El dominio digital
(ADN). – “El medio digital cambia nuestra conducta, nuestra percepción, nuestra sensación y nuestra convivencia, sin que podamos valorar las consecuencias de esta embriaguez”, dice el filósofo Byung Chul Han -surcoreano radicado en Alemania- y define esa embriaguez como el mareo o la desorientación que produce la inmediatez de las redes sociales.
Este fenómeno sucede a diario y cada vez con mayor relevancia en las relaciones humanas coaptadas por las redes sociales. Lo digital se caracteriza por lo emocional. Rara vez la comunicación digital es neutra o gris, al contrario, busca emocionarse y emocionar. Reafirmarse y buscar seguidores de alguna causa, según explica el propio Han.
Y aquí surge la importancia de las redes sociales en la política. Se ha dejado atrás la época de la biopolítica para dejar paso a la psicopolítica digital, donde el poder interviene en los procesos psicológicos inconscientes. El psicopoder es más eficiente que el biopoder, por cuanto vigila, controla y mueve a los hombres no desde fuera, sino desde dentro.
En este contexto, ¿qué sucede con las campañas políticas en Río Negro? Tanto el FdT, como JxC y JSRN echaron mano a la cuestión digital. Ya no son necesarios los actos masivos como demostración de fuerza, en tanto que las redes sociales no requieren movilización de personas y desconocen de distancias. Hay que seguir a los candidatos por las redes y divulgar en cadena posteos para sumar “seguidores”.
A nadie molesta que un partido político utilice este recurso, donde el mensaje llega a la intimidad de las personas, sorteando las vallas de la privacidad. Los candidatos suman seguidores y buscan el “me gusta”. Abrir el Google, YouTube, por ejemplo, es encontrarse con los candidatos rionegrinos a la diputación nacional.
En el caso de Ana Marks, del FdT, está acompañada por fotografías del presidente Alberto Fernández y de la vicepresidenta Cristina Fernández, ratifica el concepto de pertenencia a un partido y una ideología, y persiste con la tradición de la visita casa por casa para captar al votante. Aníbal Tortoriello, ofrece un mensaje egocéntrico en torno a su figura. Irrumpe sólo en el pedido del voto, detrás del concepto del “camionero próspero”, de la meritocracia vinculada al neoliberalismo económico y despojado de acompañamiento de referentes de esa alianza macrista, reafirmando que la propuesta de JxC empieza y termina en el candidato. En JSRN hay nuevas formas y alternativas para buscar la adhesión. Es la más novedosa, porque además de repetir casi los mismos parámetros del resto de los candidatos, Domingo y Ibero utilizan este Panóptico digital buscando otros nichos sociales de votantes. Representan con mayor fidelidad el clima de época, sobre todos en sectores juveniles.
Hoy se perdió el concepto de políticas de masa y el mensaje es dirigido a individuos aislados que puedan ser manipulados por estas tecnologías de la información y la comunicación. En la campaña del oficialismo los asesores y consultores trabajaron esta idea, sobre todo en la candidata Ibero, con la instalación inmediata sin mediación.
Se suman seguidores que funcionan en celdas individuales, sin pertenencia partidaria e ideología, donde no hay representación del lenguaje y la cultura. Hay superficialidad y vulgaridad para captar el “me gusta”, que luego se mide como patrón de adhesiones que si bien son efímeras, se deben sostener hasta el día de las elecciones. Al día siguiente ya todo habrá terminado, lo principal era marcar tendencia.
Hay un público a conquistar. Se trata de la gente joven que tienen como fuente de información a las redes sociales, porque no consumen información periodística en los medios de prensa, y también de a poco se incorpora gente adulta. Los candidatos tienen presencia en Google, el smartphone, Facebook, Instagram y twiter y en todos -como otras redes- se incluyen fotografías, gifs, videos y encuestas, con una elevada dependencia tecnológica.
La publicidad de JSRN incorporó también el Tik Tok, una aplicación para compartir videos cortos que permite a sus usuarios crear y difundir videos de hasta 1 minuto de duración sobre cualquier tema y seguir a los perfiles de otros usuarios, por lo que funciona como una red social. Son segundos donde los candidatos se ofrecen como mercancía, simpáticos, llanos y mortales.
Volviendo a la campaña del oficialismo y el uso de las redes es notorio observar cómo se instaló en el centro de la escena a Mercedes Ibero, “Mechi”, sobrenombre adoptado en las redes. No es la imagen seria y de tipo intelectual de Agustín Domingo, además economista, una actividad que fatiga al consumidor, sino que la médica que fue cara visible del informe diario sobre el desarrollo de la pandemia de coronavirus en la provincia, se presenta en las redes tocando la guitarra, remando en el río Negro, se muestra en parques y espacios públicos. Trabaja para sumarse a la Cámara de Diputados, desde lo emocional para sumar “me gusta”, fuera de todo criterio analítico. La consigna se resume en el hashtag #entramechi.
Hay una imagen hiperreal que “no representa”, sino que “presenta” un momento que se capta inmaculado y desaparece luego de dejar su huella emocional. El mensaje no deja margen para errores: “somos los únicos que podemos defender los intereses rionegrinos”. El otro no existe. Se “postea” y se “tuitea” para apoyar o para rechazar.
El mundo digital empardó a la política con las ofertas comerciales. Se preanuncia para el futuro una democracia desideologizada fabricada por expertos que sustituyen a los políticos y hacen superfluos a los partidos.
Mientras esto avanza todos los usuarios de las redes sociales dejan sus huellas digitales en el mundo informático de la Big Data. El Panóptico digital ejerce su control y vigilancia, puede leer pensamientos, controlar “seguidores” e intervenir en los procesos electorales a partir del conocimiento que se obtiene de grandes cantidades de datos digitales de interacciones humanas, donde todo se vincula a lo emocional. Creemos que vivimos en plena libertad, pero en realidad estamos más controlados que nunca.
Las masas dieron paso al enjambre, un conjunto de seres aislados que se identifican por sus presencias en cada instante en las redes, para responder a un efecto movilizador, como puede ser en este caso un proceso electoral.
¿Este será el futuro? Por de pronto, los niños de hoy nacen en este mundo digital llegan con un teléfono bajo el brazo.