La mordaza desatada y la libertad conseguida ● García Larraburu
A principio de semana, ocurrió un hecho considerable en un sótano del edificio sede de la Fuerza Aérea: Se encontraron 1500 biblioratos de registro burocrático, del plan sistemático con que operó el genocidio para desaparecer, censurar y apropiarse de unidades económicas. Una parte del plan político del terror, estará siendo revisada por la dirección de Derechos Humanos del Ministerio de Defensa; para contribuir con la justicia, en la búsqueda de verdad y memoria.
Estos escalofriantes y fríos documentos, que hablan de personas (entre ellos: Norma Aleandro, Héctor Alterio, Osvaldo Bayer, Julio Cortázar, Horacio Guaraní, Víctor Heredia, Osvaldo Pugliese, Mercedes Sosa y María Elena Walsh) quitándoles su condición de sujetos portadores de derechos, al seguir sus pasos y estimar su “nivel de peligrosidad” y de acuerdo a ello, solicitar o no su exterminio; son la prueba administrativa, del aparato de muerte que encarnó la dictadura cívico-militar del 76´.
En periodismo siempre dicen que ante los hechos, “no hay con que darle”; pero este hallazgo histórico, por la magnitud de su valor documental, no mereció de importantes lugares en las planas de los grandes medios, o fue tergiversado como otro ataque más a Papel Prensa, etc. Cuando en realidad, son pruebas fácticas que habrá que estudiar y analizar por la justicia, para que los delitos no queden impunes.
Paradoja si las hay: mientras sale a la luz las verdaderas fuerzas de la censura, orquestada por quienes fueron aliados del multimedio más grande del país; la derecha opositora recurre a todas sus herramientas, para objetar el contundente fallo del máximo tribunal sobre la Ley de Medios. Lo que me lleva a preguntarme, para quienes trabajan verdaderamente. ¿Para el conjunto del Pueblo Argentino, que en su gran mayoría está de acuerdo con su aplicación?, o, ¿para el capital mediático concentrado? Dejo el interrogante abierto, y a juicio del lector su respuesta.
Silvina García Larraburu
Diputada Nacional.