Galimatías peronista ● ADN
El Frente para la Victoria se reunió en Viedma para presentar sus candidatos a senadores y diputados nacionales que competirán en las elecciones del 27 de octubre. Como siempre sucede cuando el peronismo protagoniza un hecho político, el acto fue sustancioso en señales, mensajes subliminales, demostraciones de poder y gestos que abonan la flora y fauna peronista, donde cada discurso tiene una intencionalidad distinta aunque parezca que dicen lo mismo.
A Martín Soria no le gusta venir a Viedma. Lo hizo para acompañar a María Emilia, su hermana, pero llegó junto a su otro hermano, Carlitos, un ortodoxo fundamentalista. El intendente de Roca siempre quiere llamar la atención, pelea por su ubicación en la mesa cabecera, se enoja si no lo mencionan, hace desplantes a Carlos Peralta para demostrar su enojo con quien fuera una figura importante en la vida de su padre y no deja pasar oportunidad para marcar diferencias con el gobernador Alberto Weretilneck y el senador Miguel Pichetto.
Irascible, con gestos despectivos Martín quiere demostrar como si estuviera “en otro lado”, fuera del esquema del FpV.
Nadie duda, propios y extraños, que el justicialismo de Río Negro y por ende el mismo Frente para la Victoria, se preparan para disputar espacios de poder en un futuro no muy lejano y que es difícil que toda sea igual después del 27 de octubre.
Miguel Pichetto anunció que el FpV ya sumó cinco puntos más en la preferencia electoral de los rionegrinos y encuestadoras estiman que podría estirarar esa diferencia a más puntos.
El senador quiere lograr un triunfo contundente, demostrar que es dueño y señor del PJ rionegrino y que lo coloque en una posición de poder, como el mismo dice, en el entramado nacional. Ubicado en primera línea, dentro del “Top Teen”
En esto lo acompañan algunos legisladores e intendentes, pero fundamentalmente su hijo Juan Manuel y un grupo férreo de jóvenes, con anclaje en organismos nacionales. Pichetto quiere hacer de Viedma su bastión y entonces no dudó en anunciar obras para la capital rionegrina.
Pero fin de año llegará con un escollo a superar en el justicialismo, ya que deberían realizarse las elecciones internas para renovar autoridades partidarias y congresales, que hoy tienen mandatos vencidos y están irregulares.
Hay que recordar que Pichetto es presidente del partido ungido de urgencia, tras la muerte de Soria, en un acuerdo de sectores en el Consejo Provincial Justicialista.
El senador quiere seguir conduciendo el PJ y sabe que Martín Soria también. Sólo podría evitar una lucha sin cuartel una prórroga para el 2014, de dudosa interpretación legal.
Martín Soria quiere ser presidente del partido y candidato a gobernador en el 2015, asume el rol de príncipe heredero y trabaja en ese sentido. Fortalece el eje Roca-Bariloche, con “Maru” Martini y apuesta contra Pichetto y Silvina García Larraburu a favor de una diferencia de votos para su hermana María Emilia, como sucedió en las PASO en Roca.
Cuenta con algunos legisladores y controla la Liga de Intendentes Justicialistas, a despecho del propio gobierno porque si bien Weretilneck recorre la provincia, lleva obras junto con Pichetto, los jefes comunales justicialistas no se sienten contenidos políticamente por el gobierno. No hay nadie en el Ejecutivo rionegrino que haga política con los municipios.
¿Dónde asienta Martín Soria su discurso?, en la memoria de su padre y con un texto basado en la ortodoxia. Sostiene que los rionegrinos no votaron a Cristina Fernández, ni a Miguel Pichetto ni a Alberto Weretilneck, sino que votaron a Carlos Soria y que este gobierno no es “lo que el gringo quería”, posición que atrae a los intendentes que se reivindican peronistas.
De este modo, con un verbo vacío de contenido, pero cargado de sentimiento, apunta al corazón del PJ. Batalla con el mismo slogan con que Carlos Menem le ganó la interna a Antonio Cafiero, cuando el riojano pregonaba “peronismo peronista”. Nunca nadie explicó que quería decir, pero que sumó al justicialismo a las políticas neoliberales de los `90.
Miguel Pichetto no desconoce esta realidad, pero se siente ganador. Es trasmisor de un lenguaje aplomado, sereno, sin disonancias y respetuoso que le suma adeptos, frente a la verborragia del estilo sorista.
Esto fue elocuente en la semana cuando el senador pidió disculpas a sus pares de la oposición en la cámara alta, agredidos por el titular de Aerolíneas Argentina, Mariano Recalde.
Frente a esta galimatías peronista, el gobernador Alberto Weretilneck se muestra tranquilo y meditando cada pasos hacia el futuro. También reconoce como una piedra en el zapato las ambiciones del intendente de General Roca, que lo trata despectivamente y “lo ningunea”, mientras opta por la estrategia de poner la otra mejilla.
Weretilneck dio un paso fundamental. El legislador Pedro Pesatti es el autor de un proyecto de ley para imponer las PASO en las elecciones provinciales, una herramienta que le permitiría al gobernador compulsar en el Frente para la Victoria, como Frente Grande, sin necesidad de afiliarse al PJ ni participar en la vida interna del justicialismo.
Esta mecánica requiere una modificación en la ley electoral y en el gobierno se entusiasman con tener el apoyo en la Legislatura, a pesar de que muchos legisladores del Bloque Eva Perón, se opongan.
Alberto Weretilneck mide sus tiempos a la vez que alienta a los partidos afines, agrupaciones kirchneristas y potenciales aliados a sumarse a una eventual reelección, que en principio sería con fórmula completa junto a Carlos Peralta.
De esta manera el gobernador se reunió en Bariloche con representantes de Nuevo Encuentro, el partido de Martín Sabbatela, titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual, afsca, para que se sumen al proyecto provincial del FpV.
De igual manera potencia los lazos de alianza con agrupaciones del peronismo, como el Movimiento Evita, la Corriente Nacional y Popular, La Cámpora y otras que definen con claridad su oposición al proyecto de Martín Soria.
Weretilneck profundiza su relación con Miguel Pichetto, oculta cualquier diferencia en público con Martín Soria, dejando en evidencia que si uno no quiere dos no pelean y sostiene que la interna del justicialismo es un problema del senador y el intendente de General Roca.
El gobernador sabe que su partido es chico frente al PJ, pero también entiende que su fortaleza reside en el gobierno y en la imagen positiva que tendría ante un porcentaje los ciudadanos rionegrinos. Quedan dos años de mandato para construir poder interno y hacia la sociedad y ampliar su base electoral con miras al 2015.
De esta manera las dos patas fundamentales de la estrategia de Weretilneck son: reforma constitucional e implementación de las PASO rionegrinas, con lo que lo intentará proyectarse por más de una década.