persiguió a las comunidades que tenían como “lonkos” a Sayweke, Foyel e Inakayal. También fue -como lo demuestran las cartas que recibía- un distribuidor de niños indígenas a las familias de la elite maragata.
En ellas se pedían niños indígenas por parte de vecinos de lo que hoy sería la Comarca Viedma-Patagones. La campaña fue un proceso largo que culminó en enero de 1885. Este personaje estaba en Valcheta, donde había un campo de concentración y estaba vinculado por esa condición de carcelero con pueblos originarios y su distribución. Nos llamaba la atención el circuito porque muchos de esos niños no eran para Patagones, sino para mandar a Buenos Aires como un obsequio y para quedar bien con algún contacto. Patagones formaba parte del circuito porque salían del puerto. El recorrido era Valcheta, Patagones y Buenos Aires.
De esta investigación surgen archivos con el tema de los niños, cuyos nombres eran los de los dueños de las casas. En el registro, que era un censo, se hacía una cédula con la familia y figuran con el apellido del dueño de casa y un nombre criollo. Un borramiento total. Una especie de padrinazgo. En los libros de bautismo aparecen con sus padrinos y una aclaración que dice “hijo de padres indios desconocidos”.
El historiador del Museo Ema Nozzi, relata que «nuestra postura es que (la apropiación de niños) fue un plan premeditado» Se habla de un plan de distribución. Roca lo venia planeando y hay cartas de Roca con el agregado militar de EEUU donde le pregunta que habían hechos las autoridades norteamericanas con los indios, como era el sistema de reservas y colonias. Finalmente se establecido el sistema de distribución siempre con los grupos indígenas que se enfrentaron militarmente, porque dentro del mundo indígena había distintas posturas. Estaban los que colaboraban y los que resistieron. Para estos últimos fue este sistema que consistía en separar a la familias, desmembrarlas. Los hombres llegaron a formar parte del ejercito o eran mano de obra en el Norte y las mujeres y niños eran enviados a las familias acomodadas. Y lo más apetecible eran los niños como una forma de relevancia social y prestigio. También había quienes se hacían cargo como hijos adoptivos. Eso también pasó.
Leonardo Dam cuenta que si bien ya estaba la enseñanza primaria obligatoria, estaba lejos de cumplirse. Igualmente, de todos los niños criollos el 50% iba a la escuela, de los indígenas solo el 20% y explicó que la orden salesiana tiene un caso paradigmático como el de Ceferino. Pero el de Ceferino era un caso particular, porque era hijo y nieto de caciques muy importantes. La realidad es que con el resto de los indígenas la situación era muy diferente. Los salesianos tenían una idea de generar una escuela de oficio que se instaló en Viedma. Estaba la escuela de monjas, María Auxiliadora y el San José, pero eran para los hijos de la élite social. La iglesia no tiene una política monolítica al respecto.El padre Savino, que era un Lazarista que compra esta casa del Museo y la casa de al lado, además de los terrenos de la catedral de Viedma, tenia una idea de fundar escuelas y que las niñas indígenas se pudieran educar y luego volvieran a sus tribus. Era una idea mas integracionista, menos forzosa.Cuando se larga la Campaña es terrible lo que ve y le genera un conflicto de conciencia.
El se va -prosigue- renuncia y no espera que le acepten la renuncia. Allí aparece la orden salesiana, que estaba en el país tratando de llegar a la Patagonia. Ahí el estado le da el permiso.No olvidemos que los salesianos vienen en la columna del General Roca en la campaña. Vienen el Padre Santiago Costamagna, Luis Botta y Antonio Espinosa, que era el numero dos de la iglesia argentina. Hacen un gran despliegue sobre la patagonia, pero les genera un sufrimiento importante por las cosas que ven, eso está en las cartas de los sacerdotes: las marchas forzadas, asesinatos para divertirse, esas salvajadas del ejercito con los pueblos originarios. Allí hay un conflicto, pero creían que era lo que había que soportar para llevar adelante la misión.
Estos son algunos de los temas abordados en estos dos trabajos de los historiadores del Museo Ema Nozzi, de Carmen de Patagones, que fueron divulgados por internet.
La muestra de las fotos en el Museo tuvieron más difusión por las redes sociales. «Es conmovedor cuando la ven los niños de las escuelas. Uno ve en ellos algo que genera impacto. Se siente empatía con esos niños que estaban jugando en las tolderias y de repente su mundo se derrumba por completo porque no ven más a sus madres y padres, a sus hermanos, trabajan en una tarea que les insume todo el día, sus apropiadores hablan un idioma que no es el de él, con una religión y un nombre que no es el suyo», señala el historiador Leonardo Dam, en un reportaje realizado por Patricio Lobos y distribuido por internet.