La semana más difícil. ADN
Río Negro se ubicó como uno de los distritos con más contagios de coronavirus en el país. En proporción por habitantes, fue la tercera detrás de la provincia de Buenos Aires y la Capital Federal. El crecimiento motivó al Gobierno a generar un cerco sanitario en Choele Choel, Lamarque y Beltrán, y medidas de restricción en Bariloche y Cipolletti. Los datos preocuparon a Nación, lo que motivó una videoconferencia entre el ministro de Salud, Ginés González García y la gobernadora Arabela Carreras, para repasar las estrategias sanitarias que se aplican en la provincia.
Estos hechos fueron precedidos por las críticas que Hugo Spinelli, doctor en salud colectiva, hizo sobre el proceso que está llevando adelante la provincia: “A Río Negro le están explotando los casos y eso puede derivar en un descontrol” planteó, y recomendó una política más agresiva en la lucha contra el COVID-19. Fue la primera censura de un especialista, alejada de la lógica político-partidaria. Sus declaraciones abrieron una catarata de cuestionamientos desde la oposición. Pero también evidenció que no todos en el oficialismo están de acuerdo con el accionar del Gobierno.
Para evitar una crisis política interna y cortar los reproches del FdT y la UCR, Carreras y Alberto Weretilneck idearon una estrategia conjunta para atacar ambos frentes que tuvo, entre otras, la convocatoria al diálogo virtual con el bloque opositor mayoritario que duró más de tres horas. También, alinearon a JSRN (intendentes, parlamentarios, concejales) y a coro pidieron «no caer en enfrentamientos políticos innecesarios en tiempos de pandemia» y exhortaron «evitar proyectos demagógicos». Un planteo similar hizo la Gobernadora ante el Presidente cuando le transmitió su respaldo a la ampliación de la cuarentena. La mandataria valoró al gobierno nacional por la “demostración de federalismo” pero también -vía Twitter-, advirtió de “la aparición de oportunistas políticos”. Ese posteo fue retuiteado por Alberto Fernández, una clara señal hacia Río Negro. El jefe del gobierno argentino pondera el acompañamiento institucional de Carreras -como el de todos los gobernadores- en la lucha contra el coronavirus. Pero tomó nota del fuerte respaldo de Weretilneck al reclamo de Cristina Fernández de Kirchner, a la Corte Suprema, para que el Senado puede sesionar de forma virtual.
Los legisladores del FdT hicieron un repaso con Carreras y parte de su Gabinete de cómo se desarrollan las estrategias sanitarias globales y por región. Y trasladaron el pedido de intendentes y concejales para aumentar el control vehicular en las rutas provinciales y nacionales y evitar la propagación del virus. Como muestra de buena voluntad, no avanzaron con el pedido de explicaciones -que sí habían realizado públicamente- sobre la denuncia de un ex fiscal a la violación de la cuarentena del ministro de Seguridad, Gastón Pérez Estevan.
Así y todo el Gobierno tiene responsabilidades en las críticas opositoras. Fue empujado al diálogo. En Laprida y Belgrano no hubo un proceso inicial (como sí ocurrió en Nación y otros distritos provinciales) de trabajar codo a codo con todos los sectores de la sociedad. También le costó sumar -de manera efectiva- a los intendentes a las estrategias sanitarias y las muestras están a la vista. Cuando se declaró la pandemia y se conformó el Comité de Crisis, solo incluyó a los tres poderes del Estado. Y a pesar de los reclamos de los jefes comunales, la oposición, sindicatos y sectores productivos y económicos, nunca amplió la comisión. Todo quedó centralizado en Viedma y administrado en forma digital.
Uno de los efectos más patentes fue el reclamo unificado de las CGT. Desde la zona andina, la central obrera viene batallando contra el secretario de Trabajo, Jorge Stopiello. Esa región tiene su principal industria cerrada. Sin turismo, hoteles, bares, restaurantes, comercios y las agencias del sector, no generan ingresos y comenzaron las suspensiones y despidos (denuncian los gremios) a pesar del decreto presidencial que los prohíbe.
Los efectos políticos del coronavirus están íntimamente ligados a los económicos, que preocupan cada vez más. El ministro de Economía, Luis Vaisberg, indicó que se trabaja día a día. Por ahora, llevó tranquilidad y dejó entrever que se pagarán los salarios de abril en tiempo y forma, pero no se sabe qué ocurrirá con los haberes de mayo. Al cierre total del turismo se agregó la caída histórica del precio del petróleo y la provincia tiene cada vez menos recaudación por baja de la actividad comercial y el alivio impositivo a las pymes. Además, se implementan programas de asistencia alimentaria y otro tipo de ayuda a los sectores más vulnerables de la provincia, y créditos para las industrias. Todo ello con fondos públicos. La esperanza está puesta en los desembolsos de Nación. También se abrió otra puerta: el ministro de Economía de la Nación, Martín Guzmán, anunció que ayudarán a las provincias a refinanciar o reestructurar sus deudas en dólares como lo está haciendo Argentina con los acreedores internacionales.
Es posible que muchas de las medidas tomadas no alcancen, la crisis es enorme y es mundial. También es cierto que muchos de los anuncios (provinciales y nacionales) tiene dificultades en la aplicación y el sector bancario-financiero no colabora todo lo que debiera. Es por ello que el Senado apura el tratamiento del impuesto a la riqueza, un tributo que alcanza a unos 12 mil argentinos que deberán pagar por única vez el 1% del dinero -declarado- en bancos, bonos y activos. La Corte habilitó el tratamiento virtual, y eso genera jurisprudencia, es decir, que las legislaturas provinciales y los concejos deliberantes podrán sesionar también y aprobar leyes y ordenanzas sin riesgo que lo actuado sea judicializado.
Evidentemente, es tiempo de diálogo y consenso. Todos tienen razones para esgrimir, pero se impone un acuerdo provincial que incluya a todos. Nadie se salva solo. Corresponde al Gobierno convocarlo, pero también liderar el Estado y tiene la última palabra frente a las propuestas que puedan provenir de la oposición, gremios o sectores económicos y sociales. Así fue decidido por la voluntad popular, y por cierto por una amplia mayoría.
La prioridad, sigue siendo la salud.
El Gobierno nacional anunció la ampliación de la cuarentena. Esta etapa será «administrada» y algunas provincias (no será el caso de Río Negro) tendrán la posibilidad de flexibilizar el aislamiento social y habilitar el desarrollo de nuevas actividades que hasta ahora estaban vedadas, fuera de los servicios esenciales. Si hubiese aumento de la circulación, las medidas se retrotraerán.
La consigna sigue siguiendo #QuedateEnCasa y en la provincia se deberán aumentar los controles ya que hay algunas ciudades que muestran más movimiento que el deseado. Río Negro, como el resto del país, ganó tiempo por el aplanamiento de la curva de contagios y pudo fortalecer el sistema de salud para afrontar el pico de infecciones que, parece, se aleja a junio y podría ser menor que en otros países.
El Gobierno hizo una elección. Eligió proteger a sus ciudadanos. El objetivo no debería perderse y tendría que ser común a todos. Habrá que revisar y corregir. Se aprende sobre la marcha. El problema no es el error, el inconveniente es no reconocerlo.