A dos años del último Gobierno peronista ● Oscar Rodríguez.

Estas líneas sólo pretenden llamar a la reflexión a los cuadros del Peronismo rionegrino en general. No pretendo pasar factura, es una simple lectura que reiteradamente se vivió en la ciudad de Cipolletti y que visualizo su repetición en la provincia.

Siempre milité dentro de la estructura del Partido Justicialista, pues la lealtad es un valor militante y no una mercancía vendible en la primera ocasión. No voté el slogan publicitario “con la democracia se come, se educa, se cura”, aunque salí a defenderla en la Semana Santa que luego me sentí defraudado con las leyes de obediencia de vida y del punto final.

Sentí, también, vergüenza cuando el menemismo se apoyó en el modelo neoliberal y que luego profundizó el presidente aburrido y cuya huida generó el descreimiento hacia la política, claro signo de la riesgosa descomposición de la democracia, máxime cuando situó al país al borde de la ruptura social.

Cuando los sueños de la liberación se evaporaban, me seduce, con su actitud, el hombre que ordena bajar el cuadro del mayor genocida de la última dictadura. Con ese acto emblemático, tomo fuerzas y potencio con la militancia la defensa del proyecto nacional y popular, cuya mejor síntesis es “la Patria es el otro”. Además le creí, cuando dijo, que las convicciones no las dejaba en la puerta de la Casa Rosada, sino que las llevaba consigo y permitió vivir la década ganada.

Con el espíritu renovado, asumo la conducción de la Unidad Básica de Cipolletti con el claro y explicito objetivo de defender el peronismo cipoleño, levantar la autoestima, profundizar las propias fuerzas, y garantizar que el secretario general no negociaría a espalda de los afiliados – tal como había sucedido en el pasado, donde los frentes conformados terminaban usando y traicionando al Justicialismo local – y siempre encolumnado en el proyecto nacional y popular de Néstor y Cristina, ante las tibias manifestaciones oportunistas de algunos y de otros que apoyaban al radicalismo, el cual seguía ganando reelecciones.

Llega el 2011 con un peronismo en Río Negro con hambre de cambiar la historia. Pichetto/Soria o Soria/Pichetto, eran los que debían ser artífices del cambio, porque el peronismo era el convocante y ya había demostrado su capacidad de hacer. No existía una tercera fuerza. Es allí donde el diablo metió la cola y vio que asociándose con Soria la ecuación se resolvía a su favor, introduciéndose como una cuña en la interna partidaria e impidiendo que el senador Pichetto  fuera el conductor del proceso transformador. ¡Vaya uno a saber por qué no hubo internas abiertas en esa oportunidad! Esa debilidad, es la que no permitió elegir libremente los candidatos a gobernador, intendentes o legisladores. Los acuerdos “cupulares” en nombre de “unidad para ellos”, impidieron la participación a muchos peronistas en la provincia y en las ciudades.

Recorrí la provincia solicitando apoyo para que en Cipolletti hubiese internas abiertas. Donde se compulsaran los candidatos del PJ con los del Frente Grande y Movimiento Popular Patagónico. Los si, si, si, de apoyo, se repitieron una y otra vez, pero en el momento de ejecutarlos se licuaron en sucesivas indiferencias, impedidos por el actual gobernador y la complicidad de algunos intendentes, que por mandato divino se autoreelegían o proponían sus sucesores.

Es así que en Cipolletti, se recuerda con nostalgia los últimos gobiernos peronistas de Saturnino Franco y Vicente Cerasuollo, este último en 1973, sin olvidar lo que hicieron en 1963 con el que había ganado las elecciones: Raúl Concetti. Luego sólo se pudo acompañar, basados en hacerles creer que era necesario un frente en Cipolletti para ganar las elecciones provinciales. Y los únicos que ganaban eran los radicales y los socios, mientras se veía como se robaba a la chica más linda del baile.

En la trágica desaparición del gobernador peronista, en nombre de órdenes de arriba, no se permiten nuevas elecciones. No se tuvo la valentía de imponer un acto de rebeldía, como ocurrió en el ’73. En el país se imponía la construcción del FREJULI. Aquí el PJ de don Mario Franco, prometió el frente si se ganaba las elecciones. Lo cumplió. Perón, a la postre, lo tomó como un acto positivo de rebeldía. Rápidamente en el 2012 ocurrió lo que se había advertido; paulatinamente se apropiaron del gobierno de la provincia que legalmente tal vez les correspondía, pero que no era ni ético, ni legítimo que lo condujeran; los rionegrinos habían votado al peronismo.

Este modelo de apropiación y expulsión, nada tiene que ver con el Peronismo. Este modelo que se basa en promesas, en entregas de computadoras y obras financiadas por Nación, que pasa del superávit al desfinanciamiento, que solo ha aumentado la planta política, con sueldos irrespetuosos e inmorales para un servidor público, como forma de construir poder. Lo inmoral no se discute, se cambia!!!

El poder se ha construido, en beneficio propio, a costa de un peronismo alfombra, que impresiona la pérdida de un proyecto provincial. Sólo hay improvisaciones y cambio de jugadores. Los peronistas en fruticultura favoreceríamos a los pequeños y medianos productores, trataríamos de revertir que el 40% de la producción de manzana se tire a la industria a un precio por debajo del costo de producción. Reivindicaríamos el plan de salud modelo nacional en el ’73, tomado hoy por otras provincias. Nuestro proyecto hubiera pasado por la reprovincialización de la EDERSA y tendríamos resuelta la industrialización pesquera, la política turística. ¿Dónde está la política que profundice el modelo industrial de Río Negro? Son muchas las preguntas y escasas las respuestas, luego de haber transcurrido dos años de gobierno.

El duelo, de quien llevó al triunfo al peronismo, fue exageradamente rápido. Ya se olvidaron de Soria y el compromiso de respetar su voluntad de cambio profundo, solo se dejó los equivocados y suculento sueldo a los funcionarios, que para Carlos Soria, eran para un centenar de funcionarios y no para construir un ejército de engendros ideológicos. Demás está decir, que le hubiera exigido  una dedicación y vocación permanente hacia el trabajo, como era su estilo de militante.

Los peronistas rionegrinos tienen muchos hombres y mujeres para construir un proyecto en correlato con el nacional y popular de Cristina. O acaso, por nombrar algunos ¿los senadores, diputados o intendentes, como Miguel Pichetto, Jorge Cejas, María Martini, Martín Soria, Sabina Costa, Javier Iud, Juan Reggioni, no podrían conducir un gobierno de verdadera transformación en esta provincia?

Recordemos, este hombre, actual gobernador, muy hábilmente seduce, compra y luego traiciona. Sino, le deberían preguntar a los radicales y a Julio Salto, que lamentablemente, ya no está. Esta historia en Cipolletti se conoce por reiterativa. ¿Quién dice que no se pueda repetir en la provincia? Y esta vez no roba a la chica más linda, sino a la reina, la Provincia.

Ya eligió el sucesor del intendente en Cipolletti, que él mismo puso con su dedo omnipotente. Intendente actual, que está más preocupado, en aumentar las tasas, las tarifas de transporte, que en resolver el problema de la ocupación de tierras. Un gobierno peronista no permite, que se judicialice la ocupación. Porque las 4.000 familias, más del 20 por ciento de la población, no son victimarios, son víctimas de la política de exclusión y expulsión iniciada por las gestiones anteriores. Porque para un gobierno peronista dónde hay una necesidad, hay un derecho. Que no sea, ni en la provincia, ni en Cipolletti, como el tango… “la historia vuelve a repetirse…”  o ”…nunca es triste la realidad, lo que no tiene es remedio…”

Debe haber elecciones internas, libres, las PASO, sin corsé, para cargos lectivos y partidarios. Es necesario que se discuta, respetuosamente qué quieren los peronistas en Río Negro. El silencio sepulcral sólo se da en el cementerio y el peronismo es vida, es lucha, es transformación, sino será más de lo mismo e improbable su victoria.

 

Los rionegrinos se merecen un gobernador peronista… los cipoleños un intendente peronista en línea con el proyecto nacional y popular de la década ganada… En 30 años de democracia, sólo 21 días formales de Peronismo en Río Negro, con fuerte vocación de cambio, vale esta reflexión, a dos años de la desaparición física del último gobernador peronista.

El peronismo no es el lugar para dar cabida a los tibios….

 

Arq. Oscar Jorge Rodríguez.

Secretario general del Partido Justicialista de Cipolletti

 FOTO GENTILEZA LA MAÑANA DE NEUQUEN