Prisión preventiva para abogado rionegrino, sospechado de narcotráfico
Roca (ADN).- El abogado rionegrino Vladimir Facundo Bezic, ex gerente de Recursos Humanos de Cablevisión, y su esposa, María Natalia Capaccioli, fueron procesados con prisión preventiva por ser considerados por la Justicia parte de una organización delictiva destinada al tráfico internacional de estupefacientes, publicó hoy el diario porteño Perfil. A Bezic se le encontró 67 kilos de cocaína, hace pocos días, cuando viajaba al Uruguay en su auto de alta gama.
Perfil describió en su edición del 28 de septiembre pasado que el matrimonio fue arrestado el 18 de septiembre, cuando pretendía abordar, junto a su hijo de dos años, un barco rumbo a Montevideo (Uruguay) que zarparía a las 7.30 de la mañana. Una hora antes, la familia llegó a la terminal de Buquebus en un Volkswagen Vento que llevaba 67 kilos de cocaína ocultos en el baúl del auto.
Bezic estacionó en el sector de preembarque y se dirigió hacia el hall del edificio a realizar el trámite de check in del servicio vip de la empresa. En ese momento, fue interceptado por agentes de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la Policía Federal que lo seguían desde que había dejado su casa de Beccar.
Los detectives habían descubierto la maniobra a través de escuchas telefónicas entre el ex gerente de Cablevisión y quienes formarían parte de la banda: su padre, el roquense Wenceslao Bezic, el uruguayo Luis Ignacio Fros, el salteño Javier Fernández (detenido por Gendarmería en otro operativo) y su pareja, Yanina Bautista.
Padre e hijo eran investigados desde mayo de 2013, cuando su número de celular apareció entre las llamadas que realizaba un holandés que lideraría una organización narco y que fue detectado por la DEA.
Para los investigadores, Vladimir Bezic habría renunciado a su trabajo en la región Litoral de Cablevisión para dedicarse al narcotráfico. Según consta en el procesamiento, al que tuvo acceso Perfil, el joven usaba como pantalla un inexistente negocio de “importación y exportación de fruta con y sin carozo proveniente de chacras que poseía su padre, Wenceslao”, una actividad comercial de la que no se encontró ningún registro.
En una de las escuchas, los Bezic hablaron de “ir a la AFIP para hacerse monotributistas y comenzar a blanquear un poco”. Les preocupaba que el ex gerente no podía justificar su crecimiento económico –construía una casa en dos lotes del Country Club San Isidro Labrador y cambió un VW Gol por la Vento y una Amarok–. También tenía que explicar sus continuos viajes a Salta –donde fue fotografiado junto a Fernández– y a Uruguay.
Para el juez federal Carlos Ferreiro Pella, “Wenceslao se desempeñaba como una especie de consejero de Vladimir”. El padre, de origen croata, cuenta con un extenso prontuario vinculado a drogas y estafas en diferente países. En una de las conversaciones telefónicas, anima a su hijo a continuar con el negocio ilegal:
Vladimir: Sigue dando frutos eso.
Wenceslao: Bueno, con paciencia las cosas se alcanzan.
V: Sí, la verdad que sí, estamos mejor que nunca.
En otra oportunidad, el hijo le pregunta por unas bolsas rotas: “A ver qué solución se te ocurre. Para que lo pienses. ¿Vos sabés que de los treinta bultos, nueve, ocho vinieron desarmados? O sea, en su paquete original, pero se ve que en el traslado se rompieron. Quedó todo desarmado”. El croata responde: “Es lo mismo. Controlá el peso. La calidad es la misma así que no hay problema. Lo encintás bien y chau”.
Hermanos. Wenceslao es la perfecta antítesis de su hermano menor. Mientras el primero recorría prisiones argentinas y extranjeras, el segundo elegía otro camino: la religión. Iván Bezic es párroco de Río Colorado donde mantiene, a sus 82 años, una activa participación en la comunidad e influencia política. “Si tengo que decir algo, lo tendré que hacer dentro del grupo familiar”, anunció al diario Río Negro cuando se conoció la noticia que implicaba a su hermano y su sobrino. “Lo que más lamento es que le arruinó la vida al chico (Vladimir) y a la familia, donde tienen un bebé de dos años. Porque mi hermano ya tiene la vida hecha y a esta altura no creo que le importe, pero al hijo sí le cagó la vida”, agregó. El párroco señaló que es una “situación dolorosa para mi familia” y dijo: “No quiero abrir juicio de valor sobre sus vidas; en todo caso lo podría decir en la intimidad de la familia”.
Según los medios locales, el padre Iván llegó a Río Colorado como sacerdote en 1963 y “fue el impulsor de la construcción de diez capillas, una iglesia, un colegio primario en el Barrio Unión y un primario y secundario que tiene 930 alumnos”. Se trata del Instituto Gustavo Martínez Zuviría. Perfil intentó comunicarse con el cura, pero se negó a dar declaraciones.
Mientras tanto, su hermano “Wence” cumple prisión domiciliaria en General Roca, al cuidado de sus hijas por un balazo que recibió en un presunto robo en uno de sus viajes a Montevideo.