El instruido senador ● Jorge Barragán
Los paralelismos que pueden trazarse entre situaciones acontecidas no muchos años atrás y las actuales podrían sorprender a más de uno si analizamos los posicionamientos políticos de algunos personajes adoptados según de qué lado corra el viento.
Aparenta poco cierto recordar que durante la resolución de la denominada “125: Ley de retenciones móviles al campo”, allá por el mes de Julio de 2008 el actual senador M. A Pichetto, hoy por hoy devenido en acérrimo defensor de la libertad de pensamiento y acción, se aventurarse a determinar la conveniente continuidad del entonces vicepresidente de la Nación en su cargo, en virtud al posicionamiento que este último afrontara ante la resolución de la asunto: voto positivo VS “voto no positivo”.
Durante el extenso debate que caracterizó al desenlace de la cuestión política no era extraño hallar al senador paseando por los pasillos de las radios y buscando estar presente en las redacciones de los más prestigiosos diarios nacionales y de la región, dictando horas cátedra sobre las aparentes reglas de buen comportamiento y decretando el manual de buena conducta que un vicepresidente de la Nación debía ejercer, apoyando su tesis en la exclusiva responsabilidad de brindar permanente e incondicional acompañamiento y lealtad a la gestión de gobierno que lo incluía.
El día después de conocida la decisión final, el eterno senador nacional por la provincia de Río Negro recargó fusiles intelectuales y acusó a Cobos de “haberle hecho un daño muy importante al gobierno y al país”, y le atribuyó “no haber afrontado una cuestión de conciencia, porque él forma parte de su Gobierno, y por lo tanto creo que tendría que haber apoyado a su Presidenta».
Continuando con los asimetrías, recuerdo que ya por diciembre del mismo año, ante una socialmente enaltecida figura debido a la notoriedad pública de un “vicepresidente heroico” que mostraba su valentía a partir del apartamiento “rebelde” del sector político que lo contenía, Pichetto invitaba a Cobos a buscar “otros escenarios” ya que por entonces calificaba como «insostenible» que un vicepresidente opine en contra del Gobierno del cual formaba parte.
«Es muy complejo en el plano de la institucionalidad tener un vicepresidente que opina en contra del Gobierno y dice que va a armar un proyecto político alternativo», explicaba el senador al referirse a las posiciones públicas asumidas por Cobos.
Pasados los meses, y ya habiendo transcurrido un tiempo prudencial del “no positivo”, el senador insistía en la “incompatibilidad de seguir sosteniendo un cargo, pertenecer formalmente al Gobierno y ser el principal candidato de la oposición”. “Tiene que dejar de ser un obstáculo”, señalaba en enero del 2010, aduciéndole además “actitudes cuasi golpistas y desestabilizadoras” por no custodiar las propuestas y proyectos oficialistas.
Para este entonces las críticas no solo se dirigían al vicepresidente, sino que empezaban a involucrar a sectores políticos y figuras que comenzaban a conformarse en función de intereses partidarios y particulares con miras al próximo proceso eleccionario. “La oposición busca producirle una lesión al Gobierno y derrotarlo en un tema central», denunciaba Pichetto.
Hace exactamente 14 meses el senador explicaba en una emisora radial el rol que vicepresidente debe cultivar: “la presidencia del Senado sólo se puede ejercer de una manera: defendiendo la gestión de gobierno y las decisiones políticas del presidente”, teorizaba.
En momentos de decisiones trascendentales a nivel provincial y de necesidad de posicionamientos políticos claros como este, me gustaría que el instruido senador explicite cuales serían las funciones y el coherente accionar de quien encabeza una Legislatura provincial.
Siempre creí en la coherencia y que las reglas se asemejaban con las del presidente de la cámara del Senado, pero considerando que las cosas se dan según de qué lado corra el viento, con algunos personajes todo puede pasar.
Jorge Raúl Barragán
Legislador FpV. R.N.