A los políticos no les importa nada ● Jorge Castañeda
La Región Sur de la provincia de Río Negro está atravesando una de las mayores crisis de su historia. La prolongada sequía que la afecta desde hace más de ocho años ha diezmado las majadas y empobrecido a sus productores. De nada han servido los paliativos de subsidios porque no sólo son insuficientes sino que se han perpetuado en el tiempo no provocando ninguna alternativa para los beneficiarios. Muchas veces les sale más caro trasladarse a los pueblos para percibirlos que lo que cobran. Por lo tanto los campos se van despoblando asolados por las crisis recurrentes, la proliferación de las plagas y porque la unidad económica no les permite la subsistencia.
Poco y nada se ha hecho desde el Ente para el Desarrollo de la Región Sur, solamente mantener un funcionamiento burocrático y con programas insuficientes, acotado a su mínima expresión.
Los programas de becas para estudiantes terciarios y universitarios se mantuvieron hasta el año pasado a duras penas.
El turismo aún es una actividad incipiente y no hay ayuda ni créditos a para los pocos emprendedores que han invertido en ese sector.
Los funcionarios provinciales con competencia en las áreas de la región no han aportado nada y pasan raudamente por las localidades para compartir alguna fiesta o algún aniversario. Y los que son de la zona pocas veces regresan a sus pueblos. Y menos con soluciones.
Pareciera que hay una desidia que pesa como una maldición sobre toda la Línea Sur. Los hospitales solo funcionan como meros centros de derivación, en las escuelas de jornada extendida se han cerrado cargos docentes, la escuela de formación de agentes de policía en Los Menucos se ha cerrado, el puente sobre la Ruta 23 a la altura de Nahuel Niyeu sigue esperando, los programas nacionales se van demorando peligrosamente a pesar de haber sido anunciados ya hace más de un año, no hay ni siquiera un programa para le reconversión ganadera y las explotaciones mineras como siempre.
En un año que se avecina como difícil la Región Sur seguirá esperando y su crisis se agravará aún más.
Mientras tanto en un revival de mega sueldos pareciera que a los políticos rionegrinos no les importa nada. No a todos por supuesto, porque hay honrosas excepciones como la senadora nacional Magdalena Odarda siempre atenta a las necesidades de la gente y con una clara idea de la problemática provincial.
Inmersos en una crisis sin precedentes los pobladores de la zona (generalmente empleados públicos) ven con suma preocupación como sus haberes son menguados por la inflación y los fuertes aumentos de precios de productos de toda índole. Los comerciantes también han comenzado a sentir la retracción de ventas.
Nada de esta triste realidad puede cambiar si solo se hacen correcciones cosméticas y ajustes que se debían haber hecho mucho antes. Cada derroche de las arcas del estado provincial lo sufren los vecinos que menos tienen y en este caso especial los de la Línea Sur, eso es indiscutible. Y también lamentablemente son los primeros que sufren las políticas erráticas que desde hace dos años se vienen tomando para cambiarlas después porque no fueron acertadas.
No existe un programa de región que cuente con sus potencialidades, sus atractivos, sus fortalezas. Son todas intenciones de corto plazo que trasladan comitivas de un lugar a otro sin solucionar nada y que se caen en el tiempo. Mientras tanto la gente espera, porque la gente de la Región Sur sólo sabe esperar.
En cada una de sus localidades hay gente capaz para poder realizar aportes desde el lugar que solo esperan ser convocados con amplitud de criterio, pero lamentablemente son convidados de piedra de todas las decisiones.
Yo me pregunto ¿Cuántos se darán cuenta de esta realidad?
A pesar que han pasado ya muchos años recuerdo la frase de José Manuel Estrada “Veo bandas rapaces, movidas de codicia, la más vil de las pasiones, enseñorearse del país (en este caso de la provincia) dilapidar sus finanzas, pervertir su administración, chupar su substancia, pavonearse insolentemente en las más cínicas ostentaciones del fausto, comprarlo y venderlo todo, hasta comprarse y venderse unos a los otros a la luz del día”.
Algo tendrá que cambiar en la tierra de los rionegrinos. La situación lo exige y la historia seguramente los habrá de juzgar.
Jorge Castañeda
Valcheta