Paritarias e internas gremiales. ADN
No tan lejos de la política, las internas se debaten en los gremios y detrás de reivindicaciones laborales asoman posicionamientos de poder. En Río Negro las paritarias estatales pusieron blanco sobre negro la situación por las que transitan los sindicatos que ante cada escenario de discusión salarial, endurecen posiciones y declaraciones, con ropajes que a poco de transitar desnudan sus propias falencias.
El gobierno de Arabela Carreras inició la etapa de debate de actualización de ingresos de los empleados ante ATE, UnTER y SITRAJUR, en una especie de alianza gremial con tácita conducción de Rodolfo Aguiar.
Luego de idas y venidas entre la patronal y los sindicatos que siempre preanuncian un acuerdo -que se dilata para mostrar una negociación favorable y éxito en la pelea-, las negociaciones se encaminaban a un final esperable, hasta que todo se desmadró.
Mientras estatales y judiciales transitaron el camino a la aceptación, en paritarias con el Poder Ejecutivo y Poder Judicial respectivamente, los docentes rompieron. El Congreso rechazó la oferta oficial y se encaminó al paro y movilizó hacia Viedma, una situación incómoda para Aguiar y que también repercute en el gremio judicial, donde hubo mejoras en la propuesta del Superior Tribunal de Justicia, siempre con un plus que otros no tienen y que privilegia el salario, como es aplicar todas las mejoras sobre el básico.
Los dirigentes de UnTER, Sandra Schieroni y Marcelo Nervi, soldados de cien batallas, se enfrentaron con una asamblea docente radicalizada. No es novedad, ni la primera vez. Las delegaciones docentes de Cipolletti y Bariloche llevaron toda la artillería para hacer fracasar a la conducción con cualquier acuerdo. En otros momentos, a pesar de las posturas duras, estas delegaciones superaban sus propias contradicciones enviando a la asamblea provincial menos delegados y, de esta manera, apaciguar la votación final inclinando la balanza en favor del secretariado general.
Nada de esto pasó. La conducción está condicionada porque hay otro motivo interno en estas circunstancias. Hay elecciones en el gremio docente y entonces esta pelea es un peldaño para escalar en la consideración de los afiliados.
El Gobierno mantuvo su oferta. Los docentes cobraron con aumento y se ratificaron los descuentos. Una presión al bolsillo como para aflojar al más duro. Además, hay muchos docentes que no están afiliados y no adhieren al paro.
Habrá nueva convocatoria a paritarias, sin mucho más que lo que se ofertó. Pero esta vez se chica el margen de la conducción y hay posibilidades de un acuerdo con los maestros. La cúpula de UnTER ya trabaja para desactivar a los díscolos en el próximo Congreso y acordar con los adversarios internos más moderados. ¿El riesgo? Que las posiciones radicalizadas crecen en el conflicto.
En SITRAJUR, Emiliano Sanhueza también enfrenta elecciones en el sindicato de los judiciales y la oposición surge desde Viedma, con la figura de Adriana Saber. Todos los beneficios que sume la actual conducción servirán, aún mostrando los dientes en la paritaria. El oficialismo tiene una contrincante de fuste.
A Rodolfo Aguiar le cuesta esta situación de conflicto docente extendido, y lo pone en una posición delicada en el incipiente frente gremial. Su última visita a la Casa de Gobierno tuvo gestos de menor dureza. Llegó debilitado. No pudo dar garantías de conducción del conglomerado sindical.
La política no está ausente. Tanto ATE, como SITRAJUR y UnTER formar parte de las CTA y fungen lejos de la CGT de “los gordos”, donde habitan UPCN y Legislativos. Ese frente gremial orbita en el espacio progresista y también tiene como objetivo electoral próximo evitar un triunfo del neoliberalismo en el país, y la llegada del Juntos por el Cambio al gobierno provincial.
Para esto tienen un espacio donde militar, la Unidad Popular, un partido organizado por Aguiar que permitiría estar en las próximas elecciones y aspirar, al menos, a una banca en el parlamento provincial, incluso no presentando candidato a gobernador y hacer una propuesta sólo para la Legislatura.
También en estos gremios hay sectores que juegan en la interna del PJ y del FdT, con resabios como la “celeste” de Marcelo Mango en la UnTER, y otros identificados en cada ciudad con el peronismo y sus propias internas.
El año próximo hay elecciones generales en todo el país. Nada es ajeno entonces en las definiciones de los sindicatos.
Todo lo que se acuerde con el Gobierno es en expectativas, ya que el proceso inflacionario requiere de un diálogo casi permanente. Recién se terminó de acordar la actualización salarial del 2021, y ahora resta acomodar los números en un proceso preelectoral que se viene.