Basta ya ● Jorge Castañeda
Han pasado las internas partidarias peronistas y han dejado un montón de enfrentamientos, exabruptos, descalificaciones, amagos de convocar a la Junta de Disciplina para seguir expulsando compañeros, instalación de una retahíla de candidaturas a destiempo, enojos, frustraciones y la negación de cualquiera que no piense como ellos: los únicos ganadores. Es que el mito de Gardel renace con quienes ganan una interna. Se creen los invulnerables.
Como decía Borges: “los peronistas no son ni buenos ni malos, son incorregibles”. Y más acá en Río Negro, el único distrito donde habiendo ganado las elecciones bajo la fórmula del Frente para la Victoria se perdió todo.
Ahora con la euforia de unos pocos votos se creen con derecho a ser los padres del peronismo y decir los que se le venga a la boca de cualquier compañero. Es que no dejan que nadie opine. Amenazan y descalifican porque están en su naturaleza enquistados los peores vicios de la vieja política.
No con forme con eso dinamitan a su propio gobierno sumiendo a la provincia en una de las mayores crisis institucionales de su historia. No les importa nada porque ni siquiera se hacen responsables que la fórmula la eligieron ellos a gusto y paladar y a la espalda de todos los afiliados. Pero ahora parece que la culpa la tiene el Gobernador. ¡Lastimoso!!
Ellos, la vieja y repetida dirigencia desde el 2003 en adelante son los únicos responsables de tales desatinos. ¿O será que no tienen memoria?
¿Cuántos espacios y candidaturas han regalado a personas ajenas al Partido? Senadores, diputados nacionales y provinciales, etc. etc. que después de llenarse los bolsillos por cuatro años hoy si te he visto no me acuerdo. Y lo que es peor meros levanta manos del poder de turno.
Mientras tanto en los pueblos la militancia está descreída de ellos, pero no se dan cuenta. Se creen que todos son sonsos y que la gente está solamente para usar en una elección y nada más. Por eso siguen con la repartija domiciliaria de colchones, mesas y hasta dinero en efectivo, pero aludían que esas eran las metodologías espurias que ellos venían a cambiar.
Para las internas de ocasión se juntan en roto con un descosido si total al otro día ya se pelean por los cargos.
No tienen proyectos ni pensamientos propios. Acatan a rajatabla las directivas del poder nacional, total después se pasan al ganador y siguen como si nada.
Son buenos pragmáticos de la política de la que hicieron una profesión para ellos y sus familias asegurando la descendencia por los buenos señores de la monarquía. No se cansan de llenar de nepotes las instituciones como en la corte del Papa Borgia.
Amagan con irse a la casa pero siempre pelean ferozmente por un período más. Se creen que el peronismo son ellos y solamente ellos. Jamás se les pasó por la cabeza que el Justicialismo es un Movimiento colectivo donde los hombres tienen que estar al servicio del conjunto y no el conjunto del peronismo al servicio de sus ambiciones mesiánicas de poder.
Hablan en los medios muy sueltos de cuerpo de los demás pero se olvidan que fueron votados para dar soluciones a la gente y para resolver los problemas urgentes que tiene la provincia de Río Negro. Viven de sus pequeñas ambiciones y las anteojeras que tienen son más grandes que sus ideas. Como Megafón, el genial personaje de Marechal, repiten amplificadas las tonterías que les imponen desde arriba como una marca de fábrica y se enlatan repitiendo letanías que ni siquiera ellos están convencidos que sean así. ¡Pobre peronismo!! ¡Pobre provincia!!
Porque cada día están colmando la medida hasta las heces. Porque la ciudadanía no se merece estos disparates. Porque la vieja política se debe terminar. Porque la soberbia y la violencia son malas consejeras. Porque del ridículo nunca se vuelve. Basta ya, muchachos, por favor.
Jorge Castañeda
Escritor – Valcheta