Plan Patagonia. ADN
El gobernador Alberto Weretilneck se erige como el líder de un bloque norpatagónico en el Congreso de la Nación. El 10 de diciembre deja el sillón que ocupó por casi ocho años y desde el que logró construir el círculo político virtuoso más importante de la historia de Río Negro.
Desde mañana, el cipoleño comenzará el tramo final de la transición con Arabela Carreras y proyecta su futuro en Buenos Aires, siempre anclado en la provincia y con visión regional.
El acuerdo que concretó con su par neuquino, Omar Gutiérrez, se cristalizará en un interbloque. Pequeño en términos numéricos (dos diputados y un senador) pero apetecible a la hora de construir consensos y conformar quórum y mayorías en ambas Cámaras, teniendo en cuenta la conformación que tendrá el Parlamento nacional luego de la elección del 27-O, donde el Frente de Todos es la primera minoría en la Baja y mayoría -no especial- en la Alta.
Weretilneck comandará el proceso y representará los intereses de Río Negro y Neuquén en los temas clave para las dos provincias: petróleo, agricultura y ganadería, y turismo. El nexo excluyente es Vaca Muerta. El desarrollo de ese yacimiento es para la norpatagonia una fuente inagotable de recursos económicos, más aún en tiempos de crisis.
Si bien es cierto que el emprendimiento energético está enclavado en la provincia vecina, su actividad derrama hacia el norte rionegrino: Cipolletti, Cinco Saltos, Campo Grande y Catriel. Pero además, la cuenca subterránea tiene un reservorio en Río Negro que podría ser explotado para ampliar la frontera energética.
Incluso, hay un estudio de YPF presentado hace cuatro años en el que demuestra que la vertiente baja por el costado de los ríos Negro y Colorado hacia el atlántico, motivo por el que la compañía nacional proyectó bases marítimas frente a las costas del sur bonaerense y el este rionegrino. Ese plan se frenó cuando asumió el presidente Mauricio Macri.
Pero más allá de la gestión en el Senado, Weretilneck tendrá (a partir del acuerdo con Gutiérrez) un rol político destacado. Por ahora, el entendimiento solo alcanza a estas dos provincias, pero no se descarta que el rionegrino sea el vocero de todos los distritos que componen la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos (OFEPHI), que integran (además de Neuquén y Río Negro) Jujuy, Salta, Formosa, Mendoza, La Pampa, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego.
Esta proyección en la política nacional es consecuencia del tesón del cipoleño, que ideó su salida -para arriba- de la gobernación, aprovechando su imagen positiva y la intensión de voto aún, contra natura electoral, impulsando una boleta corta en una elección nacional. Es cierto que fue clave la decisión de Miguel Pichetto de no competir en ese tramo y bajó la lista de senadores del macrismo, pero no es menos cierto que a otros proyectos similares en el país les fue mal. Tanto, que el MPN perdió por primera vez a sus senadores.
El periplo de Weretilneck comenzó después del asesinato de Carlos Soria. Resistió el embate de Pichetto que quería convocar a elecciones y se probaba el traje de gobernador. Un llamado de la Casa Rosada (comandada por Cristina Fernández de Kircnher) garantizó la continuidad institucional. A partir de ahí surfeó en la interna entre soristas y pichettistas hasta que decidió romper con el PJ y armar un partido provincial (el sueño histórico de Julio Salto, el mentor de los cipoleños) con vocación hegemónica. Jugó a todo o nada, sumó una pata peronista de la mano de Pedro Pesatti y en 2015 arrasó en las urnas. Cuatro años después impuso la ola verde en 18 municipios, catapultó a Carreras a la gobernación y logró ser senador.
Ahora, comienza una nueva etapa.