¡ Salvemos a los pibes ! ● Magdalena Odarda y Jorge Ocampos
Los indicadores sociales son los únicos parámetros válidos para calificar las gestiones gubernamentales.
Los gobernantes tienen afición por cargar sus discursos con cifras de pesos y dólares, de metros cuadrados de edificios y pavimento, de metros lineales de rutas y caminos. Creen que así dan contenido positivo a una administración.
Pero todo se cae, si ese rosario de datos, pocas veces verificables, no es correspondido por adecuados índices de escolaridad, cobertura de servicios básicos, funcionamiento regular de hospitales, escuelas y organismos de seguridad, situación de jubilados y tercera edad o adultos mayores en general.
Por eso más que llamados de atención, es una reprobación a lo realizado hasta aquí y una imperativa convocatoria a la acción inmediata, las recientes revelaciones sobre índices de mortalidad infantil, que han trepado en forma alarmante, luego de varias décadas de descensos hasta ubicarse muy debajo de la media nacional.
Siempre a las cifras o índices estadísticos hay que darle contenido humano para quitarles frialdad y poder conmover la sensibilidad. Si esos índices ascendieron, quiere decir que se están muriendo mas pibes. Así de claro y contundente.
Esto significa que el Estado está abandonando responsabilidades ineludibles, que ya no hay o perdieron eficiencia y eficacia, las políticas de prevención –claves siempre para buenos o malos resultados-, que la salud pública ha resignado espacios, que la pobreza y la marginalidad ha crecido, en todo sentido y en toda la geografía rionegrina.
Pero a este cuadro recientemente revelado en forma oficial, hay que darle mayor amplitud y gravedad. Si aumentó la mortalidad, significa que también han aumentado los chicos que nacen y se desarrollan en su primera etapa, con deficiente nutrición material y afectiva, lo que los condena a ser personas con carencias y desigualdades concretas frente a los que reciben adecuada alimentación y atención médica y familiar.
El gobierno y la política en general no puede tomar estos índices como una cifra mas de las tantas que difunde el gobierno. Hay que sumar esfuerzos para combatir la pobreza, para recuperar políticas preventivas, desde la atención primaria a la madre embarazada hasta la atención y seguimiento pos parto. En esta línea, la recuperación del hospital público desde el estado de postración que hoy tiene, es imprescindible, lo que se debe complementar con políticas sociales adecuadas, que vean a la madre o familia en emergencia como lo que son, personas con serios riesgos, y no como objetos clientelares a los que hay que captar para someterlos a la condición de dóciles votantes del oficialismo de turno.
Estamos arriesgando la vida de miles de pibes; y con esta situación un gobierno votado por el pueblo, no debe jugar ni subestimar.
Magdalena Odarda Senadora Nacional
Jorge Ocampos legislador CCARI