Camino al acuerdo. ADN
El acuerdo de Nación con los bonistas extranjeros abrió el camino de la reestructuración de las provincias. Río Negro festejó el anuncio del presidente Alberto Fernández y ahora espera la autorización del Ministerio de Economía para cerrar el entendimiento con tenedores del bono del Plan Castello.
Arabela Carreras celebró el anuncio y felicitó al Jefe del Gobierno argentino por que «logró el éxito en la negociación sin claudicar en el respeto por la soberanía, el bienestar del pueblo y los intereses argentinos”.
En Economía, el equipo que dirige Luis Vaisberg aseguró que «el acuerdo es favorable» para la Provincia, que ya tiene encaminada su negociación.
Por ahora, Nación no habilitó a Río Negro a finalizar el entendimiento hasta no finalizar algunos trámites propios. Avanzarán primero distritos como Neuquén y Jujuy, pero Martín Guzmán pretende que la nave insignia sea la provincia de Buenos Aires que detenta la deuda más importante. Según el cronograma que ideó el Ministro, seguirán en orden al nivel de endeudamiento.
El gobierno rionegrino tiene avanzado el diálogo con los tenedores y hay consenso con los bonistas. La negociación es menos compleja que la de otros distritos ya que es un solo bono de 300 millones de dólares.
«Estamos cerca del acuerdo, estamos esperando el aval de Nación» aseguran en Economía, y subrayan que las negociaciones siempre tuvieron el aval de la Casa Rosada y se hicieron bajo la estrategia nacional.
Hay entusiasmo porque la reestructuración alivia la carga de intereses (la tasa estipulada en la colocación fue del 7,75%), ya que la negociación con los acreedores indica que este año no se pagan intereses y el año que viene la tasa será de menos del 1%. Además, se estiran las amortizaciones entre 2024 y 2027.
La novedad es alentadora en este contexto de pandemia, donde cayó (aunque recién el mes pasado se notó un leve repunte) la recaudación, se redujo la coparticipación, aumentó la inversión en el sistema de salud y se incrementaron las erogaciones en créditos al sector privado. El gobierno se entusiasma con el plan pospandemia y este alivio a las arcas provinciales es clave.
Sin embargo, la situación sanitaria no da respiro. El aumento de contagios en la provincia escala fuerte y la tasa de mortalidad es de las más altas del país.
Río Negro tomó el eslogan del Presidente y lanzó una campaña (#compromisoyesperanza) que apela de lleno a la responsabilidad individual para frenar la proliferación del Covid. Según los informes epidemiológicos, los casos surgen y se reproducen en las reuniones sociales. Pero el Estado no puede depositar el peso de su estrategia sanitaria exclusivamente en la comunidad.
Enfocados en la responsabilidad institucional y política del manejo de la pandemia, un grupo de legisladores del Frente de Todos reclamaron la renuncia del ministro de Salud, Fabián Zgaib. Pero la Gobernadora no quiso dejar agrandar el conflicto y dio por cerrado el tema: «no lo estamos considerando».
Sin embargo, el pedido del FdT tuvo consecuencias políticas.
El sector que impulsó la salida de Zgaib está enrolado en el sorismo. Los «Peaky Blinders» (José Luis Berros, Daniela Salzotto, Ignacio Casamiquela, Pablo Barreno y Ramón Chiocconi) argumentan que le dan una «salida» a la Gobernadora porque el Ministro «es fusible» y su eventual eyección oxigenaría la gestión provincial. Pero en el Gobierno desacreditan el argumento ya que «Arabela no necesita» de la coartada de la oposición para cambiar a un integrante del Gabinete.
¿Entonces? Una razón se encuentra en la idea que los fieles a Soria «juegan» en la interna de JSRN. Así lo aseguran dirigentes de ese espacio que ven «una grieta» en el oficialismo y la piensan utilizar a favor. Ven al Ministro debilitado y alejado de la Gobernadora. «Está sólo porque lo sostiene Weretilneck», aseguran.
Pero otra razón los mueve: la propia interna del FdT.
Las diferencias en el bloque son notorias y eso responde a las tensiones que existen principalmente en el PJ, que aún no define una conducción clara. El sorismo azuzó la renuncia de Zgaib y no contó con el respaldo del resto de la bancada. Y llamativamente -dicen sus «compañeros»- el pedido se hizo después que el senador Martín Doñate publicara una foto con el Ministro en Choele Choel, entregando un respirador artificial en el hospital local.
Doñate evitó pronunciarse. Prefiere sostener el armado (lento, pero conciso) de una dirigencia capaz de generar un proyecto alternativo de poder en Río Negro. Para eso constituye referencias territoriales con concejales e intendentes, agrupa a los referentes de los organismos nacionales en la provincia y consolida su proyección nacional, especialmente en comisiones clave del Senado. Se muestra como un gestor y en sus acciones (por la fruticultura, salud, turismo) suma a dirigentes de todos los sectores políticos. «No es tiempo de confrontaciones, ya llegará el momento electoral», dicen a su alrededor.
Las críticas por la administración de la pandemia también provocó la reaparición de la alianza cambiemista: el PRO, la UCR y la CC-ARI expresaron su preocupación por «el peligroso desmanejo de la situación sanitaria en la provincia, sin conducción ni política ni técnica».
En rigor, las relaciones no son óptimas en el espacio de Juntos por el Cambio. El radicalismo está corrido (su dirigencia detesta que se la catalogue como macrista) y busca refundarse. La presidenta, Lorena Matzen, hace esfuerzos por retener a los intendentes -tentados en el trasvase a Juntos- y pretende un llamado a elecciones que movilice al partido y volver a las bases.