Aseguran que una bomba e intereses económicos destruyeron el ingenio azucarero
Viedma (ADN).- La historiadora conesina Inés Frantz de Luna expone desde ayer en Casa de Gobierno, en Viedma, fotografías antiguas, una maqueta y publicaciones relacionadas con el ingenio azucarero de remolacha San Lorenzo, de General Conesa, al cumplirse 84 años de la inauguración oficial del después frustrado emprendimiento.“En el año 1935 el ingenio azucarero produjo 32.800 toneladas de molienda”, resumió Luna en breve diálogo con un periodista de ADN.
Pero, no es todo. Inés, nacida en la Colonia La Luisa, cerca de General Conesa, realizó un aporte para aclarar muchas versiones en torno del motivo por el cual el ingenio quedó finalmente destruido. Enfermedades en la cosecha y un boicot con intereses comerciales desgranó la historiadora regional.
“En 1936 apareció una enfermedad en remolachas, pero no se puede descartar que fue intencional por la semilla que enviaron desde otros países y eso me lo dijo el hijo de Benito Raggio”, el principal impulsor del ingenio.
“También se registró la explosión de la caldera, pero Lorenzo Raggio dijo que fue una bomba, aunque no pudieron asegurarlo ni probarlo”, rememoró Luna.
“Lo cierto es que explotó la caldera y mató a un operario, de 36 años”, agregó.
“Ese fue el detonante y hubo amenazas a familias y, por eso, Benito Raggio sufrió un infarto y en su cama de enfermo tuvo que firmar el triste final del ingenio porque el directorio temía que seguirán pasando cosas”, en medio de presuntos intereses económico-financieros desde otros lugares del país.
Insistió que “el detonante fue la explosión de la caldera y por eso el directorio le obligó a Benito Raggio a firmar, en su lecho de enfermo, la venta, sacarle el techo del galpón y dinamitar las viviendas, edificadas entre los años 1926 y 1927”.
Luna refirió que “un ingenio del Norte compró todo, con la condición de que por 10 años Raggio no podía intentar nuevamente poner en marcha el ingenio (de Conesa) y tan así fue que en 1947 se sancionó una ley que estableció que entre Viedma y Choele Choel no se podían escriturar tierras de esa zona, sobre todo en Conesa, donde se quería seguir sembrando remolacha”.
“Había proyectos de instalar ingenios en Choele Choel, Viedma y en Balcarce, pero el error de Benito Raggio fue difundir las iniciativas”, dijo Luna y concluyó que la producción conesina “rendía tres veces que la azúcar de caña., por eso era una competencia imposible de doblegar”. (ADN)
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