Caso Solano: historias de corrupción y complicidades
(ADN). – La decisión de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, de confirmar la sentencia de prisión perpetua contra los siete policías de la provincia como autores de la muerte y desaparición del trabajador rural salteño Daniel Solano, miembro de la comunidad guaraní Misión Cherenta, trae a la memoria un proceso donde el accionar de la Justicia, la policía y las empresas Agro Cosecha y Expofrut fueron severamente cuestionados en el juicio, con denuncias de corrupción, complicidades de jueces y fiscales y uniformados, donde siempre sobrevoló la sospecha de vínculos con la trata de personas y el narcotráfico, tal lo denunciado en su momento por los abogados de la familia Sergio Heredia y Leandro Aparicio.
Daniel Solano desaparición el 5 de noviembre de 2011, del boliche Macuba, de Choele Choel, luego de discutir con policías de civil. Testigos afirmaron que salieron del lugar y que el trabajador rural fue subido a una camioneta y desde ese momento nunca más se tuvo noticias.
Su padre Gualberto Solano se trasladó de Salta hasta el Valle Medio rionegrino para buscar a su hijo, sin saber que iba a iniciar una lucha contra intereses económicos, judiciales y policiales -entre otros- para conocer la verdad, que le costó la vida. Vivió en cara, fue vilipendiado, sufrió atropellos, perseguido y denigrado, pero encontró en los abogados Sergio Heredia y Leandro Aparicio, dos pilares para su lucha, quienes finalmente lograron llevar a juicio a los policías, finalmente condenados.
Leandro Aparicio, dialogó esta mañana con FM Raíces de Viedma y esta Agencia, sobre el fallo definitivo de la Corte y dijo que al conocer la noticia tuvo una sensación de “tranquilidad y alivio, por todo lo que trabajamos” y reflexionó: “Gaulberto no pudo ver esto”, en referencia al padre de Solano, al tiempo que indicó que “esto es un bálsamo para todos los que reclaman justicia”.
Adelantó que ahora “vamos contra otros cuatro policías, donde la causa quedó suspendida esperando el procedimiento de la Corte” y se refirió específicamente “al policía Vega, porque hay más pruebas en su contra que contra los siete condenados”. Comentó que siempre pidió investigar a este policía, pero “los fiscales se hacían los boludos” y explicó que “Vega estaba en e boliche, cuando desapareció Solano, junto a Albarrán, Cuello y Cárcamo”, y además era el que comandaba la investigación por la desaparición del trabajador rural.
El abogado también quiere investigar, además de Vega, a los policías Chazarreta e Irusta, este último es el que fue “a limpiar el departamento del policía Lucas Muñoz, cuando lo matan en Bariloche”.
No fue ajeno a estas declaraciones el rol de la Justicia en la causa Solano. El abogado Aparicio destacó que en la Justicia se trabajaba para que la causa no avanzara y señaló en primer lugar a la jueza “Marisa Boscos, que la salvó Pichetto, porque tendría que estar presa”, dijo el abogado y luego mencionó a los fiscales “Miguel Ángel Flores, quien tenía ya varias denuncias y a Daniel Zornitta, aquel que mandó a las mujeres a planchar, que no quisieron investigar la estafa a la que fue sometido Solano y que la Justicia nunca investigó”.
En esta lista de responsabilidades también citó “al entonces fiscal y ahora juez Guillermo Bodrato, a quien se le ocurrió mandar la causa a la Justicia Federal por desaparición forzada y que por supuesto la devolvieron a Río Negro y luego tuvimos que esperar dos años para definir que era homicidio”.
“Aún así en el juicio de cinco meses, la fiscal refiere a la desaparición forzosa, para todo termine ahí, pero nosotros insistimos en que queríamos saber qué había detrás de la muerte de Solano” y la Justicia “no investigó la trata de personas, el narcotráfico y todo el entongue que tenía Agro cosecha con la jueza Boscos, los fiscales y los policías” y “dejemos todo como está”.
Aparicio recordó varios hechos que se sucedieron en la investigación, destacó que su colega Sergio Heredia se trasladó de Salta a Choele Choel, adonde vivió cuatro años, mencionó cuando estuvieron refugiados en la Iglesia, protegidos por el cura Cristian y que los policías Vega, Chazarreta e Irusta fueron los encargados de buscar a los testigos falsos para armar una historia que pretendía hacer creer que Daniel Solano se había ido por propia voluntad de Choele Choel.