Del superávit a Petrobras • ADN
“Hoy, cerrando el año 2012, las proyecciones para el cierre del ejercicio –a 18 días del cierre del año- arrojan un resultado financiero superavitario de 48 millones de pesos. Sería el primer resultado financiero positivo o superavitario desde el año 2007”, declaraba el 12 de diciembre de ese año el ministro de Economía Alejandro Palmieri.
Otra información oficial señalaba que “La Contaduría General de Río Negro presentó al Gobernador de la Provincia, Alberto Weretilneck, la cuenta de inversión correspondiente al Ejercicio Fiscal 2012, con un superávit de 80 millones de pesos”.
¿Qué pasó en un año y medio de aquel futuro promisorio que el gobierno nos presentaba a los rionegrinos? La administración es la misma y no sucedieron catástrofes que atentaran contra aquel auspicioso porvenir.
Del soñado paraíso pasamos a depender de Petrobras para salir de la emergencia financiera. El gobierno intentó con poco éxito convencer a los legisladores de las virtudes que tiene la prórroga del contrato de explotación petrolera con la empresa brasilera.
“San Petrobras” ironizó Bautista Mendioroz, quien denunció que el gobierno pretende liberar partidas de obras públicas y bienes de capital del presupuesto 2014 para transferirlas a gastos de funcionamiento.
La audiencia pública dejó un gusto amargo al oficialismo ya que la mayoría de los expositores cuestionaron el convenio petrolero tanto en el tema medioambiental, las deudas impositivas, la fragilidad de las inversiones y los incumplimientos empresarios.
Nadie del gobierno, que defiende este contrato-prorroga, explicó el apuro para aprobar el convenio, faltaron los argumentos de la urgencia y la voluntad de reconocer y corregir los errores señalados.
Frágiles y poco consistentes fueron las exposiciones oficiales, nadie contestaba concretamente las preguntas que se realizaban, hubo muchas evasivas y en varios momentos parecieron más empleados de Petrobrás, como ocurrió con propio el secretario de Energía, Guillermo Gesualdo, que funcionarios públicos.
Otro caso fue el de Laura Juárez, donde su área tiene a su cargo los mayores cuestionamientos en los temas ambientales. Esta funcionaria entró en contradicción con la diputada nacional María Emilia Soria quien aseguró que no existían informe o auditorias técnicas realizadas por la Secretaría de Medio Ambiente.
Tampoco fue muy convincente Laura Manzano, quien tuvo que explicar sobre la deuda impositiva de Petrobras, en su calidad de subdirectora Ejecutiva de la Agencia de Recaudación Tributaria.
Incluso en este tema el Fiscal de Estado Pablo Bergonzi, se limitó a señalar que las partes al momento de la renegociación procurarán consensuar la resolución definitiva de la totalidad de los reclamos administrativos y/o judiciales existentes. Las palabras del Fiscal carecieron de credibilidad y le falto señalar el alcance de la palabra “procurar”: obligación o mera intención leguleya.
El contrato entre el gobierno y Petrobrás pasó a las comisiones con las observaciones surgidas de la audiencia pública. Debe ser tratado en la próxima sesión, que será un buen momento para evaluar si se tiene en cuenta esta metodología de participación o simplemente es una escenificación vacía de contenido.
Puede que finalmente no se rechace el acuerdo, pero que a disgusto del gobernador tenga modificaciones o se dilate en el tiempo.
El gobierno, observando lo acontecido inició un proceso para instalar la teoría de la “conspiración y del enemigo” para señalar la desestabilización de quienes no voten el acuerdo.
Tania Lastra, no tuvo en cuenta los argumentos adversos y dio “por hecha la aprobación del contrato” mientras que el propio Alberto Weretilneck refería que no apoyar el acuerdo era impedir más empleo, inversiones y recursos en regalías.
Se empalidece aún más el debate con estas conductas, incluso hay quienes desde el Ejecutivo argumentan temerariamente contra los legisladores críticos al acuerdo, sobre los justicialistas, una manera de ejercer presión y dejar a los opositores como saboteadores.