Una crisis amengua, otras afloran. ADN
Por fin la crisis sanitaria da un respiro en Río Negro. A pesar que la provincia sigue en el podio -tercera- de contagios de coronavirus por cantidad de habitantes, en los últimos días se registró un freno en los sitios más críticos (como el Valle Medio) y hasta se evidencia un aplanamiento de la curva. A hoy, hay más pacientes curados que contagiados activos.
Por lo visto, fue efectiva la medida de aplicar cordones sanitarios en Choele Choel, Lamarque, Beltrán y Chimpay, y restricciones en Cipolletti y Bariloche, todas recomendaciones de Nación (que habían sido pedidas por los intendentes) después del brote de COVID en esas ciudades. El Gobierno pegó un golpe de timón. Incluso aceptó las críticas de especialistas en infectología y epidemiología. Y hasta admitió ampliar el comité de crisis de salud. Sin embargo, el comportamiento del virus es impredecible por lo que es clave seguir con atención su curso e ir en busca de casos, testeando y armando un mapa epidemiológico.
Pero a medida que se disipa una crisis (o da algo de tregua), surgen otras: la política y la económica.
La Provincia ingresa en su etapa más complicada desde lo financiero. La única buena noticia es que el presidente Alberto Fernández dispuso la vuelta del barril criollo (como durante el gobierno de CFK) para evitar el derrumbe del sector, que incluye empresas, provincias productoras y trabajadores. Con un precio de 45 dólares, Río Negro recuperará algo de los ingresos que se fueron escabullendo entre los dedos, producto del cierre total del turismo y la caída de la recaudación. Sin embargo, en Economía no saben aún si la rentabilidad petrolera (una bandera que enarboló Alberto Weretilneck desde el Senado) podrá evitar el rojo en las cajas, y anunciar en tiempo y forma el cronograma de mayo.
Hoy, las condiciones no están dadas. Aquella premisa que soltó el secretario de Hacienda de Bariloche, Diego Quintana, sobre que los estatales podrían perder parte de sus ingresos, está cada vez más cerca. La mayoría de los municipios no saben (efectivamente) cómo pagar los salarios en junio y no pueden acudir a la Provincia por un rescate. Para colmo, el Gobierno esperaba cerca de 500 millones de pesos de Nación, pero llegarán solo 228 este mes.
A la baja de la recaudación hay que agregar la merma en la ayuda nacional y la erogación que el Gobierno dispuso para ayudar a las pymes y aumentar la contención social en los sectores más vulnerables. Esto sin comenzar a contabilizar el pago de la deuda -en dólares- del Plan Castello. En consecuencia, nada garantiza que el cronograma del mes que viene no llegue con quita. En el sector privado, ya hay gremios que están cerrando acuerdos a la baja (de entre el 25 y el 30%) en los rubros no esenciales que hoy están cerrados.
El caso genera una crisis ya que el Gobierno -si no logra reunir fondos- tendrá que lidear con el enojo gremial.
Otra crisis, menos lejana, es la política. La salida de Nicolás Land del Ministerio de Desarrollo Humano dejó al desnudo diferencias en Juntos. Es el segundo funcionario de primera línea que es eyectado por la gobernadora Arabela Carreras, y que pertenecían al núcleo de Weretilneck. Para colmo, en áreas claves: Economía y Desarrollo Social. El ahora senador no opinó. Entiende que no es su gobierno y que la mandataria tiene el pleno de facultades para armar su equipo. Pero no está contento. Ambos ex funcionarios fueron contenidos: Agustín Domingo en el directorio del Banco Patagonia y Land irá a la secretaría de Energía.
Ahora, Carreras se rodea de leales. Juan José Deco se muda de la Secretaría General de la Gobernación al Ministerio que deja Land, y en su reemplazo llega el ex legislador Daniel Sanguinetti, quien se definió como un «incondicional». Los tres fueron las conducción del Ministerio de Turismo. El arabelismo gana terreno en Laprida y Belgrano. Y se va definiendo el perfil que espera de su gestión la mandataria: un gobierno despolitizado.
El problema de una gestión, en tiempos de pandemia, es que el partido (JSRN) no puede suplir la falta de la acción política, ya que no se puede salir y eso impide que los dirigentes recorran el territorio complementando al Gobierno. Carreras tampoco habilita a los intendentes a armar un espacio -como un Foro- que le daría territorialidad. Pero frente a ello, reclama más compromiso institucional y político de todos. Una contradicción, sino abre el juego.
Para colmo, cuenta con pocos funcionarios. No son muchos los ministros los que están en la trinchera desde que se declaró la emergencia sanitaria, y los demás brillan por su ausencia. La mayoría de los funcionarios está en sus casas y el silencio en la Casa de Gobierno aturde. Eso provoca cansancio y estrés. La Gobernadora siente demasiado el peso de estos tiempos sobre su figura.
Por ello es central cómo comience esta semana. Mañana, pondrá en funciones a Deco y Sanguinetti, y la imagen será potente hacia adentro de Juntos. Entonces -muchos- desean más apertura, y un armado político que contenga a todos. Solo de esa manera, Carreras podrá logar el respaldo (auténtico) que espera.