Las cosas por su nombre ● Herman Avoscan

avoscanDespués de la difusión del mapa del delito en Bariloche por el gobernador Weretilneck se inició una polémica que pretende desviar la atención del verdadero objetivo: la necesidad de una reacción social frente a la ofensiva de la delincuencia.

En estas semanas se escucharon muchas voces. Se habló de sentencia sin juicio previo, se acusó al gobernador de un «accionar típico de la Triple A», de violación de los derechos humanos. La Justicia se apresuró en los habeas corpus y habeas data. Y se escondió lo que realmente importa: cómo reaccionan los poderes del Estado para enfrentar este desafío mayúsculo que nos plantea el delito. Que es, ni más ni menos, que quien tiene el control de los espacios públicos.

Y la respuesta es simple: o controlamos desde la sociedad para que todos podamos disfrutar de esos lugares comunes; o los controlan los delincuentes y los ciudadanos comunes nos tenemos que guarecer en nuestras casas. Y ni siquiera allí estaremos seguros.

Mientras nos detenemos en cuestiones formales, mientras polemizamos sobre el sentido de oportunidad, perdemos tiempo de reflexionar sobre el sentido de este llamado de atención que realiza el gobernador. Y es que la Justicia penal tome la iniciativa y avance en los procesos y en la investigación penal. Que llevemos a los criminales a la cárcel, con todas las garantías; pero que ese garantismo no sea un atajo a la impunidad.

Si hay que cambiar procedimientos, si hay que adecuar leyes, si se necesita capacitación, si debemos buscar una mayor cooperación entre el Poder Judicial y las fuerzas de seguridad, tenemos que plantearlo y hacerlo.

No podemos quedarnos paralizados mientras las bandas de delincuentes nos desafían en el control del espacio público. Eso es lo que tenemos que debatir. Por eso, digamos las cosas por su nombre.

 

Herman Avoscan