Mercado de trabajo y mujeres: siguen las desigualdades
(Por Graciela Landriscini*). – Según la CEPAL, el impacto de la crisis sanitaria y la crisis económica en el mercado de trabajo fue desvastador en América Latina y, en particular para las mujeres y la igualdad de género. Un informe reciente del CEP XXI (dependiente de la Secretaría de la Producción de la Nación) señala que los principales indicadores laborales, si bien han mejorado, se mantienen las desigualdades de género.
En el caso de la tasa de empleo de las mujeres, del 47,1%, continua muy por debajo de las de los varones que es del 65,7%. Respecto del índice de desempleo si bien fue uno de los más bajos desde el período 2011-2015, con 7,1% en general, sigue siendo mayor en mujeres (7,8%) que entre varones (6,5%). Respecto del empleo asalariado privado registrado a octubre de 2022, en los datos que señala el mismo informe se observa que “los puestos de trabajo femeninos representaron el 33,6% -valor similar a la pre-pandemia (febrero de 2020). Esta participación de las mujeres en el mercado laboral asalariado registrado del sector privado marcó un incremento interanual ya que en octubre del año 2021 se ubicaba en 33,1% y en el mismo mes del año 2020 en 33,2%”.
Estos datos nos indican que las mujeres continuamos sufriendo la discirminación en el mercado laboral y que hemos sido las más afectadas por la pandemia en nuestra participación laboral, la exhacerbación de la sobrecarga preexistente de trabajo doméstico y de cuidados no remunerado y a que también nos vimos expuestas a una mayor exposición al riesgo de violencia. Específicamente, en el mercado de trabajo se vieron más afectados los trabajos vinculados a los servicios como la educación y salud en donde la participación femenina es del 72,8% y 71,9% respectivamente. También en los trabajos vinculados al comercio, turismo. Según el informe del CEP XXI los sectores en donde la contribución femenina fue más reducida se produjeron las mayores subas en relación a la participación de otubre 2020: “los empleos de hoteles y restaurantes la participación de las mujeres pasó del 45% al 47,9%; en las actividades administrativas pasó del 34,7% al 36,3% e información y comunicaciones del 31,3% al 32,9%”.
La autonomía de las personas implica tener la capacidad y las condiciones necesarias para decidir sobre nuestras vidas y, en consecuencia, poder gozar del ejercicio libre de los derechos humanos. Es decir, tener la capacidad y condiciones en la autonomía física (de nuestros cuerpos), la autonomía económica (contar con los ingresos suficientes para poder decidir) y la autonomía en las decisiones (poder decidir a través de la participación). El Estado, como garante de los derechos humanos, debe sancionar normativas y tomar medidas para promover la igualdad y erradicar las violencias y discriminación por razones de géneros, en este caso en el ámbito del mercado laboral.
*Diputada nacional (PJ) Río Negro