Ganar tiempo. ADN

Mañana se reanudan las paritarias y el Gobierno volverá a proponer un acuerdo trimestral, y así darle un cierre al debate salarial con los gremios estatales, que desestresa la tensión política y da previsibilidad al Ministerio de Hacienda. La fórmula -que ya le viene dando buenos resultados a la administración provincial- fue acordada nuevamente entre el gobernador Alberto Weretilneck, y el jefe nacional de ATE, Rodolfo Aguiar.

Tras la reunión en Cipolletti, cada uno cumplió su rol. El gremio aseguró que habría condiciones: que no haya trabajadores por debajo de la línea de la pobreza; que no se corten los incentivos en los Registros; que aumenten los insumos en los hospitales y que se designe un Ministro de Salud. Y el Gobierno respondió: un informe indicó que los salarios superaron a la inflación; se garantizó que el recorte de tasas no afectaría los incentivos y que esta semana habría definiciones en Salud.

La relación aceitada de Weretilneck con Aguiar le garantiza al Gobierno paz social. Y eso le da tiempo para llegar a fin de año sin sobresaltos y encarar un 2025 que llega con más ajuste y recorte a las provincias, y con calendario electoral.

Según el proyecto de Presupuesto que la Casa Rosada envió al Congreso, las provincias perderán 6 billones de pesos. Para Río Negro el recorte es de poco más de 140 mil millones. Hoy, la masa salarial es alrededor de 120 mil millones. Es decir, que el recorte futuro condiciona el acuerdo actual. Por eso el machaque sobre la recuperación del poder adquisitivo. Ello, sumado a la caída permanente de la inflación, deja a los gremios sin mucho margen de pataleo. Según el cálculo sindical, el promedio de un sueldo (bruto) de la 1844 es de 1.150.000 pesos.

La incógnita es cuánto puede ofrecer para el tercer trimestre sin complicar las finanzas, El segundo, acumuló 12% según el INDEC. Quizás sea un indicativo. Hoy, la masa salarial ocupa el 78% del presupuesto rionegrino. Atrás quedó el 60% del primer trimestre que se logró licuando los salarios por inflación, con el pago de un bono fijo en pesos no remunerativo.

El Gobierno convocó a ATE, UPCN y ASSPUR a la mesa de la Función Pública. Camina a un seguro acuerdo, y eso deja en solitario a la UnTER, a la que convocará a paritarias solo si abandona el plan de lucha y los docentes vuelven a las escuelas. Si logra eso -se entusiasman en el Gobierno- llegan a fin de año sin turbulencias por delante.

Para ello el plan desplegado por la administración Weretilneck es volver a descontar los días de paro -una medida que desalienta la adhesión-, replicar que los docentes están dentro de los mejores pagos del país, y habilitar la primera vuelta de la ley que declara a la educación como servicio esencial, un proyecto que ya tiene media sanción en la Cámara de Diputados pero fue judicializado por la CTERA que logró una declaración de inconstitucionalidad en un juzgado.

Los emisarios del Gobierno le piden a la UnTER salir del paro, y que con los alumnos en las aulas volverán las paritarias y hasta ya ofrecen mejoras salariales. El diálogo con la cúpula es fluido (ya no con la ministra Campos, que se agotó como interlocutora en esta instancia), pero la conducción no da garantías de cumplimiento de una tregua, que tendría que ser validada por el Congreso, que está integrado por seccionales duras.

El otro hueso duro de roer es la salud pública. La crisis de los hospitales es creciente. Esta semana un caso puso en alerta al Gobierno: se detectaron casos de sarampión, una enfermedad erradicada y controlada -en los casos autóctonos- del país desde principios de los 2000. Los casos, de presunto contagio en el exterior, encontró a la localidad de Lamarque y al hospital zonal del Valle Medio desprovisto de vacunas. Una gestión rápida con Nación solucionó el problema de stock. Sin embargo, generó en la comunidad sanitaria un alarma ante el desmantelamiento del sistema público en Nación, y el fuerte deterioro en la provincia.

Con el esfuerzo puesto en terminar este año sin sobresaltos, asoma la incógnita del año que viene. Sin fondos fiduciarios ni obra publica nacional, con recortes de coparticipación, sin transferencias de ATN, y con las nuevas leyes locales de eliminación de impuestos y recortes de tasas, el problema comienza a ser la recaudación, con un escenario de recomposición salarial y sin rebote de la economía que permita elevar el consumo y otras variables que sumen ingresos propios.

La apuesta es que comiencen a dar fruto las renegociaciones de los contratos petroleros, que de los 33 proyectos mineros en ejecución algunos comiencen a dar dividendos, y que la macroeconomía, la reforma laboral y la ley hojarasca motorice sectores -especialmente los informales- que hoy están en crisis, ya que para los proyectos grandes falta mucho tiempo. Lo más próximo son los buques de GNL de PAE, previstos para mediados del 2026. YPF recién salió al mundo a buscar los inversores que reemplacen a Petronas, y las facilidades fiscales que la provincia comenzó a promocionar todavía deben recorrer otros caminos para que las empresas se radiquen en Río Negro.

A este esquema que es todo futuro, le falta presente. Una de las víctimas más evidentes es el sector de la construcción que, solo en Viedma, perdió 200 puestos de trabajo con proyección a perder otros 200 sin posibilidad de recuperación. La UOCRA en silencio atronador, solo espera que se reactive Sierra Grande, primero con el oleoducto y después con la planta de GNL. Falta mucho. Mientras tanto la obra privada no alcanza a cubrir las necesidades de empleo y la pública no aparece. Por eso, se festejó de manera sobreactuada -con una foto que congregó a más de 20 funcionarios- la apertura de sobres de la licitación para repavimentar 7 kilómetros de la ruta 51 que une a la capital provincial con el aeropuerto. Muy poco.

Ni la famosa la obra de la rotonda de Choele Choel pudo comenzar. Y según los revisores del Presupuesto 2025 pocas obras han quedado para la provincia, tras el anuncio del cierre del ENOHSA, que iba a ejecutar los planes de agua y cloaca de Catriel, Roca, Viedma y el colector costero de Bariloche.

Esta poda enfrió la relación entre Nación y Provincia. Weretilneck puso a disposición sus votos para el veto jubilatorio, esperando robustecer las viejas promesas que lo llevaron a firmar el Pacto de Mayo en Tucumán, para aprobar la Ley Bases. Nada de eso quedó en pie. Solo amaneció el RIGI, que si el gobierno nacional mantiene el cepo, no unifica el tipo de cambio y replantea algunas reglas financieras y tributarias, no tendrá resultado porque los inversores extranjeros todavía no confían en el país.

Pero para el año que viene falta. Y el Gobierno pretende ir paso a paso. Para eso, quiere cerrar ahora el año. Y ganar tiempo.