Los desaparecidos sociales ● Jorge Ocampos
Hace ya algún tiempo alguien acuñó la categoría de desaparecidos sociales, para aquellos sectores que son ignorados, por el resto de sus conciudadanos y más aún por quienes tienen la responsabilidad de guiar los destinos de esa sociedad.
Es así como un sector de la comunidad, se torna invisible, para los ojos del resto y pasan a ser no considerados. O sea no existen.
Algo así está sucediendo con los llamados ocupas de tierras. Se calcula que en Cipolletti, hay una cantidad cercana a las 20 mil almas, entre niños, adultos y ancianos que como se dice en estos tiempos, han perdido visibilidad. No los ven. Pero están.
Se podría decir que casi rodean el casco urbano de la ciudad, a veces sin agua, sin luz y ni hablar de otros servicios. Se cuelgan por ahí a alguna red de electricidad o de televisión por cable y soportan los fríos del invierno con algún caldero. NO se los tiene en cuenta pero están ahí. A veces reclamando un pedazo de la tierra usurpada y otras comprando en oscuras maniobras terrenos que nunca serán propios. Chapas, cartones, ladrillos y polietileno para aliviar el frío, conforman el paisaje más habitual, aunque por ahí aparezcan algunas construcciones más habitables.
Y nadie atina a nada, no habrá expropiaciones se les dice desde el municipio, con condena incluida al legítimo propietario y la pobreza perfora con crueldad la puerta que apenas se sostiene y la ventana con cortinas de cartón.
Las autoridades locales se protegen en la falta de tierras para barrios pobres, las provinciales tampoco avanzan en alguna solución para estos 20.000 desaparecidos sociales sin más horizontes que la desesperanza y el olvido…
¿Porque no se llama al concejo de planeamiento, con urbanistas, arquitectos, asistentes sociales para ver si entre todos se pueden encontrar la solución que como ellos, los ocupas, no tiene visibilidad? No hay que olvidar que aunque no se vean, ellos están. Viven allí, mandan sus chicos a la escuela, incrementan desde la pobreza los índices de mortalidad infantil y hay muchos que votan. NO habrá llegado la hora de aceptar que existen. NO habrá llegado la hora de practicar la declamada inclusión y dejar de tener desaparecidos sociales con tremendas desigualdades.
Es sabido que la solución no es fácil ni mucho menos, se dejó crecer la bola de nieve con desaprensión y descuido. Pero lo que no debe hacerse es ignorar el problema, mirar para el costado. Ni ellos, los ocupas, ni los vecinos que con su trabajo y esfuerzo, engrandecieron la ciudad merecen este presente de miles de familias viviendo en la pobreza, con chicos desnutridos, con adolescentes sin trabajo y sin estudio, con la acechanza de la droga, con un 20 por ciento de su población sumida en la indignidad de la mayor de las pobrezas.
Jorge Ocampos
Legislador Provincial