V.S. (Volvió Sartor). (Y ya se queda nomás) ● Claudia Beltramino
Las personas estamos preparadas para seguir tramas cinematográficas lineales en donde, en el peor de los casos algún personaje padece un momentáneo devaneo que lo hace transitar por un camino diferente al supuesto. De un lado los buenos y del otro los malos. El final siempre da el triunfo rotundo a una de las partes.
Existe además un cine de autor que a la mayoría aburre soberanamente. Allí no hay buenos ni malos y se suceden hechos que devienen con cierta lógica y otros inexplicables y fortuitos y en donde los finales son abiertos y si bien la pareja de protagonistas se aman, tampoco eso parece muy importante porque la vida es más que eso, y uno se va a su casa pensando en que habría pasado si, y suspirando porque el final nos dejó sin garantías.
El cine de autor no llena salas, no vende ilusiones ni diversión pero nos retrata con mejor esmero.
El día siguiente a la sesión parlamentaria tan postergada, sin duda nos dejó a todos con la sensación de no haber entendido bien lo ocurrido, sin buenos ni malos y con un final abierto, independientemente del resultado en las votaciones.
Cine sesudo que merece debate. El destino rionegrino en pocas manos. Un resultado por lo menos, de angustia existencial.
Como ocurre en la vida de un adulto que inexorablemente suma a su presente un historial que conjugado con su personalidad, termina condicionando cada una de sus decisiones. Las que toma conciente y deliberadamente y esas otras fruto de la oportunidad.
Como ocurre en la vida de cualquiera, las cosas ocurren en una familia, en un barrio, en un lugar de trabajo, en una ciudad, en un país, en el mundo.
Como ocurre en la vida de cualquiera, entre lo que nos pasa y lo que decidimos, el saldo es poco favorable. Y nuestra vida de relación, nuestros afectos, pesan tanto que no es posible que exista una decisión en estado puro.
Cambiemos de película y pasemos al cine en donde se exhibe “Sin novedad en el frente rionegrino”
El peronismo le ganó las elecciones al radicalismo después de que este gobernara durante 28 años pero luego se dejó birlar el gobierno por un socio minoritario de fuerte relación con un sector del radicalismo.
Nadie puede decir en el peronismo que desconocía que este intendente nacido al calor de una relación quiromántica con un líder vecinal, se había erigido en líder del FG provincial por empeño de un operador radical, que había ofrecido ese partido de distrito como un salto de calidad para que una tercera fuerza impidiera que los votos de quienes no votarían al radicalismo migraran al PJ.
A Carlos Soria que había emprendido con convicción la campaña para desplazar al radicalismo, Weretilneck le garantizaba un porcentaje de votos que no podía arriesgar.
Luego de la muerte de Soria, este dirigente municipal tuvo la picardía de burlar al peronismo y hacerse del gobierno.
En oleadas de amor con Martín Soria, abandonado luego por las oleadas de amor con Miguel Pichetto, el compañero de fórmula de Carlos Soria puso al peronismo de novia de zaguán, esa por la que no se suspira.
Luego de dinamitar al PJ, de la mano de su amigo Sartor, Weretilneck dinamitó la UCR. Después de él, ninguna de estas fuerzas volverán a ser lo que eran. Deberán resignarse a pequeños bastiones municipales.
El escenario fue, en todo caso, un escenario de transición entre una Río Negro bipartidista con una tercera fuerza equilibrando la balanza y una Río Negro de modestas representaciones políticas. Además todo esto ocurrió durante el segundo mandato de CFK y no parece casual que el estallido se produzca cuando la Presidente no puede evitar convertirse en el pato rengo que deja el poder en poco tiempo más.
Un párrafo aparte merece la relación que mantiene Weretilneck con la verdad. Por caso, en el transcurso de la semana, Néstor Busso renunció a la secretaría de Derechos Humanos y si bien a media mañana la información encabezaba todos los portales digitales, al ser consultado por la prensa el jefe del ejecutivo sostuvo que nadie había renunciado. Vaya esto simplemente como muestra, por que el listado de casos similares nos llevaría toda la nota.
Mientras el déficit que crece de modo alarmante y la asistencia de Nación para pagar los sueldos se hace más visible, mientras se mantiene paralizada la obra pública, mientras los hospitales siguen colapsados, mientras las escuelas se deterioran más y más, mientras crecen la desocupación y la mortalidad infantil, la interna por el poder en el FpV encuentra en el petróleo su mejor excusa.
En cierto que Petrobrás está en retirada de la Argentina, es cierto que no cumplió con las inversiones que comprometió en Río Negro, es cierto que querella contra el país, es cierto que no cumplió con las remediaciones ambientales, es cierto que es deudora.
También es cierto que Río Negro cobra regalías a partir de Declaraciones Juradas y que nadie controla ni lo que extrae esa empresa ni la calidad de lo que extrae, al punto de que las planillas de rendición que tiene la Secretaría de Energía difieren de las planillas que Petrobrás entrega a la Nación.
Es cierto además que este desorden no es una condición exclusiva del suelo rionegrino sino una modalidad extendida a todo el país para favorecer las pillerías o actos de corrupción.
Es cierto además que Nación necesita revertir con carácter de urgencia el déficit energético que generó y que Río Negro necesita paliar el déficit fiscal que triplicó en esta gestión.
Cada una de estas realidades se superpone e interactúa con la otra y en el marco de una lucha por la sucesión rionegrina en 2015, el petróleo se convirtió en el emergente.
Con espíritu caribeño y usando la escenografía de Costa Pobre, cedida por los herederos de Alberto Olmedo, la lucha entre peronistas, de peronistas con albertistas, de albertistas sartoristas con radicales, sumando el massismo nos llevó a una serie de escenas dignas de mejor suerte parta la ciudadanía.
¿Por qué peleaban? Por la caja que representa la Legislatura rionegrina. A esto hay que sumarle el avance o parálisis de dos investigaciones que atañen a este poder y a algunos de sus legisladores. Gastos reservados y causa Apel que ahora dejarán de entorpecer el sueño de Pedro Pesatti, Magdalena Odarda y Bautista Mendioroz.
¿Por qué decimos que el petróleo fue solo el emergente? Porque Alberto Weretilneck se suma tardíamente al bloque de los gobernadores que rechazan la ley conocida como “Ley Galluccio” que resta potestades a las provincias.
La conocida como “Ley Galluccio” es un anticipo del que disponen los empresarios petroleros que tuvieron la amabilidad de compartir con la prensa pero no tiene ninguna forma en el Congreso aún. La ley prohibiría expresamente el “carry” que es una modalidad por la cual las Provincias se convierten en socias de las empresas explotadores a partir de la participación de sus propias empresas. Por caso, Neuquén tiene su propia empresa G y P y no es este el caso de Río Negro.
Weretilneck pudo haber movilizado leyes rionegrinas vigentes y hacer severo ejercicio de control sobre lo que extraen las petroleras rionegrinas y no lo hizo. Oportunamente, y nunca mejor utilizado el término, se sumó al discurso del neuquino Jorge Sapag y montado en su estrenado encolumnamiento detrás del ex Secretario de Gobierno de CFK, el sonriente Sergio Massa, el rionegrino se volvió fan de la Constitución del 94 y de la potestad de las Provincias sobre su subsuelo. Un fan tardío digamos.
La pelea por el poder se extendió y empetroló a todos.
El conflicto político se agravó al punto de que la Presidente interviniera llamando las partes al orden y mediando con favores para un lado y para el otro, logrando la garantía de una paz que puede durar 15 minutos sobre todo si se observa que dejó afuera de la negociación a Martín Soria.
El radicalismo quedó partido en el voto preanunciando la formalización de la fractura. Mientras algunos apoyaron la designación de Pedro Pesatti como vicegobernador otro prefirieron no hacerlo.
Lejos quedaron los tiempos en que el edil peronista Pedro Pesatti obstaculizaba sistemáticamente la gestión de Jorge Ferreira quien lo había vencido en las urnas convirtiéndolo en un “viudo del poder” como le gustaba llamarlo para explicar esa pertinaz obcecación para impedirle gobernar a la capital rionegrina.
Mendioroz perdió el único voto con que contaba auténticamente.
Daniela Agostino quien logra su banca propuesta por Mendioroz y explicada en la muy estrecha relación que tiene con el ex legislador Daniel Agostino, hermano de la parlamentaria, sorprendió a todos negándole el voto a Pesatti.
Entre tanto pragmatismo, el voto que Daniela adelantó como “un voto pensando en el radicalismo”, quizás sea la única esperanza de ideología y principios en una democracia de partidos políticos que exige ser revisada y remozada para concluir con este negocio de unos pocos por sobre la voluntad de las mayorías.
Weretilneck, de la mano de Daniel Sartor y otras figuras menos estelares se quedó con el ejecutivo y el legislativo de cara al 2015 y en cumplimiento de lo pergeñado a poco de morir Carlos Soria y en oportunidad de ese asado en la casa de Ricardo Arroyo en Lamarque en donde además de los mencionados, estaban los radicales Adrián Casadei y Bautista Mendioroz y el actual funcionario de Desarrollo Social, José María Clemant.
El lunes deberá gobernar un ejecutivo en el que faltan funcionarios. La cantera del pragmatismo radical/peronista/arista/peperreista ofrecerá mano de obra. Habrá “caja” para el proyecto reeleccionista.
Fuera del reposicionamiento de funcionarios con acceso a Las Cajas, nada se modifica sustancialmente.
Es virtualmente imposible que se corrija el rumbo, que la gestión se vuelva eficiente y que además se puedan exhibir en datos concretos y corroborables. Los reclamos gremiales, el malestar social y la falta de horizonte someterán al gobierno a una prueba de fuego.
Ahora la responsabilidad recaerá sobre más actores. Incluso sobre los que juegan agitando las contradicciones del poder suponiendo que allí debilitarán al peronismo recuperando el espacio perdido. Poca cosa para tanto ciudadano descontento.
Claudia Beltramino