Deflación: la ambiciosa meta que persigue Milei
(Por José Calero*).- «Se van a sorprender, estamos cerca de la deflación». Javier Milei transmite optimismo cuando habla ante referentes del empresariado y los economistas con los que suele compartir fines de semana, algunos de los cuales dedica a compartir su colección de óperas.
El Presidente considera que la deflación es «algo sano», y se remite a economistas clásicos. En esa lógica, recomienda a sus interlocutores un libro de Philipp Bagus llamado «Defendiendo la deflación».
En esa lógica, Milei y su ministro estrella, Luis Caputo, consideran que el superávit fiscal y emisión monetaria cero son las dos claves del éxito de este plan, que empieza a ser torpedeado por la oposición.
Milei y Caputo coinciden en que «lo peor ya pasó»
El último golpe fue la media sanción a los cambios en la movilidad jubilatoria aprobada por Diputados, que desató un nuevo ataque de furia del jefe de Estado.
«La voy a vetar, me importa tres carajos», lanzó Milei ante empresarios, fondos de inversión y economistas en el Latam Economic Forum. Horas antes, Caputo había utilizado otro tono para destacar que «lo peor del ajuste ya pasó».
El jefe de Estado considera que la deflación es positiva, más ante los años de híper que soportó la Argentina. Si la emisión monetaria tiende a cero, y la actividad económica empieza a repuntar, una de las consecuencias puede ser la deflación.
La última vez que la Argentina tuvo costo de vida negativo fue en una parte de los 90, cuando la convertibilidad aplastó la escalada de precios.
Otra faceta positiva de la deflación que observa Milei es que permitiría una temporal recuperación de un poder adquisitivo que quedó por el piso, tras el ajuste y la inflación desatada en los primeros meses del año.
No es la única idea en la cabeza de Milei. El plan de ir hacia a una competencia de monedas tendría como capítulo final la casi desaparición del peso y el aliento a que la gente empiece a sacar parte de los dólares atesorados en el colchón.
«Hay que ir por el canuto», suele repetir, para aludir a ese tesoro en moneda dura que millones de argentinos guardan en cajas de seguridad. Hasta ahora, todos los planes para alentar el blanqueo de capitales tuvieron escaso efecto. Los argentinos parecen curados en salud y la historia de crisis del país lo vuelve renuentes a desarmar sus posiciones en divisas para destinarlas a eventuales inversiones.
El Gobierno no cede en sus ataques a la oposición y profundiza el ajuste
Mientras trata de avanzar sobre estos temas de fondo, Milei desparrama insultos hacia la oposición. Trató de «degenerados fiscales» a los diputados que le dieron media sanción a la nueva fórmula jubilatoria, antes de reiterar que vetará la ley en caso de que el Senado finalmente la apruebe.
Incluso, se comparó con el reelecto presidente de El Salvador, Nayib Bukele, que lo encandiló el fin de semana durante el cara a cara que mantuvieron en la ceremonia de reasunción.
«Están buscando romper el equilibrio fiscal ¿Saben qué? Bukele cuando asumió no tenía ningún diputado, ningún legislador, nada. ¿Saben cómo gobernó? A puro veto. Todo lo que hacían los degenerados fiscales se los vetaba. Es lo que voy a hacer yo: les voy a vetar todo», bramó Milei ante un auditorio que lo miraba y aplaudía a medias.
Eufórico, incluso anticipó que planea despedir a otros 50 mil estatales, al recordar que ya echó a 25 mil.
Para los economistas heterodoxos, como los de Flacso, la historia económica demostró que la deflación es un proceso lento y destructor de la actividad productiva.
Esos especialistas advierten que Milei «atrasa» con sus lecturas, y sostienen que los economistas que cita ya fueron desmentidos por la realidad.
Pero Milei arremete y hasta asegura que ya hubo semanas en las que el salario «le ganó a la inflación de alimentos», una apreciación que aún no está legitimada por la estadística, y habrá que esperar a la semana próxima para ver qué arrojan los números de mayo del INDEC.
Donde sí se ponen de acuerdo los analistas económicos es que Milei está poniendo patas para arriba las políticas económicas aplicadas en la Argentina en las últimas décadas, y lo condimenta con una retórica incendiaria que conmueve las estructuras políticas.
Tiene como aliados a algunos referentes claves del establishment económico, como Ricardo Arriazu, quien alertó que la reforma jubilatoria aprobada por Diputados es una «vergüenza» y advirtió que hará «más pobres» a los abuelos.
Para Arriazu, el programa económico «va en la dirección correcta, pero la parte política va en la incorrecta». Lo mismo piensan Milei y Caputo.
El economista dijo que el Gobierno debe ocuparse de equilibrar la situación macroeconómica y luego el crecimiento y el desarrollo debe ser responsabilidad de la clase empresarial y política.
En el exterior se viene hablando desde hace tiempo de «experimento Milei», y se menciona el riesgo de aplicar recetas tan drásticas a una economía siempre indisciplinada como la Argentina.
Los que defienden el programa libertario sostienen que una economía descalabrada como la Argentina necesitaba un cambio rotundo, como el que impulsa el presidente más liberal de la historia.
En los próximos meses, los números dirán quién tiene razón.