INVAP se afianza como «empresa global»
(ADN).- Satélites geoestacionarios, radares militares y servicios de alta especialización tecnológica. Estos son solo algunos de los negocios en los que destaca INVAP, la principal empresa de proyectos de alta tecnología del país. Pero el corazón de la compañía estatal rionegrina continúa siendo el diseño y la construcción de reactores nucleares de investigación: es el origen de las capacidades tecnológicas que le permitieron dar el salto a nuevos negocios, como el satelital.
“Ser una empresa global es un desafío estimulante para INVAP” asegura Tulio Calderón, gerente de la división nuclear en diálogo con el sitio EconoJournal. El directivo habló sobre el estatus de los distintos proyectos nucleares de la compañía, el mercado de radioisótopos médicos y sus oportunidades, y la visión de la empresa sobre tendencias en el mercado nuclear.
-INVAP lleva décadas trabajando en el diseño y construcción de reactores de investigación en Argentina y el mundo. ¿Qué funciones cumplen este tipo de reactores?
Nuestros reactores son reactores multipropósito de potencia media para hacer investigación, producir radioisotopos para medicina, realizar ensayos de materiales, entrenar personal y realizar algunas aplicaciones médicas directas. Ejemplo de eso, el RA-10 en Argentina tendrá las capacidades para poder hacer muchos experimentos y estudios con neutrones sobre materiales. Algunos para aplicaciones industriales directas y otros para investigación. A la vez, en la periferia del núcleo reactor hay posiciones para irradiar ciertos materiales que al trasmutarse por la interacción con el flujo neutrónico generan radioisótopos para aplicaciones diversas, típicamente médicas, para diagnóstico o tratamiento, además de industriales.
-La producción y venta de radioisótopos médicos es un core business en este tipo de unidades. ¿Cuáles son las características de este producto en lo que refiere a sus aplicaciones y a su comercialización?
Los radioisótopos médicos tienen finalidades de diagnóstico y/o tratamiento. Un isótopo radiactivo tiene la capacidad de decaer, emitiendo normalmente rayos gamma o unas partículas beta. El más usado en el mundo por lejos es el tecnecio, que genera la capacidad de realizar imágenes para diagnósticos de cáncer. Con el isótopo que se genera a partir del reactor se pone y marca una molécula que es química. Esta molécula se dirige a ciertos órganos, transportando al radioisótopo a dónde uno quiere estudiar los tumores. Desde esa posición, al emitir radiación permite que con sensores externos se estudie cómo se distribuye la actividad. Luego hay otros isótopos que permiten hacer no solamente diagnósticos por imagen sino tratamiento. Se alojan cerca del tumor y lo irradian, liberan energía destruyéndolo.
-¿Qué oportunidades existen hoy en el mercado internacional de radioisótopos médicos?
El mercado esta maduro. Hay una demanda más o menos estable. El más usado es el tecnecio 99, que es molibdeno 99. El tema es que la flota mundial de reactores que lo producen es vieja, de los años 60. En Argentina tenemos el RA-3, en Australia esta el más nuevo, el OPAL, que lo hicimos en los 2000. Países Bajos hoy lo produce con un reactor viejo, que será reemplazado por el PALLAS. Sudáfrica también quiere una nueva unidad para reemplazar el reactor SAFARI-1. Canadá salió de este mercado y Estados Unidos no fabrica esto y es el 50% de la demanda mundial. Esencialmente hay bastante trabajo en una generación nueva de reactores que reemplacen los viejos. El caso más reciente es que con la salida del Reino Unido de la Unión Europea, Gales esta estudiando instalar un reactor, con el que eventualmente podría exportar al Reino Unido. Estamos participando en un análisis de factibilidad allí. El 40% del tecnecio se produce en Europa, básicamente, y el 60% restante esta distribuido entre Sudáfrica, Australia y otros países. El RA-10 es argentino y también puede entrar en este mercado. También hay un isótopo nuevo, el lutecio 177, que es el que tiene grandes expectativas comerciales. Para eso es que se esta diseñando el reactor PALLAS así como el RA-10.
-La compañía tiene distintos proyectos de este tipo en construcción. Uno es el reactor RA-10, en construcción en Ezeiza. ¿Por qué Argentina necesita un nuevo reactor de investigación?
La razón es la misma que en todo el mundo: obsolescencia del reactor anterior. El RA-3 ya esta cumpliendo más de 50 años. Estos reactores normalmente se diseñan para una operación de 40 años. Pero como son máquinas que tienen un diseño relativamente simple comparada con la complejidad de un reactor de potencia, se generan actividades de media vida, de extensión de uso y disponibilidad de los componentes principales, actualizaciones de electrónica y se les extiende la vida útil, a veces unos 20 años más. Algunos llegan a los 80. Esa es la principal razón para reemplazar el RA-3 con el RA-10. Pero al reemplazarlo no solamente se reemplaza la funcionalidad original sino que se amplia a los nuevos requerimientos. El RA-10 agrega muchísimas funcionalidades respecto al RA-3. En particular muchísima capacidad de investigación en haces neutrónicos, capacidad de hacer análisis de materiales, la capacidad de irradiar silicio para agregarle valor y producir muchísima más cantidad de radioisótopos. Por ejemplo, se podrán realizar muchos de los ensayos que son fundamentales para el diseño de nuevos combustibles nucleares para centrales de potencia. Esto es algo que esta en alta demanda en el mundo.
-¿Cómo esta avanzando la construcción del reactor?
Muy bien. La obra civil esta prácticamente terminada. Los montajes electromecanicos están muy avanzados, con bombas piping. Este es el año de montar los sistemas, como para que el próximo ya entrar en el comisionamiento del sistema. Primero en frío, sin cargar el combustible. Y luego en caliente, que es la puesta del combustible, puesta en crítico y uso del reactor. Por lo que el RA 10 estaría operativo en el 2024.
-Otro proyecto importante es el reactor PALLAS. ¿Qué impulsa a Países Bajos a querer este reactor?
Países Bajos junto a Bélgica produce actualmente el 40% de los radioisótopos del mundo, particularmente del molibdeno. Países Bajos apunta a mantener ese posicionamiento. Además tienen una excelente cadena logística. Estos isótopos normalmente tienen una vida media de una semana. A las cinco semanas no queda nada. Tener un isótopo que hay que distribuir a todo el mundo eficientemente necesita de una cadena de distribución aérea, más el transporte y distribución en superficie. La cadena logística es el segmento más complejo porque hay pocas empresas que tengan una capacidad global de distribución. Holanda ya la tiene y lo que esta haciendo es cambiando el reactor que los produce, el High Flux Reactor, por uno nuevo, el PALLAS. Con este nuevo reactor además se esta configurando como posible proveedor de lutecio 177.
-¿Cuál es el rol de INVAP en este proyecto?
Somos básicamente el diseñador de la planta y el responsable de toda la construcción e integración. Tenemos una relación muy buena con la Fundación PALLAS, que será la dueña de la planta y operadora junto con RNG, que es el actual operador del HFR. Vamos a incorporar contratistas para la obra civil y trabajamos en un pliego para la licitación de quien hará propiamente la obra civil del reactor.
-¿Cuál es el estatus del proyecto Pallas?
-La construcción ya comenzó. El sitio de construcción fue entregado a Pallas y las rutas al sitio están hechas. Ya se definió el constructor de lo que sería el foso sobre el que se construirán los cimientos del reactor, que se ubica a cientos de metros del reactor viejo. Por lo que el período de construcción ya comenzó. En cuanto al financiamiento será otorgado por el gobierno holandés. Antes de la pandemia hubo una expectativa de inyectar financiamiento privado en un 70% del proyecto, pero eso no prosperó. Así que el proyecto será con financiamiento estatal, como suele pasar con estos reactores en el mundo.
-INVAP también tiene proyectos en Brasil, Sudáfrica y Arabia Saudita. ¿En qué consisten?
Hace varios años Argentina y Brasil tuvieron la posibilidad de hacer un reactor como el que se había hecho en Australia, para que sea el reactor de radioisótopos y ciencia a partir de neutrones de referencia en la región. Se acordó construir uno en Buenos Aires y otro cerca de San Pablo. En ese momento se diseñó el RA-10 en Argentina y junto con una empresa brasilera de nombre Amazul, Invap diseñó el Reactor Multipropósito Brasileño. Se terminó la ingeniería de detalle hace unos años y Brasil esta empezando a prepararse para la construcción. Esperamos que este año se estructure el presupuesto. Por lo que se sumaría en la región un reactor con una configuración de diseño parecida a lo que es el OPAL, el RA-10 y el PALLAS. Sudáfrica también esta reemplazando el reactor SAFARI-1. El año pasado abrió un nuevo proceso licitatorio, al cual presentamos una oferta muy similar a los reactores mencionados anteriormente. Somos dos o tres los oferentes, con Francia y Corea del Sur. Por otro lado, lo que estamos haciendo en Arabia Saudita es construir una facilidad para entrenar gente para operar y mantener centrales de potencia. Arabia Saudita decidió hace unos años explorar la energía nuclear para generación eléctrica. Para esto necesita la capacidad nuclear, como instituciones, instalaciones y personal capacitado. La facilidad que estamos construyendo tiene una potencia de esencialmente 100 watts, es de muy baja potencia, como las que existen en universidades argentinas. Estamos terminando la obra civil, los componentes mecánicos. Esperamos terminarla el año que viene.
-Con el proyecto Pallas, podría decirse que los reactores de INVAP habrán alcanzado los cinco continentes. ¿Cómo se explica este caso de éxito internacional en el rubro tecnológico que es INVAP?
No es casualidad esto, es estructural. Argentina tiene más de 70 años de un plan nuclear con muchas dosis de continuidad. Esto genera una posición tecnológica fuerte. Pero normalmente después de cuatro o cinco años el mercado interno ya lo saturaste. El RA-10 es el décimo reactor diseñado para Argentina. Pero desde 1977 con la primera exportación a Perú que estamos exportando reactores. Por lo que el segundo horizonte de cualquier área tecnológica es exportar en la región o a países con los que existe cierta cercanía política. Eso luego también se agota, por lo que el tercer horizonte es global. En casi todas estas tecnologías de alta complejidad y de mercado global tenes que ser global a los diez años, sino te volves doméstico. Muchas empresas que diseñaron este tipo de reactores especializados nacieron en los programas militares de los países, como Rolls Royce, que hace los reactores de los submarinos ingleses. El nicho de reactores medianos es un nicho que Argentina ocupa hace muchísimos años. Pero la industria con el tiempo se tiende a consolidar y no es un mercado grande, entonces las empresas que pueden realizar trabajos ahí se vuelcan en su lugar a centrales de potencia, que es lo que pasó cuando Canadá, Alemania y Estados Unidos salieron de este nicho. Se dedican a las centrales de potencia, porque son más grandes y un negocio más grande. Por lo que INVAP esta en un nicho especialísimo, de reactores de entre 500 y 1000 millones de dólares, con plantas asociadas, mientras que las centrales de potencia cuestan miles de millones. Argentina ocupó este nicho hace mucho tiempo y entre las empresas de occidente quedamos nosotros y los franceses. En Oriente quedan empresas en Corea del Sur y Rusia.
-¿Cómo viven este desafío de trabajar en tantos proyectos nucleares simultáneamente en varios continentes?
Ser una empresa global es un desafío estimulante para INVAP. Al vender y trabajar en países con culturas tan distintas es muy estimulante para nuestra gente. Pero el desafío de ser internacional es que jugás en primera A. Tenes ciertas ventajas como capacidad, compromiso, tecnología y experiencia. Pero tenes otras desventajas como un menor acceso financiero y a los recursos humanos. En casi todas las áreas tecnológicas entró muchísimo el tema de laburar remoto. Entonces muchísimo del diseño se hace de forma remota. Todo lo que es software hoy es global. Lo mismo que hacemos nosotros lo podemos hacer en India o acá. Así que cambió la estructura de relación con la mano de obra. Ya las generaciones nuevas son, in extremis, los nómades digitales. De todas formas, Argentina tiene un nivel de crecimiento infernal en gente vendiendo servicios para afuera. Es un área con un crecimiento enorme. La consecuencia es que los costos de mano de obra especializada se dolarizaron, se pusieron a nivel internacional. Se busca gente en todo el mundo y nuestra gente es muy competitiva. Hoy tenemos que nutrirnos de gente de todos lados, así que es un ambiente bastante más interesante para trabajar. Tenes clientes por todos lados pero también competencia y demanda por todos lados. Ya no podes suponer que tu desafío es interno y tu frontera define las reglas. Hoy incorporas reglas mundiales.
-Muchos gobiernos y empresas están apuntando al desarrollo de reactores de baja y mediana potencia, como es el caso del CAREM argentino, e incluso se habla de microrreactores. ¿Cómo están viendo en la compañías estas tendencias en generación nucleoeléctrica?
Los reactores modulares pequeños (SMR) constituyen un campo muy atractivo desde el punto de vista tecnológico, ambiental y económico. Aspiran a dar suministro de energía cercano a las ciudades, en ubicaciones chicas, y fabricados en economía de escala, no por tamaño sino por cantidad, además de ser intrínsecamente seguros. Aparte del tema de seguridad, la atracción mayor de los SMR es que tienen inversión gradual. El modulo de reactor nuclear grande de entre seis y diez mil millones de dólares tarda ocho o diez años en empezar a producir. Es invertir un gran dinero para recién comenzar a recuperarlo en diez años. Con cualquier tasa de retorno es un negocio muy difícil de justificar. Mientras que con un reactor modular podes comenzar a producir en tres o cuatro años. El negocio es más chico pero lo vas incrementando modularmente. Por lo que tienen dos ventajas, una financiera y otra de mejor resiliencia a eventos extremos. Otra área que mueve este negocio es la posibilidad de incorporar tecnologías avanzadas. Acá se divide el escenario. Hay reactores que derivan de reactores de submarinos. Rolls Royce esta en esa línea, Francia también. Argentina con el CAREM también. Son reactores de potencia chicos que se adaptan a generación de electricidad. Luego hay dos o tres conceptos completamente diferentes, algunos basados en combustibles muy avanzados. Por ejemplo, con esferitas de muy alta tolerancia a las temperaturas, llamados combustibles tolerantes a accidentes. Hay dos operando en China y X-Energy esta apostando a uno en EE.UU. Esos reactores tienen un combustible avanzado que los hace mucho más apto para ser utilizado en reactores chicos. También hay otra línea que esta haciendo reactores con núcleos líquidos, son sales fundidas, donde el uranio esta disuelto en la sal. Su gran atractivo es que pueden realizar un ciclo de torio. La tecnología nuclear tiene la potencialidad de producir más combustible del que consume, lo que se conoce como reactores reproductores. Los reactores actuales pueden ser reproductores pero utilizando plutonio como combustible. Pero como el plutonio puede utilizarse para fabricar armas nucleares se consideró que no era una opción adecuada para la seguridad mundial. En EE.UU. se discontinuó esta línea en los 70. Así que existe una línea de trabajo que busca construir reactores de torio, que son complicados, porque utilizan sales fundidas que deben ser reprocesadas constantemente. Sintetizando, todos estos conceptos son lo que se conocen como reactores de cuarta generación, son intrínsecamente seguros, basados en diseños convencionales con agua refrigerante, diseños que utilizan combustibles tolerantes a accidentes o diseños que utilizan sales fundidas. Argentina esta trabajando en la primera línea, que es el CAREM, mientras que hay empresas en China, Estados Unidos y Europa que trabajan en reactores de sales fundidas. En los reactores tolerantes a accidentes lo interesante es que como son chicos, como los microrreactores, el combustible en vez de tener cinco por ciento de enriquecimiento tiene 20%, que se considera no proliferante. Argentina tiene muy bien conocidas ciertas partes del proceso tecnológico de hacer combustible al 20%, así que estamos trabajando con Westinghouse de EE.UU. para ver si podemos hacer ciertas partes del proceso para tener este uranio al 20%, conocido como HALEU. Con este tipo de uranio, que tiene cuatro o cinco veces más de densidad de energía, se pueden hacer reactores más pequeños. Los estadounidenses crearon en diciembre un consorcio para hacer una base tecnológica para hacer unos nuevos ciclos de combustible en base a HALEU, reactores compactos de siguiente generación.
-INVAP se focaliza en proyectos o bienes de capital de alta tecnología que suelen tener como clientes a actores estatales. ¿La compañía podría volcarse al diseño y producción de productos para el mercado en general?
Nosotros somos business-to-government. No somos bussiness-to-bussiness, no somos bussiness-to-consumers. En Argentina no es negocio hacer productos para empresas, sí se pueden hacer servicios. Para realizar productos para empresas se necesita un mercado y tamaño global. Lo que sí hacemos nosotros, que es comparable a lo que realizan corporaciones como Boeing o Northrop Grupmman pero a una escala menor, es vender grandes proyectos de infraestructura de series cortas pero de muy alto valor agregado. Los gobiernos compran eso. Ahí podes facturar unos 200 millones de dólares por año, que es lo que necesitamos nosotros para mantener nuestra base de personal, que es altamente calificado. Ocasionalmente van a salir productos derivados al mercado más bien de corporaciones. De consumidores casi seguro que no.