Sociedad de Socorros Mutuos ● ADN
En reiteradas oportunidades señalamos desde este espacio la baja calidad institucional de Río Negro. El gobierno del Frente para la Victoria fracasó en la premisa democrática de preservar las instituciones, jerarquizarlas y colocarlas al servicio de los rionegrinos.
La baja calidad institucional es una fuente de inestabilidad que termina perjudicando no sólo a la democracia sino también al crecimiento y desarrollo económico y la calidad de vida de los ciudadanos.
Este gobierno, desde sus inicios, relativizó el cumplimiento de las normas constitucionales, es “border” en la aplicación de las leyes y reglamentaciones administrativas del Estado.
Desde la muerte de Carlos Soria todo se supeditó a los acuerdos de partes de un todo que se llamó Frente para la Victoria. Aquel discurso moralizador que anunciaba la llegada de los “cruzados” se dio de cabeza con la realidad y terminó con ministros y funcionarios procesados, con policías en las escuelas, espías y protestas de trabajadores en las calles.
Está en su génesis. Carlos Peralta asumió como vicegobernador sin renunciar a su cargo como legislador y el parlamento funcionó con 47 miembros por el ingreso de Tania Lastra, violando el artículo 123 de la CP que habla de un máximo de 46 legisladores. Fue el puntapié inicial de un largo rosario de acciones que ponen al límite la legitimidad y la legalidad de los procedimientos oficiales.
Una vez en el cargo Alberto Weretilneck sorprendió en más de una ocasión sobre su poco apego a preservar la calidad institucional de su gobierno.
Contrataciones directas para sus vuelos en avión privado, gastos desmesurados sin justificación en la organización de eventos públicos y actos políticos, abuso en contrataciones directas, obviando mecanismos de licitación, extralimitación en el uso de los pagos por legítimo abono, desconocimiento de la ley de administración financiera, denuncia a ciudadanos barilochense sospechados de actos delictivos que nunca se investigaron, ministros que acceden a dádivas para viajar al exterior, incompatibilidad en la función decargos simultáneos, cobro de doble sueldo y una larga lista de conductas que atentan contra la calidad institucional.
Para muestra un botón. En mayo del año pasado -al dejar inaugurada una oficina de la comisaría de la mujer en el Alto Valle-Weretilneck declaró que “a veces, no necesariamente hay que apegarse tanto a la ley”.
Del mismo modo mientras la Agencia de Recaudación Tributaria de Río Negro anuncia que saldrá a “la caza de morosos”, el gobernador pretendía prorrogar por 10 años el acuerdo con Petrobras, una empresa que tiene una deuda millonaria con el Estado rionegrino y que además recurrió en litigio a la Suprema Corte de Justicia de la Nación contra la propia provincia. Flagrante contradicción.
No está ausente el reciente papelón legislativo que tiene su origen en la sucesión de Carlos Peralta. El Ejecutivo, en ese momento, tendría que haber enviado al parlamento –de acuerdo al artículo 180 de la CP- el nombre del vicegobernador, que recaería en Pedro Pesatti, pero la interna en el gobierno trabó esa nominación.
Haciendo caso omiso a la norma constitucional el gobernador acordó que la Legislatura tenía que quedar a cargo del vicepresidente 1° Ariel Rivero, al menos por un año. Así el conjunto del justicialismo impuso este criterio y todos quedaron felices. Sospechosa contradicción.
La interna del gobierno, dinámica e imprevisible, derivó en que el titular de la Legislatura dejó de ser confiable y Weretilneck fue por la cabeza de Rivero con la excusa de la Constitución. Así Pedro Pesatti se convirtió en vicegobernador.
Formado en las más profundas convicciones dogmáticas del peronismo, Pesatti ahora integra el conjunto de justicialistas que apoyaban al gobierno nacional, pero que a raíz de la posición que adoptó Weretilneck junto a Sergio Massa, acompañan a uno de los principales adversarios del kirchnerismo. Difícil contradicción.
Fue el propio Weretilneck quien lo involucró a Pesatti en su proyecto massista cuando declaró que “yo no tengo dudas que Pedro Pesatti es lo mismo que fuera yo” y profundizó su concepto al afirmar que “es muy raro que un gobernador y un vice tengan dos proyectos de provincia distintos”. Por esto hoy el legislador viedmense es vicegobernador. Peligrosa contradicción.
El gobernador decidió casi en soledad su encuadramiento con Massa y no socializó su estrategia con sus funcionarios, pero además -escudándose en la libertad de pensamiento- toma desaprensivamente y sin trascendencia la opinión de aquellos integrantes del gobierno que legítimamente expresan su desacuerdo de acompañar a Sergio Massa a su postulación presidencial.
Así minimizó renuncias, incluso la de un hombre de su riñón, leal y del Frente Grande como Marcelo Mango. En la certeza que Massa le puede hacer ganar las próximas elecciones en Río Negro y legitimarse como gobernador, poco le importa los compromisos partidarios y mira impávido como su gobierno se desarma.
Para amortiguar el impacto político de esta mutación, muchos argumentan que Sergio Massa es justicialista,pretendiendo soslayar que este movimiento policlasista cobijó a distintos personajes de la historia reciente argentina que encarnaron proyectos políticos liberales y antipopulares.
Débil excusa, como el caso deMatías Rulli que gritó a los cuatro vientos su identificación con La Cámpora, agrupación de paladar negro kirchnerista, que conduce El Cuervo Larroque, y que ahora funge con Alberto Weretilneck, declarado el primer gobernador massista de la Patagonia.
Incómoda también es la posición en que quedaron los justicialistas W massistas que participan de las elecciones internas del partido justicialista rionegrino, ya que resulta incomprensible que compulsen por cargos partidarios cuando ya no pertenecen a las estructuras oficiales del PJ.
Férreas convicciones ideológicas y políticas no resistieron las presiones del bolsillo. Atrás quedaron los discursos para demostrar quién era más kirchnerista y de esta manera funcionarios provinciales mutaron al massismo, renegaron de sus principios y con seguidismo al gobernador aseguran sus ingresos mensuales.
Alberto Weretilneck, menos prejuicioso, pragmático y poco convincente en su relato político puso a prueba a justicialistas y frentegrandistas que integran el gobierno provincial al definir su acuerdo con Sergio Massa y su alejamiento definitivo de las políticas nacionales de Cristina Fernández.
El gobernador generó desconcierto en aquellos cuadros y militantes enrolados en el kirchnerismo como expresión de centro izquierda de ese movimiento nacional.Muchos no dejaron lugar a la duda y renunciaron a sus cargos pero otros se debaten en contradicciones y mientras dejan trascender que abandonarán el gobierno, dudan en formalizar su dimisión en los organismos donde cumplen funciones.
Sorprende que Martín Soria no haya pedido a Alejandro Palmieri, Fabián Zgaib, Martín Alcalde, Nicolás Rochas y otros tantos soristas que ocupan cargos públicos que se retiren del gobierno al que llegaron de la mano del ex gobernador Carlos Soria.
¿Cuáles serán los pasos futuros del PJ luego de superar las elecciones internas? Seguramente reagruparse y enfrentar el proceso electoral del 2015, con lesiones y deserciones surgidas al calor del gobierno.
Por su parte el sector kirchnerista se reagrupará en torno al bloque Néstor Kirchner y buscará fortalecer el espacio de Unidos y Organizados junto con agrupamientos como el Movimiento Evita, el Movimiento Nacional y Popular, Nuevo Encuentro y otros. Martín Doñate y María Martini, intendente de Bariloche, serán los referentes del sector que acompaña al gobierno nacional.
No quedan dudas que el justicialismo se fue del gobierno y que la actual administración quedó lejos de la voluntad soberana expresada en las urnas en el 2011, pero entonces ¿quién gobierna?
Surge la respuesta: una sociedad de socorros mutuos presidida por Alberto Weretilneck e integrada por un grupo de amigos justicialistas, frentegrandista y algunos radicales.